La competitividad de Chile bajó dos lugares, desde la posición 31 a la 33, de un total de 144 países, en el ranking que anualmente elabora el World Economic Forum (WEF), con la colaboración de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI).

Esta es la posición más baja desde que hay datos comparables y se aleja del lugar 22 que Chile alcanzó en 2004, su mejor lugar hasta ahora. Desde ese año bajó 11 ubicaciones.

El índice es calculado usando información pública y la Encuesta de Opinión Ejecutiva realizada por el WEF.

El ranking mundial lo lideran Suiza, Singapur y Finlandia. Aunque Chile cae en la mayoría de los 12 pilares que componen el índice, "se mantiene como la economía más competitiva de América Latina", constata el informe (ver infografía). Esto, pese a que Puerto Rico aparece ahora en el puesto 31.

Un marco macroeconómico sólido, con niveles muy bajos de deuda pública y superávit fiscal, así como instituciones públicas eficientes y transparentes e infraestructuras de transporte bastante bien desarrolladas, "proporcionan a Chile una base sólida para construir y mantener su liderazgo en competitividad en la región", destaca el reporte.

"Si bien el país retrocede dos puestos en el ranking, en términos relativos es bastante similar al año pasado (este año hay dos países más en el ranking)", señaló el ministro de Hacienda, Felipe Larraín.

El decano de la Escuela de Gobierno de la UAI, Leonidas Montes, indicó que "no es una caída tan dramática, pero sí es una señal de alerta", considerando que otros países de la región, como Perú, México y Brasil, han avanzado. "En entorno macroeconómico, vemos que Chile está mejor que los países desarrollados, mejor que la Ocde y mejor que los países latinoamericanos", agregó. En este sentido, el ministro aseguró que estos resultados "reafirman la importancia de la responsabilidad fiscal para mantener un ambiente macroeconómico estable y contribuir así a la competitividad de Chile".

El titular de Hacienda precisó que "Chile ha recuperado su capacidad de crecimiento en forma importante, con tasas sobre 6% en 2010 y 2011, y el primer semestre de 2012 con 5,4%, pese a la delicada situación internacional".

El informe resalta el desarrollo del sistema financiero, las políticas de libre mercado y la apertura económica, que "han dado lugar a mercados flexibles y eficientes que aseguren una buena asignación de los recursos". Uno de los mayores avances se da en el ítem de número de días para crear una empresa. Chile pasó del puesto 84 al 25, tras bajar los días de 22 a siete.

Entre los aspectos negativos se observa una caída en la fortaleza de las auditorías (de 26 a 45), la eficacia de los consejos corporativos (de 23 a 37) y la protección a los intereses de accionistas minoritarios (de 30 a 48), lo que Montes atribuye a la influencia del caso La Polar en la percepción de los encuestados.

El WEF también plantea desafíos en áreas donde Chile está débil. El primero de ellos, y por segundo año consecutivo, es mejorar la calidad del sistema educativo (91º), "que ha creado un acalorado debate público en el país". De hecho, el peor lugar del ranking es el 119 que obtuvo la calidad de educación primaria.

El WEF, además, indica que se debe aumentar el uso de las tecnologías de la información y fortalecer los sistemas de investigación e innovación, señalando que "el aumento de la competitividad estará condicionado a abordar con éxito estas debilidades".

FRAGILIDAD GLOBAL

En su análisis general, el WEF dice que la economía mundial está "aún frágil" y que el crecimiento global "sigue en mínimos históricos por segundo año consecutivo", particularmente en las grandes economías emergentes y desarrolladas. "La economía mundial se enfrenta a una serie de retos importantes y relacionados entre sí, que podrían dificultar una recuperación genuina después de media década de crisis económica en gran parte del mundo, especialmente en las economías más avanzadas", alerta el reporte. Advierte, además, que la posibilidad de que Grecia y quizás otros países abandonen el euro ya tiene una "perspectiva distinta", con consecuencias "potencialmente devastadoras" para la región y el mundo.