Por Almendra Arcaya L. / Fotografía: Alejandro Araya

Paula.cl

Yo soy de San Joaquín, nací y crecí ahí. Fui criada por una madre dueña de casa y un padre mecánico, y soy la mayor de tres hermanos. Mi hermana (30) es abogada y mi hermano (24) es piloto del Ejército. Yo estudié Técnico Deportivo en el Aiep, en vespertino, mientras por las mañanas trabajaba en el área de administración de la armería italiana de avenida Tarapacá.

En el colegio era de nota 5, por ahí. En la básica estuve en el colegio Corazón de María, en San Miguel, y la media la hice en el Nuestra Señora del Huerto, en San Joaquín. Fui presidenta de curso, pero me gustaba más andar afuera de la sala. A los 12 años ya había jugado básquetbol, vóleibol y tenis en el colegio, y cada diciembre me iba a la casa de veraneo de mis papás en El Tabito, donde practicaba deportes con tabla y beach vóleibol. A mi papá le gustaba el fútbol, sí… pero a mí siempre me gustó el deporte en general.

El fútbol me empezó a gustar a los 24 años, cuando entré a estudiar Educación Física en el Educares (1996). Sentía que cuando jugaba lo hacía bien, aunque no era la mejor. Dentro de la cancha era la que daba órdenes, y mis compañeras me hacían caso. Era buena en la estrategia, mirando y armando equipo.

Abandoné Educación Física por problemas económicos. Iba en tercer año y dejé los estudios para trabajar y buscar una carrera más corta, más económica y en vespertino. Tres años después, cuando tenía 35, me titulé como técnico deportivo en la Aiep, y había jugado y dirigido la selección de fútbol femenino de la universidad.

Yo quería dirigir deporte profesional. Tres años después de titularme entré al Inaf (Instituto Nacional del Fútbol), donde me titulé de técnico deportivo y entrenador de fútbol. En mi generación eran 30 hombres y yo, y el instituto tuvo que habilitar un camarín para mujeres. Sé que algunos pensaban: "¿Qué hace esta mina acá?", y que otros creían que hacer trabajos conmigo era una desventaja, pero cuando ven que tú también sabes, los hombres se transforman en muy buenos compañeros. Me veían como una compañera, no como una conquista.

Presenté, formé y dirigí el proyecto de fútbol femenino en Colo-Colo. Fue en el año 2007, en la época en que Bonvallet (Eduardo) dirigía la selección masculina de la Universidad Gabriela Mistral y Barticciotto (Marcelo) la de Universidad de Concepción. Un par de años después de dirigirlo, la directiva que me había contactado se fue a Independiente (Argentina) y yo no llegué a acuerdo económico. Se fue conmigo todo mi equipo técnico, compuesto por dos mujeres y un hombre.

Si a los hombres les exigían 100, a mí me exigían 300. Yo partí de la base de que tenía que probar que era buena y me perdí oportunidades solo por ser mujer. Me costó mucho más que a ellos, porque a los niños les regalan una pelota de fútbol apenas nacen y yo lo aprendí de grande.

Llevo 13 años en Santiago Morning. Días después de salir de Colo-Colo me contactó don Miguel Nasur (presidente de Santiago Morning) para armar y dirigir el fútbol femenino de su club. Las mujeres priorizan la confianza y los detalles. Las futbolistas no buscan que solo seas buena en la cancha, ellas buscan, además, llegar al camarín y que su ropa esté limpia, olorocita, que haya papel higiénico, que haya un pequeño snack por si les da hambre. En 4 años estábamos dentro de los 4 mejores y, desde ahí, me hice cargo, además, desde la sub 8 hasta la sub 14 de las selecciones masculinas. Ahí descubrí que a los niños no les impresiona ser dirigidos por una mujer y que el fútbol responde a un proceso educativo.

En el fútbol sí hay discriminación. Si en un mismo viaje a la selección de niños le dan 900 mil pesos de subvención y a la de niñas 432 mil pesos, sí hay discriminación. Si el representante del presidente de la ANFP te dice que 250 mil dólares destinados al fútbol femenino fueron gastados por Jadue (Sergio) para un ascensor, sí hay discriminación.

Yo no me candidateé para ser entrenadora. Me preguntaron: "¿Usted está preparada?". Yo dije: "Obvio que estoy preparada". Nadie tiene más horas de cancha que yo en el club. Yo saqué las piedras, aplasté el terreno, planté la semilla y le puse abono, y me demoré 10 años.

Mi mamá solía decirme: "Cuida tu carácter". Soy sagitario, signo de fuego, tuve que aprender a escuchar y a ser cuidadosa con ser tan enojona. Pero me dan rabia y pena frases como "Lo de Paula Navarro fue un espejismo".

En Chile tenemos potenciales Alexis y Vidal. Somos superiores en la región en infraestructura y materia prima de deportistas. Nosotros podemos ser campeones y potencia mundial en fútbol, pero para eso hay que incorporar a las mujeres y empezar a caminar distinto. Es importante que los clubes entiendan que convocarnos significa tener un diamante en bruto. Somos consideradas y cuidadosas, y muy hábiles en optimizar recursos y llegar a consensos.

Esta es la oportunidad de mi vida y me van a ver en la banca. Creo que mi principal aporte será el manejo y conocimiento que tengo del club: la terna, la burocracia, la parte administrativa. Yo no quiero ganar un sueldo millonario porque a mí, por tenerme, Santiago Morning me paga bien. Me tengo confianza y algún día quiero ser presidenta de la ANFP. ¿Por qué no?