Una historia de héroes y villanos. Para muchos fanáticos, Usain Bolt representa los nuevos valores del atletismo, del juego limpio y los egos grandes. Justin Gatlin, en cambio, por sus sanciones de dopaje ha sido siempre cuestionado y resistido por muchos.

Y hoy, en el final de la alta competencia del astro que revitalizó el atletismo en el mundo, ese villano se quedó con el oro. Bolt, en cambio, quedó relegado al tercer puesto. Un bronce amargo e impensado para quien estuvo acostumbrado siempre a imponerse.

El estadounidense estuvo fino en la carrera y en 9"92 aguó la despedida del hombre más rápido en la historia. Su compatriota y principal sucesor en la velocidad, Christian Coleman, se quedó con la plata, en 9"94. Bolt, ovacionado por todos, finalizó en 9"95.