Un robot a control remoto "disfrazado" de un pequeño pingüino emperador logró mezclarse con estas asustadizas aves en la Antártica, abriendo una oportunidad para poder conocer más sobre esta especie.

El objetivo de este robot era estudiar la conducta de los pingüinos en su propio hábitat sin causarles perturbación, sobre todo en momento críticos, como cuando están anidando.

Los pingüinos emperador son notoriamente tí­midos. Cuando los investigadores se acercan, normalmente se retiran y se les eleva el ritmo cardí­aco, pero eso no es lo que necesitan los cientí­ficos cuando quieren verificar el ritmo cardí­aco y otros parámetros de salud de esas aves.

Pero cuando llegó este robot al grupo, las aves reaccionaron con relativa tranquilidad, pudiendo acercarse lo suficiente para poder leer la información de los monitores externos puestos para analizar la frecuencia cardíaca en 34 pingüinos. El robot debía estar en un radio de 60 centímetros para obtener la lectura.

El éxito del uso de este aparato abre posibilidades para el estudio de las aves de cerca, en particular los efectos del cambio climático en las colonias de pingüinos. También podrían grabar audio, incluir cámaras o estar equipados con sensores para estudios ambientales.