Paula 1143. Sábado 15 de marzo de 2014.

En el siglo XIX eran una estrategia publicitaria para difundir las últimas tendencias de la moda y a principios del XX se convirtieron en un juego de niñas. Hoy las muñecas de papel vuelven a ser aliadas de las marcas de ropa y se suman a la devoción por los estilos de celebridades de la música, la televisión y el cine.

LAS MUÑECAS DE VUITTON

La ilustradora de moda australiana Kerrie Hess –que ha publicado en las ediciones inglesa y norteamericana de Vogue y cuyos dibujos han sido estampados en prendas de Alexander McQueen– fue convocada en 2013 por Louis Vuitton para ilustrar los looks de su colección primavera-verano. Bajo el título Ready-To-Cut-Out, el proyecto contó con cuatro muñecas con el look ideado por la estilista y editora de moda inglesa Kim Hersov; cada una con un set de pantalones, carteras, blusas, polleras y zapatos. El objetivo fue mostrar cómo piezas de distintas temporadas pueden incorporarse a una nueva colección. Las muñecas y sus ropas pueden descargarse gratuitamente en

Diseños de Chanel ilustrados por Tom Tierney.

Libros inspirados en íconos de la moda como Michelle Obama y Lana del Rey o dedicados al trabajo de diseñadores como Coco Chanel, Yves Saint Laurent y Alexander Mcqueen, son parte de la vasta oferta que existe en el mercado de estos artículos coleccionables.

Publicaciones de los ilustradores David Wolfe y Norma Lu Meehan.

La historia

Descendientes directas de los títeres de papel que durante el siglo XVIII fueron utilizados en Francia para satirizar a la clase alta, el origen de las primeras muñecas con ropa intercambiable surgió en capitales europeas como Londres, París y Berlín a mediados del mismo siglo como un recurso publicitario para dar a conocer las últimas tendencias de la moda. En 1810, la editorial londinense SyJ Fuller creó el libro Little Fanny, que en 15 páginas contaba en verso la historia de una niña de pelo rubio acompañada de siete figuras y diferentes vestidos y gorros recortables para la pequeña protagonista, conocida hoy como la primera muñeca de papel moderna. De a poco se comenzaron a comercializar en Inglaterra figuras pensadas también para mujeres adultas con personajes como la Reina Victoria y el resto de los integrantes de la casa Windsor. Y, a principios del siglo XX, el boom llegó a Estados Unidos a través de revistas para la dueña de casa como Good Housekeeping, donde aparecieron dibujos inspirados en las señoras de la alta sociedad norteamericana. El fenómeno se expandió cuando populares estrellas de Hollywood, como Charles Chaplin y el perro Rin Tin Tin, se convirtieron en protagonistas.