A la inversa de las realidades carcelarias de muchos países del mundo, donde los recintos penitenciarios suelen estar sobrepoblados, Suecia cerró este año cuatro cárceles y un centro de detención preventiva debido a la falta de reclusos en el país. Según datos oficiales, entre 2011 y 2012, el número de presos en el país nórdico se redujo en un 6%. Así, en 2012, de los 9,5 millones de habitantes de Suecia, sólo 4.852 estaban en prisión. Un fenómeno que viene repitiéndose desde 2004. Desde ese año el porcentaje de reclusos cayó a un promedio de 1% anual.
"Esperamos que los esfuerzos que invertimos en rehabilitación y en que los presos no reincidan haya tenido impacto, pero no creemos que esto pueda explicar totalmente la reducción del 6%", señaló Nils Öberg, jefe de los servicios carcelarios de Suecia, consignado por el diario británico The Guardian.
El sistema penitenciario sueco, que es reconocido por tener un enfoque humanitario y amable con los reos, cerró las cárceles de los pueblos de Åby, Håja, Båtshagen y Kristianstad.
Los expertos apuntan que no existe una claridad total respecto de las razones que han permitido cerrar parte de la infraestructura carcelaria del país, pero coinciden en que el uso de sentencias alternativas para crímenes de baja gravedad -relacionados con drogas o robos menores- han jugado un papel fundamental. "Lo que estamos haciendo es para responsables de crímenes menos serios, como robos y asaltos con menores grados de violencia. La idea aquí es que esas personas que de otro modo pasarían unos pocos meses en prisión, lo que costaría mucho dinero, con el riesgo de la reincidencia, los mantenemos fuera de la cárcel", señaló a La Tercera el profesor de criminología de la Universidad de Estocolmo, Jerzy Sarnecki.
Según datos del Consejo Nacional Sueco para la Prevención de la Delincuencia, de las personas que ingresaron a la cárcel en 2012, el 23% había sido condenado por delitos de robo, un 14% por delitos contra personas, cerca de un 19% por delitos de drogas y alrededor de 16% habían sido condenados por infracciones al momento de conducir.
Sarnecki detalló que el reemplazo de las estancias breves en prisión por otro tipo de medidas punitivas, como la vigilancia a través de dispositivos electrónicos de seguimiento o el servicio comunitario, han ayudado al descenso de presidiarios.
De acuerdo con la revista norteamericana The Atlantic, en las cárceles de alta seguridad en Suecia, Noruega, Dinamarca y Finlandia, los vigilantes no sólo cumplen tareas correccionales, sino que, además, establecen lazos con los prisioneros para ayudarlos en la reinserción.
"Uno de los factores más importantes para nosotros es tratar de estimular la reinserción al mercado laboral. Eso es un factor importante para reducir la reincidencia en el crimen. Por eso tenemos en las cárceles suecas trabajo industrial, con lo que los entrenamos en varias áreas de producción, para que cuando salgan no sólo tengan una formación educativa, sino que también sean capaces de realizar tareas en áreas textiles, madera y construcción", dijo a La Tercera Nils Öberg.