Nicolas recorre el barrio parisino de Montmartre con un balde de pegamento en mano. Coloca en cada esquina una foto gigante de su perro Bayou: un aviso que dice “se busca” en letras rojas.
“La tomé una vez que fuimos a la playa. Se ve su mancha en forma de corazón en su costado derecho. Hice 2.500 afiches. Me costaron como 1.000 euros. La próxima etapa será imprimir avisos de tres metros por cuatro y colocarlos al borde de la autopista. Quiero que toda Francia se entere que mi perro no está con sus dueños”, dice a RFI.
Fue aquí que vio a Bayou por última vez. Muestra en su celular la foto del hombre que se llevó a su perro, agarrándolo por la correa. Una imagen sacada de una cámara de seguridad. “Mi perro solía andar sin correa. Ese día sí se la puse y salió corriendo con la correa puesta. El ladrón sin duda la tomó y se lo llevó. Fuimos a poner la denuncia en la comisaría”, recuerda.
Nicolas y su pareja lograron localizar las cámaras de seguridad de la zona. “Fuimos tienda por tienda pidiendo ver grabaciones que mostraran la cara del ladrón. En una de ellas, un encargado nos confirmó que lo vio a las 7:02 pm. Le rogué a los policías que fueran a recuperar esas imágenes, pero no me dieron respuesta”. A los pocos días, la policía le anunció que habían cerrado el caso por falta de pruebas.
Desesperado, Nicolas decidió tomar las riendas de la investigación. Con sus amigos y vecinos del barrio, emprendieron una búsqueda que los llevó a recorrer varios puntos de la capital.
“Es complicado suponer los motivos del robo porque es una mezcla de raza criolla y ya tiene 6 años. No está castrado entonces puede que lo usen para reproducirse, para excitar perros de pelea, para venderlos a gente en sitios de anuncios en línea. Todo es posible. Es muy duro no saber dónde está”.
3.400 casos en 2022
En Francia, además de las drogas y las armas, las mascotas son la tercera mayor fuente de tráfico. La Brigada de Protección de Animales (BPA) es una asociación de policías voluntarios encargada de investigar y alertar sobre casos de maltrato y tráfico de animales.
“Los animales se venden por dinero. Las razas en especial interesan mucho. Las principales víctimas de este tráfico son los perros. No se puede rastrear el origen de una camada de cachorros”, explica Nathalie, su presidenta.
“Hoy en día, con la crisis económica, la gente busca nuevos ingresos. Hemos visto más particulares vender sus propios cachorros en redes sociales, sin identificarse como criadores de perros”, detalla.
El tráfico de animales se multiplicó por 10 en dos años. Pasó de más de 330 en 2020 a más de 3.400 en 2022. Existen redes de traficantes que importan a Francia animales provenientes de Europa y del Norte de África. “Hay gente que se aprovechó de la guerra para ir a buscar perros de raza en Ucrania y traerlos. Además de los perros, hay todo un tráfico internacional de animales silvestres. Todo tipo de especies transitan por España para llegar a Francia”, recalca Nathalie.
En el centro de París, en la isla de la Cité, existía cada domingo el mercado de pájaros. Una venta con centenares de jaulas repletas de aves domésticas, pero también silvestres. La asociación París Animales Zoopolis (PAZ) logró que se decidiera su cierre definitivo en 2022.
“Había puestos sin licencia de venta, o sea que colocaban jaulas con pájaros sin autorización. También había vendedores que proponían en el baúl de sus vehículos especies protegidas, cuya venta está prohibida en Francia. Las autoridades incautaron por ejemplo jilgueros, una especie de aves silvestres muy traficadas, en peligro de extinción”, explica a RFI Amandine Savinsens, fundadora de PAZ, asociación que aboga por la “prohibición pura y dura de todo tipo de venta de animales”.
Comercio y tráfico en línea
En 2024 quedará prohibida la venta de cachorros y gatitos en las tiendas. Así lo decidieron los legisladores franceses al votar en 2021 una ley sobre el maltrato animal. RFI contactó varias de estas tiendas. Todas se rehúsan a comentar públicamente los efectos que tendrá. El sindicato del sector estimó que al menos 50 de ellas cerrarán debido a la nueva legislación y 100 quedarán fragilizadas económicamente.
Sin embargo, los parlamentarios sostuvieron que el 80% de las mascotas se venden en internet. Si bien no prohibieron el comercio en línea, colocaron restricciones para la venta, como certificados y números de identidad, limitaciones a una camada por año de razas específicas y certificados veterinarios.
En el norte de París, en la localidad de Gennevilliers, se encuentra uno de los 60 refugios de la Sociedad Protectora de Animales francesa (SPA). Aquí reciben todo tipo de animales domésticos abandonados o incautados, para encontrarles familia.
En una de las jaulas vive Taiga, una perrita que hacía parte de una camada incautada en el archipiélago francés de Mayotte. “Nos dijeron que las incautaron a unos delincuentes que organizaban peleas. Estaban muy flacas y asustadas. Nos explicaron que en esa región del océano Índico la gente no paseaba a sus perros por temor a que se los roben”, dice Julie Rojo, responsable del refugio.
Según ella, hay razas que interesan las redes de tráfico más que otras, como los Pitbull o los Staffordshire Bull Terrier. Lo que en Francia llaman perros de “primera categoría”, que se pueden considerar peligrosos. “La gente los compra sin saber que requieren cuidados específicos y no logran ocuparse de ellos. A su vez los venden a alguien más, que puede usarlos para la reproducción o para combates”, deplora Rojo.
La SPA pide ciertos requisitos a las personas que buscan adoptar a sus animales, como “documentos de identidad, de domicilio, de ingresos, y los antecedentes penales”. Aún así, Julie Rojo dice que ninguno está a salvo de acabar en malas manos.
Feliz reencuentro
La historia de Nicolas y de su perro robado le dio la vuelta a las redes sociales en Francia. Después de haber participado en un programa de televisión, recibió un mensaje de una mujer. Señalaba haber visto a Bayou con dos personas en un tren de suburbio. Nicolas alertó a la policía y horas después pudo reunirse de nuevo con Bayou.
Las autoridades no lograron capturar al ladrón puesto que este le entregó el perro a un tercero que no había estado implicado en el robo y luego desapareció. Nicolas nunca supo por qué se había llevado a su perro. Ahora él y sus amigos buscan mejorar el manejo de estos casos por la justicia.
“Queremos reformar los procesos, sensibilizar a los policías para que representen la causa animal en las comisarías. Son detalles, como dejar de cerrar casos rápidamente bajo el pretexto de que no hay evidencias nuevas”, dice y agrega: “Nosotros tuvimos mucha suerte”.