Paula 1162. Sábado 6 de diciembre de 2014.

Pituca sin lucas, el estruendoso éxito del área dramática de Mega, se llamó originalmente Mi vecino es comunista. Así lo cuenta Rodrigo Bastidas –53 años, actor, empresario teatral y ahora guionista y autor de la teleserie del momento–, desde su casa en Peñalolén alto, donde su vecino es el periodista Harold Mayne-Nicholls y el vecindario es mezcla de cuico-chic e izquierda-caviar o red-set, pero en ningún caso comunista.

"Eso fue en enero de este año, antes del fenómeno de las teleseries turcas, cuando al Mega no lo veía nadie. Yo creía que había que usar ese nombre para pegar un golpe fuerte, para disipar la fama de facho y medio picante que tenía el Mega. Y todos compartían la idea: la Quena, la Nena, todos", dice con su hablar acelerado y fuerte, que suele imponerse sobre las demás voces.

La Quena es María Eugenia Rencoret, la flamante directora general del área dramática de Mega. Y la Nena es su ex mujer, la actriz Elena Muñoz, que es, además, su socia en la compañía Teatro Aparte y una de sus coguionistas (al igual que la hija de ambos, Milena) en la teleserie de Mega y también en Consuegros, la obra teatral que presentaron de mayo a noviembre a tablero vuelto.

"Ambas tratan del mismo tema: las diferencias sociales, políticas, religiosas, pero las historias son distintas. En la teleserie, un comunista (Álvaro Rudolphy) se enamora de una cuica arruinada (Paola Volpato), que no sabe ni hacer arroz y debe empezar a trabajar y lo hace en el Terminal Pesquero. Ese es el cuento".

¿A qué atribuyes el éxito de audiencia de Pituca sin lucas?

A que el producto refleja a la sociedad. A que algo que todos saben, se expone desde el humor y con un mensaje de reconciliación. Pituca sin lucas es una representación de lo que ocurre en Chile. Durante años hemos vivido en guetos. Los cuicos en un barrio, con sus autos, sus ropas, sus colegios, sus iglesias iguales; y los flaites en los suyos, con sus cuestiones que los definen. Y esta gente se carga y se hace bullying mutuamente. El otro día, sin ir más lejos, las noticias del diario hablaban de la renuncia del funcionario comunista que le dijo pa' tu madre al diputado Kast y en la misma página venía la nota del candidato a la presidencia del centro de alumnos de una universidad privada cuyo eslogan era: "Por favor, vota por mí, que somos todos iguales; todos somos ABC1". ¡Así somos! De esto trata la teleserie.

¿El clasismo es el tema central entonces, esto de discriminar por el origen social?

Este es un país que rotea constantemente. Tienes un espacio para rotear y lo haces. Está el guatón parrillero, el mecha de clavo, el que te dice en Concón: "¡Ahora no se puede veranear en ninguna parte, porque en todos lados está lleno de rotos!". Todo el mundo encuentra picante a todo el mundo y de eso habla la teleserie: del clasismo de los chilenos, que está instalado y no es propiedad del cuiquerío. Mi nana era lo más clasista que hay. Casi más que mi abuela Bastidas. Imagínate que yo tenía un compañero en la escuela en Los Andes que era hijo de carabinero y mi nana lo corría. Lo hallaba muy picante para ser mi amigo.

¿En quién te inspiraste para crear el personaje de Lita que interpreta Gaby Hernández, la madre de Paola Volpato en la teleserie, y que ha sido muy comentado y exitoso?

En esta nana de la que te hablo y en mi abuela, Ema Boizard. Ema era un poco como la Lita. Cuando le presenté a la Elena y le conté que íbamos a casarnos, le preguntó por su apellido. La Nena respondió Muñoz. Entonces se quedó pensando y dijo: "Fíjate que tu apellido no me dice nada". Y, cuando nacíamos sus nietos, antes de que abriéramos los ojos, nos ponía a la luz para ver si los teníamos azules. Recuerdo una conversación con mi nana, cuando la Elena estaba esperando a nuestra hija Milena. "¿Cómo te imaginas que va a ser la guagüita?", le pregunté. "Igualita a ti, rubiecita, de ojos verdes", me respondió. "¿Y si sale morena, qué hacemos?, le dije. La vieja lanzó un suspiro y contestó: "Habrá que quererla igual". La Lita es como ellas dos.

