Paula 1129. Sábado 31 de agosto 2013.
Pocos músicos actuales ostentan un título tan imponente como "El Jefe". Aquí, tres claves para entender cómo se gestó y se mantiene el culto por este músico norteamericano que tocará en Chile por primera vez este 12 de septiembre.
1. EL CULTO
Su figura es tan importante en Estados Unidos, que el mismísimo Barack Obama –a quien el músico apoya abiertamente– ha dicho que él es la única persona a la que se refiere como "jefe", además de su esposa. En parte porque, desde la década de los 70, Springsteen ha representado a través de sus canciones el sentir de la clase media y el descontento frente a hitos tan separados en el tiempo como la Guerra de Vietnam y la caída de las Torres Gemelas. De hecho Wrecking Ball, el disco que lanzó el año pasado, hace alusiones literales a la injusticia económica y al movimiento que protestó en pleno Wall Street en septiembre de 2011.
2. EL ESPECTÁCULO
Como buen autor de himnos, el músico norteamericano sabe cómo hacer que todo un estadio coree al unísono. Oriundo de Nueva Jersey, Springsteen ha sido capaz de juntar a decenas de miles de personas en lugares emblemáticos como el estadio Wembley, en Londres, el Santiago Bernabéu en Madrid y en el propio muro de Berlín en 1988 donde reunió a más de 300 mil personas.
Catalogado recientemente por la revista Rolling Stone como el mejor show en vivo de la actualidad, lo suyo siempre es un deleite para los más fanáticos (aunque un riesgo para los auditores ocasionales): más de 30 canciones en cerca de tres horas de duración. Su gira actual ha acumulado más de 70 millones de espectadores en menos de dos años.
3. LA ESPERA
Los fanáticos chilenos de Bruce Springsteen han sabido esperar para verlo en suelo nacional. Su única gira previa a Sudamérica ocurrió hace 25 años, cuando Chile prácticamente no recibía visitas musicales. De ahí en más, solo rumores y falsas ilusiones, justificadas en parte por su alto costo y la nebulosa en torno a cuánto de ese culto se respira efectivamente en esta región. Pero eso mismo ofrece una oportunidad única para los más pacientes: en comparación a los lugares que lo reciben en Estados Unidos o Europa, un show suyo en un espacio como el Movistar Arena cobra de inmediato un carácter de íntimo.
Los fanáticos recomiendan
-Live/1975-85 (1986). "Quien no llora con The River no es humano; quien no sale a caminar tras escuchar Independence Day no sabe nada de la vida; y quien no se acuerda del verdadero amor de su vida tras Bobby Jean, jamás se ha enamorado. El mejor disco en vivo de la historia y punto". Francisco Ortega, periodista y escritor.
-Darkness on the Edge of Town (1978). "Es un disco que le da épica y honor a ser un trabajador de clase media, al pequeño pueblo olvidado y a todo el imaginario más noble de Estados Unidos, pero que empatiza con cualquier lugar del mundo. Fácilmente podría tratarse de Temuco o Calama". Fabrizio Copano, comediante y cineasta.