Ante 90 mil personas en el emblemático Wembley, el británico Anthony Joshua venció al ucraniano Wladimir Klitschko en el décimo primer asalto y conservó el cinturón de los pesos pesados de la Federación Internacional de Boxeo.

Con 27 años, Joshua se convirtió en la sensación del deporte británico y mundial, y no es para menos: su récord de 19-0 en el ring los últimos tres años y medio fueron coronados de la mejor manera ante el récord mundial de espectadores en un evento de este deporte.

Hijo de padres nigerianos, toda su vida -inclusive hoy siendo el campeón del mundo- estuvo alejado de los grandes lujos. Actualmente vive con su madre en Golders Green, un suburbio al norte de Londres. "Todo lo que necesito es un sitio en el que dormir", señala.

Aprendió a boxear y pronto combatió de forma amateur, mientras repartía su tiempo en la construcción: para ayudar económicamente a su familia, las oficiaba de albañil. pero su camino hacia el éxito se vio truncado antes que ganara el oro olímpico en Londres 2012.

Joshua fue arrestado por tráfico de marihuana luego de que la policía le descubriera 225 gramos que portaba en un bolso deportivo. Se declaró culpable, cumplió con presión preventiva y debió realizar 100 horas de trabajos comunitarios. La experiencia lo hizo fuerte, se dedicó de lleno al boxeo y de ahí vinieron los triunfos olímpicos y planetarios.

"Soy un campeón fuera del ring. En primer lugar, soy un buen hombre, un hombre de familia y me encanta la vida. La lucha es divertida, pero no lucho por los cinturones o el dinero: simplemente lo disfruto", afirma el rey del cuadrilátero.

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