El premier polaco, Donald Tusk, y la fiscalía militar desmintieron hoy que se hayan encontrado huellas de explosivos en los restos del avión presidencial siniestrado en 2010 en Smolensk, donde perecieron sus 96 ocupantes, entre ellos el entonces Presidente de la República, Lech Kaczynski.

Tusk desmintió con ello informaciones del diario local "Rzeczpospolita" que en su edición de hoy aseguró que expertos polacos hallaron restos de materiales explosivos, concretamente trinitrotolueno y nitroglicerina, en 30 asientos y otras partes del avión.

La información publicada por el citado rotativo sirvió a los líderes del partido nacionalista-conservador y principal fuerza de la oposición, Ley y Justicia, para justificar su teoría de que el siniestro fue realmente un atentado.

El responsable de este partido, Jaroslaw Kaczynski, hermano gemelo del entonces jefe de Estado polaco, afirmó hoy que los nuevos indicios confirman que la tragedia no fue casual, sino un "crimen atroz".

"Exigimos la renuncia del gobierno de Donald Tusk. No puede ser que Polonia esté gobernada por personas que durante 30 meses han ocultado lo que ahora podemos decir que fue un crimen atroz", aseguró Jaroslaw Kaczynski.

Antes, la fiscalía general encargada de investigar el accidente ya había negado las informaciones de "Rzeczpospolita" y desmentido cualquier rastro de explosivos en los restos del aparato.

Posteriormente Donald Tusk compareció ante la prensa para desmentir lo publicado en el rotativo y pedir serenidad a la sociedad polaca.

Según "Rzeczpospolita", los expertos polacos no habrían podido determinar el origen del material explosivo encontrado en los restos del aparato, aunque algunas hipótesis apuntaría a que esos explosivos podrían proceder de artefactos de la II Guerra Mundial enterrados en la zona.

El accidente tuvo lugar en abril de 2010, cuando el avión presidencial de Polonia, un Tupolev 154 de fabricación rusa, se estrelló en el aeródromo ruso de Smolensk, en medio de una intensa niebla.

Todos los pasajeros fallecieron, entre ellos el entonces jefe de Estado y su esposa, así como importantes líderes civiles, políticos, militares y religiosos de Polonia, muchos ligados al partido nacionalista-conservador Ley y Justicia.

El informe ruso sobre el siniestro culpó a la tripulación y pilotos polacos de la colisión, ya que se decidió tomar tierra a pesar de las pésimas condiciones climáticas y las advertencias de la torre de control del aeródromo.