El dirigente de Al Qaeda Abu Anas al Libi, detenido en la madrugada de ayer en una operación militar en Libia, era uno de los hombres más buscados por EE.UU., que lo acusa de planificar los ataques en 1998 contra las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania.

Nacido como Nazih Abd al Hamid al Rughay en 1964 en la capital libia, Trípoli, Al Libi también poseía otros alias: Anas Al Sabai y Nazih Al Raghie. Al Libi se unió a Al Qaeda a finales de los 80 o comienzos de los 90, y formaba parte del consejo que dirige la red. Huido de Libia por oponerse al entonces régimen de Muammar Gaddafi, su primer encuentro con el entonces máximo líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, tuvo lugar en Sudán en 1992.

No obstante, Al Libi tuvo que abandonar ese país tras las presiones del régimen de Gaddafi sobre Sudán, y se trasladó primero a Siria, después a Qatar y, más tarde al Reino Unido, país en el que obtuvo asilo político.

Sus amplios conocimientos de informática lo convirtieron en un experto en computadores de Al Qaeda, según testificó en EE.UU. el antiguo contable de Al Qaeda Jamal Ahmed Al Fadl.

Según la justicia estadounidense, Al Libi formó parte en la organización de los atentados del 7 de agosto de 1998 contra las embajadas de EE.UU. en Kenia y Tanzania, en los que murieron en total 229 personas. Al parecer tomó las fotos de la embajada en Nairobi, que fueron usadas por Bin Laden para marcar presuntamente los lugares donde deberían ser colocados los explosivos.

En 2000, escapó de Reino Unido, después de que EE.UU. dictara una orden de arresto contra él. En su departamento de la ciudad de Manchester se halló una copia del denominado "manual del terror", titulado "Estudios militares en la guerra santa contra los tiranos", en el que Al Qaeda daba instrucciones para asesinar civiles, bombardear objetivos y derribar gobiernos laicos para cambiarlos por regímenes islámicos. Las autoridades de EE.UU. lo situaron en 2003 en Afganistán, después de que en 2002 se anunciara erróneamente su detención en Sudán.

Tras su captura del fin de semana, el gobierno de transición de Libia criticó duramente la acción en el país de unidades especiales de EE.UU. y exigió una explicación por el "secuestro" de un ciudadano libio.