Tras el fenómeno de La marcha de los pringüinos (2005), surgió esta cinta ambientada en Africa meridional. Y si bien los límites del género documental son muy laxos, se advierte que, en su afán por enganchar a todo espectador, la echa mano a recursos de la ficción en la línea de series como Africa, la indomada. En el desierto de Kalahari vive una familia de suricatas, parientes de la mangosta y muy famosos desde El rey léon. A través de uno de sus miembros, Kolo, se cuentan las pellejerías que atraviesan estos mamíferos camino a la adultez: desde conseguir alimento cuando la sequía arrecia hasta esquivar a los depredadores. La dramaturgia, así como la puesta en escena, con cámaras en lugares increíbles, crean suspenso y tensión, mientras el lado didáctico del asunto pasa más bien de contrabando.