Poco más de tres años han pasado desde que Eduardo Vargas salió de Universidad de Chile con el cartel de goleador de la Copa Sudamericana. En total, ya pasaron 38 meses desde que hizo las maletas para recalar en Napoli. Y aunque equipos y oportunidades no le han faltado en el extranjero, lo cierto es que a nivel de clubes, poco queda de aquel jugador que deslumbró al continente con la camiseta azul.
Su sequía goleadora en ligas resulta llamativa. Mientras con la camiseta de la Selección es por lejos el máximo artillero desde la llegada de Jorge Sampaoli (16 de sus 18 tantos en la Roja los anotó con el casildense), a nivel de clubes su efectividad llega a niveles alarmantes. Tanto, que en poco más de tres años, en 111 partidos disputados, acumula los mismos festejos que con la camiseta de la Selección.
Su actualidad en Inglaterra es menos que discreta. Apenas un tanto con la camiseta de Queens Park Rangers, su actual club, al que arribó en septiembre pasado con el cartel de figura, es el más fiel reflejo de su ineficacia. Pero esto no es un problema nuevo.
Desde que pisó suelo europeo se le cerró el arco. En Napoli, su primer destino, apenas tuvo tres festejos, todos en un mismo partido de Europa League. Los nueve tantos que convirtió con la camiseta de Gremio en 2013 lo volvieron a poner en la vitrina, pero su posterior paso por Valencia otra vez tuvo un sabor agridulce: apenas cinco conquistas.
"Él es un hombre de afectos. Necesita que lo estén cuidando y hablando permanentemente. En Europa es distinto, ya que no se dan este tipo de relaciones. Más encima ahora lo ubican como lateral volante, donde no tiene ninguna posibilidad de rendir", asegura Jorge Aravena, el técnico que lo hizo debutar con la camiseta de Cobreloa en 2006.
Hoy, ante Arsenal, Vargas tendrá la chance de romper una sequía que desde hace tiempo ya viene preocupando a Jorge Sampaoli.