El ministro de Hacienda brasileño, Guido Mantega, no logra calmar a los tenedores de bonos respecto de los riesgos de invertir en su país en momentos en que los bonos locales tienen el rendimiento más alto en ocho meses en comparación con valores similares que se venden en el exterior.

La brecha entre los rendimientos de la deuda de Brasil en moneda local con vencimiento en 2023 y los pagarés globales del país con denominación en reales y vencimiento en 2024 superó la semana pasada los 3 puntos porcentuales por primera vez desde mayo, apenas antes de que Mantega anunciara a principios de junio que eliminaría un impuesto de 6% a las compras de bonos locales por parte de extranjeros, lo que contribuyó siete semanas después a que la brecha alcanzara un bajo nivel casi récord.

Desde entonces, los rendimientos han subido conforme se profundiza el pesimismo en relación con la administración económica de Brasil, dijo Michael Roche, un estratega de mercados emergentes de Seaport Group LLC. Los tenedores de bonos locales siguen siendo vulnerables a los cambios de políticas, dijo.

"Hay implicaciones de riesgo, tanto político como en cuanto a regulación", dijo Roche por teléfono. "Pasaría a dependerse de los caprichos de las políticas de incentivo y desaliento a la inversión extranjera".

En octubre de 2009, Mantega estableció el impuesto a las compras de bonos locales por parte de extranjeros para reducir la presión ascendente sobre el real. En julio de 2011, instrumentó un gravamen de 1 por ciento a las apuestas contra el dólar en el mercado de futuros, y en marzo de 2012 instituyó un impuesto de 6 por ciento sobre algunos préstamos extranjeros.

Retiro de impuestos

Mantega empezó a revertir los impuestos el año pasado a medida que el real caía por temor a que un menor estímulo monetario en los Estados Unidos y Europa llevara al capital a desplazarse de los mercados emergentes a los países desarrollados. El real declinó 13% en 2013, el peor desempeño entre las monedas de mercados emergentes que analizó Bloomberg después de las de Argentina, Indonesia, Sudáfrica y Turquía.

A los efectos de contener la inflación, las autoridades brasileñas han subido las tasas de interés de referencia en siete reuniones consecutivas y las han llevado a 10,5%, lo cual, a su vez, ha impulsado la demanda de deuda del país por parte de los inversores, a quienes les resulta más fácil comprar la deuda en el exterior que en Brasil, dijo por teléfono Kenneth Lam, un estratega de Citigroup Inc.

La oficina de prensa del Ministerio de Hacienda se negó el 31 de enero a hacer declaraciones sobre la percepción del riesgo de comprar deuda local. Mantega dijo en una entrevista del 28 de enero que no observa una huida de capitales del país.

La volatilidad de los mercados emergentes podría hacer temer a algunos inversores la posibilidad de que las autoridades instrumenten medidas que puedan afectar a los tenedores de bonos extranjeros, dijo Flavia Cattan-Naslausky, estratega de mercados locales de RBS Securities Inc. "Podría pensarse que los bonos locales tendrían que rendir aun más para llevar a los inversores a comprar y correr esos riesgos", dijo en una respuesta por correo electrónico.