La última columna que el periodista deportivo irlandés David Walsh escribió para el Sunday Times en 2000, termina con una frase misteriosa y, a la larga, profética. "Mi resolución para este año nuevo es contarles la historia de un gran tramposo", escribió, sin dar nombres. Un par de días después, Walsh recibió una llamada inesperada.

-David, soy Lance Armstrong. No me gustó tu columna.

-Pero Lance, ¿qué te hace pensar que hablaba de ti?

-Claro que hablas de mí.

-Puede ser cualquier deportista en el mundo.

-Pues no me gustó.

Si bien Walsh albergaba sospechas desde que Lance Armstrong ganó su primer Tour de Francia en 1999, su cruzada por desenmascararlo comenzó con esa llamada, la confirmación que necesitaba para perseguir la historia hasta el final. Ese momento llegó el jueves pasado, cuando se transmitió la confesión de Armstrong a Oprah Winfrey.

Walsh, de 57 años, vio la entrevista en su casa de Cambridge, acompañado de un par de tazas de té y del periodista holandés Mark Belifante, quien prepara un reportaje sobre la incansable batalla del irlandés.

"Me gustó ver la entrevista con él, porque me apoyó en una conferencia de prensa en 2004, cuando Armstrong me desacreditaba públicamente. Mi carrera sufrió mucho. Las circunstancias son diferentes hoy", comienza diciendo a La Tercera el autor de tres libros sobre el tema: L.A. Confidential (2004), De Lance a Landis: Adentro de la controversia de dopaje en el ciclismo americano (2007) y Siete pecados mortales, mi persecución de Lance Armstrong (2012).

¿Le molestaron algunas de las respuestas evasivas de Armstrong?

No, no me enojé. Tampoco me reí. No tuve ninguna de esas reacciones, porque sabía cómo se darían las cosas. El debía mostrar arrepentimiento a nivel intelectual y sabía que tenía que pedir perdón y mostrarse como si lo lamentara. Sin embargo, a nivel emocional, me dio la impresión de que no fue capaz de hacerlo. Es parte de su carácter, no es capaz de arrepentirse.

¿No fueron auténticas sus disculpas?

El sabe que debiera estar arrepentido. Incluso creo que quiere estar arrepentido, pero no sabe hacerlo. Eso se notó por algunas cosas estúpidas que dijo en la entrevista, como "si no hubiera regresado en 2009, no estaríamos sentados aquí". En otras palabras, jamás hubiera confesado si no lo hubieran atrapado. Es como decir "el problema no es que haya hecho cosas malas, sino que me hayan descubierto". En otro momento dice, con mucho pesar, que perdió 75 millones de dólares en un día, sin recordar todo lo que sus trampas le costaron al ciclismo, a los muchos corredores que estaban limpios, a los fanáticos, a los periodistas que lo erigieron como héroe… Creo que en este momento, de lo que menos debiera acordarse es del dinero, pero prefirió hablar de sus auspicios perdidos.

¿En ningún momento de la entrevista sintió pena por Armstrong? ¿Empatizó con él cuando habló de la confesión a sus hijos mayores?

Sí, creo que fue la única parte, cuando habla de cómo su hijo Luke (13) lo defendía. Es bastante triste. Su hijo estaba defendiendo una mentira, sin quererlo. Debe ser difícil, pero no olvidemos lo que dijo antes de eso: si no lo hubieran atrapado, no hubiera reconocido nada.

¿Lo decepcionó que negara el encubrimiento de la UCI, o declinara hablar de otras personas, como del doctor Michele Ferrari?

No realmente, porque entiendo que cuando dices mentiras por tanto tiempo, 13 o 14 años, es imposible decir toda la verdad de una sola vez. Cuando te decides a contar la verdad en un caso así, lo vas a decir en etapas. Con cada entrevista que haga iremos sabiendo un poco más. Creo que él mismo se sorprenderá con toda la información que estará revelando.

En una entrevista, usted dijo que ahora puede cerrar un capítulo en su vida. ¿Acaso no quiere hacerle una última entrevista a Armstrong?

Por supuesto que sí. La razón por la que me gustaría entrevistarlo es para explorar junto a él por qué es de esa forma; cómo se transformó en un hombre tan frío, con tanto desdén por los demás. ¿Será que nació así o por cómo se crió? ¿O el ciclismo le hizo esto?

SIETE PECADOS
Algunas semanas atrás, Walsh recibió otro llamado especial desde Estados Unidos. Esta vez era una productora de Oprah Winfrey, pidiéndole antecedentes para presionar al defenestrado heptacampeón del Tour. El irlandés lo hizo con gusto. A cambio, fue mencionado por Oprah en más de una oportunidad y el ex ciclista se vio obligado a pedirle perdón al "maldito troll", como solía llamarlo. "Le daría mis disculpas a David Walsh", fueron sus palabras.

Usted esperó mucho tiempo por la confesión de Armstrong y, al final, incluso terminó recibiendo una disculpa pública. ¿La acepta?

Supongo que sí, pero si tuviera que elegir, preferiría hacerle la entrevista en vez de aceptar las disculpas. Todavía quedan muchas preguntas que hacer y respuestas que dar. Mi diario ya solicitó una, pero, al mismo tiempo, tenemos una demanda en su contra. Queremos recuperar el dinero que nos quitó su querella por difamación de 2006 (360 mil euros)… Pero con intereses.

 ¿Cómo fueron sus anteriores entrevistas con él?

Fueron dos entrevistas largas, cara a cara, pero hablamos muchísimas veces. Es un tipo frío. La última vez se mostró despiadado con todas las críticas o las dudas que uno pudiera tener. Nunca era capaz de acercarse a la verdad...

En su opinión, ¿tiene Lance Armstrong algún mérito por sus siete victorias en el Tour de Francia, tomando en cuenta que el dopaje estaba masificado dentro del pelotón?

No, absolutamente ningún mérito. No, cero. En el Tour de 1998, con el caso Festina, nos dimos cuenta de que había mucho dopaje en el ciclismo. Por eso necesitábamos que la carrera de 1999 fuera limpia, era muy importante. Todos quienes se doparon en 1999 se aseguraron que el Tour se mantuviera manchado. Fue un punto de quiebre. Si bien tú dices que el dopaje estaba masificado y eso es cierto, también había bastantes ciclistas honestos. ¡A ellos se los jodieron! Muchos de ellos se sintieron obligados a volver al dopaje y fue Lance Armstrong quien los obligó a hacerlo.

¿A qué se debe el nombre de su último libro? ¿Cuáles son los pecados de Armstrong?

Se llama Seven Deadly Sins (Siete pecados mortales) por sus siete victorias en el Tour de Francia. Cada triunfo suyo fue un pecado contra el deporte.