Cada 15 de enero, Mónica Monsalve viaja desde Francia y llega hasta la tumba de Eduardo "Gato" Alquinta con un ramo de flores. Y acompañada del resto del grupo Los Jaivas, rinden homenaje a quien fuera el cantante del legendario grupo nacional.

En esta oportunidad, sin embargo, se conmemoran 10 años de la muerte del talentoso músico nacido en Valparaíso, quien dejó de existir un 15 de enero de 2003 tras sufrir un paro cardiorrespiratorio en el sector de La Herradura, donde pasaba sus vacaciones con la familia.

Tras una década de silencio su viuda,

Mónica Monsalve

, decidió hablar por primera vez con un medio,

difundida durante el fin de semana por

La Tercera

. Tras sus primeras palabras, la esposa de Alquinta cuenta lo que vive año a año al recordar la muerte de quien fuera su compañero por 30 años.

"

Ir al cementerio una vez al año es el mayor tributo que le rindo.

No es que pase buscando cosas ni que ande pensando en colgar fotos y recuerdos a cada momento en esta casa. Prefiero su tranquilidad", relata Monsalve.

La mujer cuenta además, que en alguna oportunidad habló sobre la muerte junto a su esposo, con quien se casó en diciembre de 2002 tras convertirse en abuelos. "Una vez, hablando de cómo quería ser enterrado, dijo:

'quiero que me suban a un cerro, me dejen ahí y me coman los cóndores'

. El encontraba que era lo más limpio y ecológico. Le encantaba esa idea. Pero para uno es muy fuerte imaginar algo así. Para partir, es ilegal y es algo chocante para las personas que quedan. Pero él era así de extremista", cuenta.

Como siempre, la muerte dejó varias ideas y planes inconclusos. Una de ellas era establecerse en

Pirque

, en una parcela que

Los Jaivas

habían adquirido en los 80. Ahí Alquinta iba a construir una casa con un estudio subterráneo. Luego de la pérdida, su ex esposa decidió alternar residencia en Santiago y Paris y desde hace un año vive en la amplia casa del Cajón del Maipo que comparte con su madre y hermanas.

"Por un lado,

esa ausencia es enorme y eterna

. Pero, por otro, ya han pasado 10 años y de alguna manera, uno sigue viviendo con la persona. Sobre todo en este caso, que hay una música y una presencia constante", expresa la mujer de Alquinta.