Cuando Gustavo Petro consiguió una histórica victoria al convertirse en el primer mandatario de izquierda en Colombia, diversos analistas coincidían en que una eventual reelección de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil sería clave si la región quería articularse a nivel internacional. Y un grupo de expresidentes, cancilleres y académicos entendieron que esta era la oportunidad perfecta para intentar reimpulsar a la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur.

Fue el lunes pasado cuando Alberto Fernández (Argentina), Luis Arce (Bolivia), Lula da Silva (presidente electo de Brasil), Guillermo Lasso (Ecuador), Gabriel Boric (Chile), Gustavo Petro (Colombia), Irfaan Ali (Guyana), Mario Abdo Benítez (Paraguay), Pedro Castillo (Perú), Luis Lacalle Pou (Uruguay), Chan Santokhi (Surinam) y Nicolás Maduro (Venezuela) recibieron en sus escritorios una misiva. En ella, les solicitaban rearmar el pacto regional con miras a los desafíos vividos en los últimos años, resaltando la importancia de ponerse por sobre el color político de la administración de turno, ya que “la integración es hoy más necesaria que nunca”, argumentaron los signatarios de la carta.

El edificio Néstor Kirchner, complejo destinado a ser sede de Unasur antes de la disolución en la práctica del organismo regional ubicado en Ecuador. Actualmente, es propiedad del Estado ecuatoriano.

Entre los firmantes destacan los exmandatarios Michelle Bachelet, Ricardo Lagos (Chile), José “Pepe” Mujica (Uruguay), Rafael Correa (Ecuador), Dilma Rousseff (Brasil), Ernesto Samper (Colombia) y Eduardo Duhalde (Argentina), quienes afirman que un avance hacia la integración “permitiría alimentar un círculo virtuoso que fortalecería las instancias multilaterales y aportaría a un bien superior hoy día en peligro: la paz”.

Acciones concretas

En conversación con La Tercera, el expresidente colombiano Ernesto Samper confirmó que el bloque ya está trabajando en acciones concretas para la reestructuración de Unasur, dejando en claro que no son solo intenciones vanas. Entre las medidas, adelantó que realizarán modificaciones “al tratado constitutivo para introducir figuras que permitan una mayor democratización de mecanismos de integración”.

Considerando que “a partir de enero de 2023 tendremos en todos los países más grandes, sin ninguna excepción, gobiernos partidarios de retomar y fortalecer los procesos de integración”, afirma la carta de los exmandatarios, el expresidente colombiano aseguró que se apuntará a un sistema donde la integración no solo tenga que ver con políticos y diplomáticos, sino que incluya a la ciudadanía.

Para Celso Amorim, excanciller brasileño que firmó la carta, “el primer paso es manifestar interés. Aprovechar tal vez una reunión con Mercosur, o se puede hacer una mesa ampliada, siempre que se incluya a todos los países del sur”, dijo a La Tercera.

La posición del bloque se traduciría en que “solamente a través de la construcción de una ciudadanía latinoamericana podemos entregarles permanencia a estos mecanismos de integración, agregando a la fórmula de la integración no solo a los actores diplomáticos, sino ampliándola hacia los actores sociales, a los sectores empresariales, etc. Es decir, que compartan las metas de integración no solamente los gobiernos, sino también los actores”.

El excanciller chileno Heraldo Muñoz confirmó a La Tercera que, “efectivamente, la elección de líderes de izquierda democrática ayuda a repensar Unasur”, recalcando la necesidad de un ente transversal ideológicamente hablando. “La única manera de permitir que instancias como una nueva Unasur perduren, es asegurar su carácter pluralista, no ideológico y centrado en los temas de interés”.

Para Muñoz, quien también firmó la misiva enviada a los actuales mandatarios, en el centro de este resurgimiento deberán priorizarse temas como “migraciones irregulares, cambio climático, infraestructura, promoción de las inversiones y el comercio regional, energías renovables, posturas comunes frente a problemas como las emergencias sanitarias, etc.”, dijo.

Arriba, exmandatarios tras la creación de Unasur. Abajo, la siguiente ronda de expresidentes tras fundar Prosur. Foto: Archivo

“Chile puede contribuir a que la nueva Unasur tenga una estructura institucional más liviana y menos burocrática; con una secretaria rotativa en vez de tener una sede física o un Parlamento; sin la norma de unanimidad en las decisiones, y centrada en los asuntos que generen unidad. Nuestro país, con el Presidente Boric, puede ejercer un papel de puente entre posturas distantes”, aseveró el excanciller.

Cenizas y un posible retorno

Cuando en la primera década del siglo XXI las principales naciones de Sudamérica se propusieron formar un organismo de colaboración continental, esperaban lograr la llamada “integración regional”, donde los problemas y objetivos compartidos se trabajaran de forma regional.

Era el año 2008, y la mayoría del continente sudamericano se ponía de acuerdo en que era una opción viable para avanzar en el desarrollo. Pero en abril de 2018, Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Paraguay y Perú decidieron suspender indefinidamente su participación en Unasur.

La primera pista de un posible rearme llegó el 10 y 11 de noviembre pasado, cuando el Grupo de Puebla celebraba en Santa Marta, Colombia, un foro llamado “La región unida por el cambio”. Fue en el evento del organismo que reúne a políticos y académicos progresistas del mundo latino donde David Racero, el presidente de la Cámara de Representantes de Colombia, afirmó que se estaba generando el escenario ideal para que su país se reintegrara a Unasur.

Si bien en la práctica la Unión de Naciones Suramericanas dejó de funcionar en 2018, Bolivia, Guyana, Surinam y Venezuela siguen siendo parte. “Colombia jamás debió ser retirada de Unasur”, dijo el legislador, agregando que “esta es una gran oportunidad para restablecer y fortalecer los lazos de Latinoamérica”.

Cuando el lunes pasado llegaron las misivas, se confirmó la intención y razones de su resurgimiento. “Nos anima la necesidad de dejar atrás una historia de sueños rotos, promesas incumplidas y oportunidades perdidas”, parte declarando la carta, para luego insertarse de lleno en los problemas que, a su juicio, ameritan la presencia de Unasur.