En educación, las lecciones de cómo hacer bien las cosas siempre se enfocan en países de grandes recursos. Por lo que, para muchas naciones, con presupuestos escasos y altos niveles de pobreza, resulta casi imposible emularlos. No es el caso de Polonia, que, pese a tener un ingreso per cápita similar al chileno y pese a que hasta hace cinco años arrastraba una inflación y déficit fiscal elevados, hoy es visto como un ejemplo a seguir en materia de educación.

En seis años pasó de ser uno de los países con mayores desigualdades educativas de los que rinden la prueba Pisa a uno de los más igualitarios. En 2000, la diferencia de rendimiento entre escuelas era de 63% en lectura y 54% en matemáticas, una de las más altas de la Oecd. Para 2006, la diferencia entre escuelas se redujo a 16% en lectura y 15% en matemáticas.

Además, es, junto a Chile y Corea, de las naciones que más mejoraron sus resultados en lectura. Entre 2000 y 2006  subió 28 puntos en Lenguaje, quedando en 508 puntos, en la novena posición entre los países y, por primera vez, en su historia por sobre el promedio de la Organización para la Cooperación para el Desarrollo Económico. En matemáticas llegó a 495 puntos y está por sobre Estados Unidos y España.

EJEMPLO A SEGUIR
Fue el propio director de Pisa, Andreas Schleicher, quien, de visita en Chile, mencionó a Polonia como un ejemplo a seguir. "En pocos años ellos consiguieron moderar el impacto de la situación socioeconómica de sus alumnos. Y, en Chile, uno de los grandes problemas es ese", dijo el experto a La Tercera.

Más bien parece un milagro, pero es el resultado de políticas públicas que comenzaron a aplicarse en 1999. La primera fue el retraso en un año, de los 15 a los 16 años, en la elección de las modalidades técnica o científico humanista en la secundaria. Es decir, en vez de hacerse en noveno año, la decision se trasladó a décimo grado.

Hasta antes del cambio, los estudiantes de 15 años de las escuelas técnicas eran los de peores resultados en Pisa, en parte, porque habían desechado la opción de entrar a la universidad y, por lo tanto, estaban abocados a otras materias. "Con el retraso en un año de la decisión, ambos tipos de estudiantes reciben más formación de un currículo similar y las expectativas de los estudiantes son más altas", explica Juan Pablo Valenzuela, del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile.

La segunda medida obligó a las escuelas a recibir a niños que vivan en el barrio, sin importar su rendimiento. En la práctica, ello ha significado mezclar a alumnos con un buen nivel educativo con otros vulnerables. Hoy más del 60% de los estudiantes va a la escuela del lugar en el que vive (la cifra es una de las más altas de Europa). En Chile, en cambio, menos del 10% de los directores reporta que la residencia en un área es requisito para entrar a un colegio.

El efecto sobre el desempeño de los alumnos más vulnerables fue inmediato: en el área de ciencias, en el 2000, un cuarto de los alumnos estaba bajo el nivel básico de conocimientos, para 2006 el número bajó a 16%. Algo similar ocurrió en matemáticas y lectura. Los alumnos más aventajados también se beneficiaron. La proporción de escolares en los niveles altos de desempeño en ciencias subió de 25% en 2000 a 35% en 2006.

EL 90% DE LOS DOCENTES TIENE MÁSTER
Otro de los factores que más incidirían en los buenos resultados de Polonia es su alta formación docente. "Todo indica que los profesores de Polonia tienen competencias que permiten lograr mayores aprendizajes en los estudiantes que en Chile", explica Juan Pablo Valenzuela, del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la U. de Chile. Más del 90% tiene formación de máster y participa en capacitaciones pagadas por el Estado. La mitad de los maestros recibe mejores salarios por el rendimiento de sus alumnos.