Eran cerca de las 21.00 de anoche cuando la sonda que mayor avance presentaba detuvo sus labores. El cambio de una broca, producto del desgaste, se producía cuando había alcanzado los 696 metros de profundidad, a unos cuatro metros de llegar donde se estima se encuentran los 33 mineros atrapados. Por primera vez en 13 días, surgía una posibilidad de determinar si estaban o no con vida los trabajadores.

El problema mecánico obligaba a retrasar por unas seis horas los trabajos, tiempo que demora extraer del pozo los tubos de tres metros que componen la pieza perforadora. Sin embargo, se esperaba que a primera hora de esta mañana la perforación finalmente alcanzaría una de las galerías cercanas al refugio de la mina,de acuerdo con los planos de la minera San Esteban Primera. Estos planos, sin embargo, contendrían imprecisiones significativas, según fuentes de Codelco.

Horas antes, tras informar los avances a La Moneda, el ministro de Minería, Laurence Golborne, y el jefe del comité de expertos de la búsqueda, André Sougarret, oficializaron la situación a la prensa y los familiares reunidos en el campamento Esperanza.

Sougarret dijo que se necesitaban entre "ocho y 10 horas" para resguardar los contornos de la perforación y enviar una cámara que permitiera "tomar contacto real" con lo que ocurre abajo.

"Hay que asegurar el pozo y para eso vamos a desarrollar una labor de 'encamisado' y, posteriormente, bajaríamos la sonda, que tiene cámara de televisión y audio", explicó.

Sin embargo, mineros que trabajan en las labores de sondaje anoche planteaban otra alternativa, más simple, para intentar hacer contacto rápidamente: lanzar por la cavidad una cuerda con un peso, que en la superficie estuviera atada a una campana.

El ministro, por su parte, pidió "calma". Sostuvo que "no es que estemos a punto de tener contacto, tenemos una sonda que está bien orientada para llegar a alguna galería y tiene, por lo tanto, algunas probabilidades de golpearla".

PROFUNDA CRITICA
Fuentes próximas a la excavación explican que aunque hubiera ocurrido un derrumbe, esto no implica que los mineros hayan sido alcanzados por rocas, ya que podrían estar en otra galería.

Además, señalan que, independientemente de cuándo se produzca el "contacto", el rescate tardaría de 10 a 12 meses.

Sobre las posibilidades de rescate, sostienen que ensanchar las sondas ya construidas es inviable. Durante la tarde, Sougarret había planteado que un ingreso por el cerro San Antonio, contiguo al San José, tardaría sobre un año.

En otro tema, pasadas las 17.00 llegó hasta el campamento Esperanza el fiscal regional de Atacama, Héctor Mella, quien explicó que no hay investigación en torno a los mineros, ya que se desconoce si están vivos y en qué condiciones.

En tanto, el abogado de los dueños de la mina, Hernán Tuane, dijo a CNN que "si el peso de la ley debe caer sobre mis clientes, tendrá que ser así" y que en caso de decretarse la quiebra de la empresa, los trabajadores y sus familias serán de quienes primero se preocupen. "Mis clientes van a responder", puntualizó.

EXPECTACION DE FAMILIARES
El improvisado campamento Esperanza ayer lucía diferente. Lo distinto no era el calor nortino ni la cantidad de gente, ni tampoco la presencia de las autoridades.

Se trataba de la expectación de los familiares de los 33 mineros atrapados en la mina San José, quienes gritaban "Viva Chile" tras recibir la confirmación de que una de las sondas había superado los 612 metros de profundidad. Cuando a las 19.24 se informó que habían llegado a los 670, ésta creció más todavía.

A esta expectación se sumó la llegada de la bandera chilena que se convirtió en emblema del terremoto del 27 de febrero. Dos columnas de personas se apostaron en la entrada al campamento para recibirla. La portaba su dueño, Daniel Marín.

"Este es el símbolo del apoyo de los chilenos a los mineros. Les venimos a pedir que reciban esta bandera en nombre de todos los chilenos", afirmó.

Esta fue entregada a Wilson Avalos, tío de Renán y Florencio Avalos. Minutos después fue izada en lo alto del cerro San José, justo al centro de las 33 pequeñas banderas que simbolizan a cada uno de los operarios atrapados.

"Nos llena de orgullo y esperanza", comentó Avalos por la tarde.