Señor director:

El doctor Sergio Valenzuela, en su carta publicada ayer, se refiere al proyecto de ley enviado por el gobierno que despenaliza el aborto y que la próxima semana se votará en la Comisión de Constitución del Senado, señalando en cuanto a la segunda causal en discusión, que es problemático asegurarle a una madre si su hijo vivirá o no vivirá, y que en algunos casos, ellos viven "más allá de lo anecdótico". Agrega que con un diagnóstico de inviabilidad se elimina toda posibilidad de ayuda hacia la mujer, su pareja o su familia.

Sobre la primero, se me viene inmediatamente a la mente -solo a modo ejemplar- el diagnóstico de anencefalia, pues inclusive ante esa dramática y extrema situación, puede existir sobrevida (horas, días, meses inclusive), pero se sabe con absoluta certeza que ese ser no podrá vivir su propia vida y morirá inexorablemente, sin que esa sobrevida tenga algún sentido para sí mismo. Por tanto, reitero lo dicho: debemos asumir que en esta causal los derechos de la mujer se ven altamente afectados y reconocer honestamente la imposibilidad de hacerle un bien al ser en gestación. En mi libro, me refiero más en detalle a lo acá señalado.

Sobre lo segundo, creo firmemente que aun cuando la situación en sí misma es altamente compleja en términos emocionales, la mejor ayuda que puede recibir la mujer de parte del Estado -además del necesario apoyo sicológico- es respetar su opción, pues es la imposición estatal la que transforma esta experiencia en una tortura, según lo han reconocido diversos organismos internacionales, como el Comité de Derechos Humanos de la ONU.

Karen Espíndola

Autora del libro "Mi Testimonio. Aborto, Estado e Hipocresía en Chile"