La columna de Guarello: Víctimas y victimarios



El duelo del jueves entre Audax Italiano y Colo Colo apenas tenía el contenido del morbo. Un equipo profesional, bien armado, con una treintena de partidos en esta temporada y que pelea un cupo en la Libertadores, frente a un grupo improvisado de suplentes, juveniles e infantiles, que jamás entrenó junto y en el que algunos integrantes, los Sub 18 todos, ni siquiera eran citados al primer equipo, si es que habían entrenado con él. Por lo tanto, el interés se enfocaba en cuánto podía aguantar este “rejunte” albo contra el oficio y la solidez de un rival muy competitivo en el fútbol chileno. Claro, mientras hubo piernas, aplicación y, sobre todo, motivación, fue un duelo interesante. Pero bastaron una falla de Jeyson Rojas ante un pelotazo largo y un error muy grande del arquero Julio Fierro para que Audax colocará un 2-0 en el marcador que mataba bien muerto al partido. No tenía cómo este equipo de Colo Colo remontar el resultado, no quiso, noblemente, el cuadro de Pablo Sánchez ensañarse con el precario rival y aprovechar la desazón tras el segundo gol, ni Lautaro Palacios ni Fabián Torres celebraron sus conversiones, para masacrar o golear de forma abusadora.

Lo deportivo fue distorsionado, eso lo admitieron los propios jugadores de Audax Italiano quienes señalaron que hubiesen preferido suspender y reprogramar. Desde Santiago Wanderers señalan lo propio ante el partido del martes en el Monumental: ojalá aplazarlo ya que Colo Colo seguirá con problemas severos para conformar un equipo mínimamente competitivo. Y eso que ellos se están jugando la permanencia con el agua al cuello.

Pero sería un ejercicio deshonesto quedarse sólo con una parte de la historia y no poner todos los antecedentes sobre la mesa. Se entiende que Edmundo Valladares, presidente de Colo Colo y su mesa directiva hayan hecho todas las gestiones posibles por no jugar ante Audax. Es parte de su misión: defender los intereses del club. Pero no se puede obviar que el mismo Edmundo Valladares votó en el consejo de presidentes del 26 marzo sobre la obligatoriedad de jugar, sí o sí, ante los contagios de Covid dentro de los planteles. Y esto, lo sabían bien los presidentes que aprobaron de forma unánime la drástica medida, implicaba no sólo quedarse sin un par de jugadores importantes en algún partido, sino que, también, atenerse a la los rígidos controles y protocolos que maneja el Ministerio de Salud al respecto que involucraba perder a todos los profesionales llegado el caso.

Y fueron varios, antes de lo del jueves, que resignaron puntos importantes por contagios y cuarentenas al interior de sus planteles que los obligó a alinear juveniles en partidos de la competencia regular. Santa Cruz fue goleado 7-1 por Coquimbo en el Ascenso y ahora está quedando fuera de la liguilla por diferencia de goles; San Marcos de Arica logró dos empate milagrosos ante Coquimbo y San Felipe poniendo juveniles en septiembre, pero esos cuatro puntos le cuestan no pelear un cupo en la liguilla por subir; Cobreloa llegó sin entrenar después de una estricta cuarentena y nadie sabe cómo le sacó el 0-0 a Puerto Montt y está con un gran riesgo de irse a la Segunda Profesional; Curicó se presentó con apenas once jugadores contra La Serena en abril y perdió 2-0, en este momento está jugando la promoción y el mismo Colo Colo debió armar un equipo parchado, con cuatro profesionales y varios con experiencia en el primer equipo, ni comparar con lo que puso contra Audax, para enfrentar y salir goleado 5-1 frente a Ñublense en la sexta fecha.

Imagen del partido entre Curicó y La Serena, en el que el cuadro albirrojo debió presentarse en la Cuarta Región solo con once jugadores. FOTO: AGENCIA UNO

Entonces, sabido es que Colo Colo votó a favor de la medida de jugar “sí o sí” en marzo y que ratificó, con un médico del club en la comisión, la actualización por la variante Delta del 7 de septiembre, que hizo más rigurosos los controles. Por lo mismo, en el análisis de esta crisis falta la autocrítica del propio equipo albo. No son sólo “víctimas”, acá hay un manejo horrible de los protocolos sanitarios que culminan con al menos ocho jugadores contagiados, tres titulares, un contagio en la Casa Alba y un número indeterminado de funcionarios. Esto, agravado con jugar un irresponsable amistoso con Rodelindo Román esta semana cuando ya se sabía de un positivo en el plantel y el hecho que el domingo, tras ganarle a Universidad Católica, mucha gente (familiares, jugadores no citados) se fue a meter al camarín, cerrado y húmedo (una fiesta para el Covid-19), sin control ni aplicación de protocolo de seguridad alguno. Deportivamente el partido con Audax carece de valor, es cierto, pero también es cierto que Colo Colo hizo todas las cosas mal.

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