Tras los intensos estudios realizados en la zona, se determinó en abril de este año que la tragedia ocurrida el 15 de enero, en la que 9 personas murieron y otras 8 quedaron heridas tras el desplome de una parte del puente, fue producto de los errores de diseño en la obra a cargo de la empresa Coviandes.

La decisión de derribar la estructura se tomó luego del resultado de los estudios que determinaron que los cimientos se encontraban fuera de peligro, por lo que fue lo único que quedó en pie de esta obra en la que se habían invertido alrededor de 70 mil millones de pesos.

Según José Álvaro Jaramillo, de la empresa Atila, el uso de los explosivos controlados se hizo con el fin de disminuir la sismicidad, el impacto de la caída, el ruido y la dispersión del material.