La fragata alemana FGS Sachsen se encontraba en maniobras rutinarias, en la costa de Noruega, cuando el proyectil SM-2, de 4,5 metros y 680 kilos, explotó dentro del tubo de lanzamiento.

El acontecimiento provocó lesiones en dos marineros, sin embargo, aun cuando el estallido fue de gran magnitud, no hubo víctimas mortales.

Gracias a la fabricación especial de la batería de la fragata, blindada para evitar daños de proyectiles enemigos, solamente una parte de la estructura se destrozó por completo.