Durante más de tres décadas, Ricardo Mateos Sáinz de Medrano se ha dedicado al estudio de la historia y la genealogía de las familias reales de Europa, en especial la de España, temas que ha abordado en libros como Felipe y Letizia, el compromiso real (2004), Nobleza obliga (2006), La reina Sofía (2008) y Estoril, los años dorados (2012). En entrevista con La Tercera, el historiador español analiza las repercusiones de la abdicación del rey Juan Carlos y los desafíos para su sucesor, el príncipe Felipe.

A su juicio, ¿cuáles son las razones de fondo por las que el rey abdicó? ¿Cree que era el momento adecuado para hacerlo?

Yo creo que las razones de fondo son realmente las que ha dicho el rey. Estimo que no era el momento, tenía que haber aguantado y seguido como rey. En ese sentido, nunca he sido partidario de la abdicación. Creo que había otras fórmulas. Ahora bien, ¿por qué ahora? Hay un desgaste físico, el rey es un señor mayor. Por otra parte, creo que la crisis de Cataluña ha sido importantísima, pienso que es una cosa que el rey siente que no podía manejar, le toca demasiado emocionalmente. Y creo que también es importante el resultado de las elecciones europeas y la sensación de que se requiere un cambio, un rejuvenecimiento, que es lo que el rey ha dicho. A mí me parece que esas son las razones realmente de peso. No creo que haya otras o que haya una agenda oculta, como dicen algunos.

Sobre su legado, ¿cómo cree que va a ser recordado Juan Carlos?

A pesar de todos estos escándalos, va a ser recordado como una figura de mucha altura, y esto es un problema con el que el príncipe se va a encontrar. La dimensión internacional de España es en gran parte debido al rey. La imagen pública en el extranjero, en Latinoamérica, los negocios que el rey ha posibilitado internacionalmente, creo que no se están viendo todavía. Creo que el cómputo general es absolutamente a favor del rey. El desafío del príncipe es que tiene una vara alta, porque el rey tiene una dimensión internacional que no tiene, desde luego, ningún presidente del gobierno español.

Precisamente sobre los desafíos de Felipe, el experto en realeza José Apezarena considera que el reto del nuevo monarca será "construir su historia en un tiempo de normalidades, que es más costoso". ¿Cómo lo ve usted?

Me parece un muy buen análisis el de Pepe Apezarena, porque es verdad que para el príncipe es mucho más difícil. Es mucho más difícil porque, si bien es verdad que se encuentra con una construcción (una democracia establecida), también se encuentra con muchos problemas. Y, por otra parte, el príncipe no ha tenido la vida tremenda que tuvo el rey. El rey es un hombre que ya desde niño tuvo que aprender muchas cosas muy rápido, que tuvo que manejarse en una cuerda floja muy difícil, y que en el momento en que ascendió al trono había en España una voluntad de salir adelante que era común. Hubo todo un consenso y una sensatez que en estos momentos no sé si está. Al día de hoy, España está mucho más fragmentada y eso es un reto muy grande.

Me imagino que otro de los desafíos de Felipe es replantear la institución de la realeza en España. Tras el intento de golpe del 23 de febrero de 1981, muchos españoles se consideraban juancarlistas, más que monárquicos. ¿Ahora es el tiempo de los felipistas?

Felipistas no va a haber, juancarlistas sí. Hay que tener en cuenta que en 1975, la historia de la institución monárquica estaba completamente olvidada en España, era una cosa barrida por el régimen de Franco. El rey construyó una cosa nueva y con su propio nombre. De ahí esto del juancarlismo, donde el énfasis se ha puesto sobre la figura y no la institución, que yo creo que ha sido un error. Ahora se está queriendo corregir eso. Al príncipe se le va a ver dentro una institución más alta, que es la Corona. Hasta ahora, al rey se le había visto como una figura en solitario. En ese sentido, yo creo que el príncipe tendrá que hacer algunos cambios. El príncipe no tiene o no le hemos visto todavía este "tirón" popular, esta cercanía, este campechanismo español que tiene el rey y que es indudable. Por otra parte, hay otra cosa, que es que la princesa de Asturias no es la reina Sofía, por lo que hemos visto hasta ahora. La pregunta en el aire al día de hoy es: ¿Y Letizia va a saber dar la talla? La reina deja también la vara muy alta. Sofía es la última reina de Europa nacida en la sangre real, la última consorte, y Letizia es la primera reina de España que no es princesa de nacimiento, y eso tiene muchas connotaciones también.

¿Qué rol se espera que juegue Juan Carlos a partir de ahora?

Creo que el rey, justamente por la gran figura que es, se convierte en una figura muy incómoda, porque ¿qué haces con él? Es necesario que Juan Carlos y Sofía tengan un papel de representación, porque no pueden pasar a la sombra dos figuras tan grandes de forma inmediata. Iremos viendo, porque yo creo que esto está todavía por escribir. Pero es difícil, porque el rey tiene un nombre y una presencia que el príncipe todavía no puede tener.