El líder supremo iraní, el ayatola Ali Jamenei, pidió el domingo a los partidarios del gobierno que no acusen a miembros de la oposición de ser delincuentes sin tener pruebas, en un aparente indicio de que el gobierno islámico está suavizado su tono con los críticos de las elecciones presidenciales de junio.

El ayatola Ali Jamenei, quien tiene la última palabra en cualquier decisión política en Irán, dijo que, aunque la confesión de un sospechoso es admisible, su testimonio o acusaciones no deberían ser usados para implicar a otros en el ambiente de tensión que se vive tras la reelección del presidente Mahmoud Ahmadinejad.

"No tenemos el derecho de acusar sin pruebas", dijo Jamenei en un discurso que marcó el final del mes de ayuno del Ramadán. El ayatola pidió a las fuerzas de seguridad y judiciales que persigan a delincuentes dentro del marco de la ley. El discurso fue televisado en directo.

"Lo que un sospechoso diga en la corte contra un tercero no tiene validez legítima", dijo Jamenei.

El líder persa no habló de nadie en específico, pero sus comentarios parecieron referirse a algunos detenidos que aseguran que el ex Presidente Hashemi Rafsanjani y otros reformistas apoyaron al líder de la oposición Hossein Mousavi en las elecciones presidenciales del 12 de junio para debilitar a Jamenei.

Los reformistas aseguran que Ahmadinejad venció a Mousavi en las elecciones mediante maniobras fraudulentas.

Decenas de miles de personas salieron a las calles para protestar por los resultados electorales, provocando enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.

Durante los disturbios, cientos de personas fueron arrestadas y decenas presentadas después a las cortes en juicios multitudinarios. Algunos miembros de la oposición dicen que 72 personas murieron, casi el doble de las cifras que da el gobierno.