Varios asientos vacíos había ayer en la sala del Senado al inicio de la sesión de la tarde, que tenía en tabla escuchar a Harald Beyer y a su equipo de abogados. La intervención del suspendido ministro de Educación era el momento más esperado en el primer día del juicio por la acusación constitucional presentada en su contra. Sin embargo, la notoria ausencia opositora motivó a que el RN Baldo Prokurica hiciera un reclamo ante el presidente del Senado, Jorge Pizarro. Poco después, la ministra vocera, Cecilia Pérez, escribió en Twitter: "¿Cómo votarán informados?".

Así, con escaños que se fueron llenando paulatinamente, Beyer inició su discurso, en que intentó desestimar una a una las acusaciones de la oposición, defendió su gestión y reiteró que el ministerio tiene atribuciones limitadas para fiscalizar el lucro. Ese mismo planteamiento había sido el eje de su defensa en la Cámara, hace dos semanas.

Pero en un acto que sorprendió a la oposición, al oficialismo y al propio gobierno, Beyer incluyó un gesto a la ex titular de Educación Yasna Provoste (DC), quien fue acusada y destituida en 2008 por una mayoría de parlamentarios de derecha, algunos ex DC y ex PPD.

"Soy el segundo ministro de Educación que enfrenta una situación como esta. Chile no necesita que más ministros enfrenten una situación como esta. Así como la ministra Provoste no merecía esta destitución, tampoco creo que yo deba ser objeto de ella... Confío en que el honorable Senado votará en conciencia", dijo Beyer, quien agregó que "las diferencias de opinión no pueden zanjarse a través de la destitución de los ministros".

Mientras la primera frase fue explicada en círculos de gobierno como un "gesto" a la DC, la última sintonizó con el mismo argumento levantado por Michelle Bachelet tras la destitución de Provoste. El suspendido ministro no hizo ninguna mención directa a la ex presidenta, a pesar de las sugerencias de La Moneda de que sí lo hiciera. Sin embargo, y sin mencionarla, recordó que había participado en comisiones ad hoc de gobiernos concertacionistas.

En privado, algunos oficialistas no escondieron su sorpresa por el gesto de Beyer a Provoste, ya que contradecía un hecho que era motivo de orgullo en la centroderecha. Incluso, el candidato presidencial de RN, Andrés Allamand, lo define como "el principal hito opositor" en su libro La estrella y el arcoíris.

Sobre la mención a Provoste, la ministra Pérez dijo que "son casos muy distintos, pero en algo sí concuerdo: que no es por vía de las acusaciones (...) que nuestro país avanza en mejorar la calidad de la educación".

REFORZADA DEFENSA
A su llegada al Congreso, Beyer iba acompañado por los abogados Enrique Barros y Jorge Bofill, quien se sumó a la defensa este fin de semana. A pesar de que en la Cámara el equipo de Beyer había omitido los cuestionamientos al error que contenía el libelo, lo que le valió a Barros críticas privadas del oficialismo, Bofill centró su intervención en ese punto. A juicio del penalista, todo el proceso estaba "viciado" por ese error, que imputaba a Beyer normas aplicables al Ministerio del Interior. Los diputados comisionados ante el Senado insistieron en que Beyer había perdido la oportunidad de cuestionar la admisibilidad del libelo y que ese error no afectaba el fondo de las imputaciones.

Terminados los alegatos, Pizarro convocó hoy a una segunda sesión, para que los senadores fundamenten su postura y voten la acusación.

Aunque anoche hubo algunas conversaciones entre el gobierno y la oposición para buscar una salida alternativa a la destitución, desde La Moneda se afirmó que ya no había más espacios para ello. En el gobierno creen que una renuncia de Beyer implica un triunfo "doble" de la oposición, pues lograría su objetivo de sacar un ministro, sin pagar los costos por la acusación.