En su discurso de apertura de la reunión anual de líderes mundiales de las Naciones Unidas esta semana, el secretario general Antonio Gutteres prometió -entre aplausos- que “no renunciaría” a intentar llevar alimentos y fertilizantes de Rusia y Ucrania a los mercados globales.

Después de que Rusia invadiera Ucrania en febrero de 2022, Naciones Unidas culpó a la guerra de empeorar la crisis alimentaria mundial y surgió un nuevo frente diplomático, con Moscú y Kiev luchando para ganarse a los más afectados: los países pobres y en desarrollo.

Esa batalla ha estado en primer plano esta semana en la Asamblea General de la ONU, donde los aplausos por los comentarios de Guterres el martes subrayaron el impulso de esos países, particularmente del hemisferio sur, para lograr que las potencias se centren en sus desafíos más importantes.

“Ya no estamos dispuestos a asistir a este desfile anual simplemente para prestar nuestra voz en apoyo de tal o cual conflicto global o para condenar a quien sea año tras año como el nuevo enemigo global”, dijo el primer ministro de Santa Lucía, Philip Pierre.

“Ninguna agenda global de una nación poderosa es más importante que la nuestra”, dijo a la Asamblea General.

Sin solución a la vista

Sin embargo, no está claro que las reuniones de esta semana en la ONU proporcionen algún alivio inmediato a los países que luchan por alimentar a sus poblaciones, específicamente la reactivación de un acuerdo histórico que había permitido la exportación segura de cereales ucranianos por el Mar Negro, el cual Rusia abandonó hace unos meses.

Guterres se reunió esta semana por separado con el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, y el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, y también se reunirá con el ministro de Asuntos Exteriores turco, Hakan Fidan, pero no hay avances a primera vista en los esfuerzos por reactivar el acuerdo negociado por la ONU y Turquía en julio de 2022.

La ausencia de cuatro de los cinco líderes de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU -el presidente estadounidense, Joe Biden, fue el único presente- ha profundizado el escepticismo entre las naciones en desarrollo.

“Así no se genera confianza. No es así como se muestra solidaridad. Eso no es rendición de cuentas ni liderazgo”, dijo el presidente de Malawi, Lazarus Chakwera, a la Asamblea General, refiriéndose a la ausencia de los otros cuatro líderes.

Ante las tensiones geopolíticas que se ciernen sobre las reuniones de esta semana -especialmente las rivalidades entre Estados Unidos, Rusia y China- los países en desarrollo aprovecharon al máximo su posición, dijo Richard Gowan, director de International Crisis Group para asuntos de la ONU.

“Los países en desarrollo saben que Estados Unidos, China y Rusia quieren su apoyo en la ONU. Aprovecharon con éxito su nueva influencia para asegurarse de que la ONU se centrara en sus preocupaciones económicas esta semana”, dijo Gowan.

En lo alto de esa lista está la crisis alimentaria mundial. Ucrania y Rusia son importantes exportadores de cereales y Moscú es también un gran proveedor de fertilizantes para el mundo.

“El mundo necesita urgentemente alimentos ucranianos y rusos y fertilizantes para estabilizar los mercados y garantizar la seguridad alimentaria”, dijo Guterres ante la Asamblea General.