ME DETESTABAN POR CUICO

El tema del mutuo bullying que se hacen los polos opuestos sociales, religiosos y políticos, también está presente en la obra Consuegros, que recrea con humor el encuentro de una pareja separada, cuica, católica y de derecha con otra de izquierda, judía, intelectual y de clase media, cuyos hijos van a casarse. El desencuentro a ratos es desternillante.

La obra del Teatro Aparte es creación de Bastidas junto a Elena Muñoz, Magdalena Max-Neef y Gabriel Prieto, el cuarteto inseparable desde hace 35 años, cuando coincidieron en la Escuela de Teatro de la UC. Rodrigo entonces venía de París con su mamá y llegó con un mes de atraso a clases. Tenía 18 años. Su tipo rubio, su hablar fuerte, que justifica en una supuesta sordera, llamaba la atención entre sus compañeros, no exactamente para bien. "En esa época todo era muy oscuro. No podías pasarlo bien, ni reírte ni chacotear. El tema más frívolo que se abordaba era el desarraigo. Entonces en la escuela éramos veinte alumnos, entre los que estaban la Nena, la Adriana Vacarezza, Bastián Bodenhöfer. Un curso más arriba iban la Magdalena Max-Neef y Gabriel Prieto y todos me detestaban. Me encontraban cuico, pero yo tenía mi currículum izquierdoso y no podían recriminarme nada.

Háblame del izquierdismo de tu mamá…

El 70 mi mamá votó por Tomic, pero pronto se hizo Mapu. En mi casa en Vitacura, después del Golpe, escondimos a un montón de gente. A algunos de ellos mi mamá ahora los detesta porque dice que andan en autos de 40 millones de pesos. Ella encuentra que está bien que la gente cambie, ¡pero nunca tanto! Sergio Buschmann y un montón de gente también pasó por mi casa. Yo marché con mi mamá para denunciar la desaparición de personas y la acompañé a la cárcel. Ella vio Hojas de Parra, la obra del Teatro La Feria, que en 1976 montaron en una carpa en Providencia. Entonces, el teatro era un espacio de reconocimiento de la disidencia. Finalmente, la carpa la incendió la CNI.

Su hija Milena (con él en la foto) es parte del equipo de guionistas con que Bastidas escribe Pituca sin Lucas. "Aprovecho de regalonearla. Ella tiene un humor parecido al mío, me frena y me dice que no hable tanto cuando me embalo".

Rodrigo era entonces estudiante de enseñanza media. Había pasado por muchos colegios: San Ignacio, San Pedro Nolasco y el Seminario Pontificio Menor, donde su profesor Carlos Aravena descubrió su talento para el teatro. Coincidentemente, uno de sus vecinos era José Manuel Salcedo, quien lo vinculó con Jaime Vadell y el Teatro La Feria. Antes de dar la Prueba de Aptitud Académica, ya ensayaba para un rol en una obra, cuando sobrevino la muerte de su padre, Rodrigo Bastidas, lo que hasta el día de hoy lo hace llorar.

"Murió un 6 de octubre en un accidente y Jaime Vadell nació en esa misma fecha. Hay una conexión ahí. Yo soy hijo único y mi padre era una persona encantadora, sin filtro, gracioso para decir las cosas y con una visión muy positiva de la vida. Heredé su sentido del humor. Su muerte fue brutal, porque de ser tres, quedamos dos. Su pérdida aún es algo que me impide ser ciento por ciento feliz. Después de eso di la PAA dopado, pero me fue bien y partimos con mi mamá a ver a una hermana de mi papá a Europa. Por eso llegué atrasado a la universidad", cuenta.

¿Cuándo dejaste de caerles mal a tus compañeros y te hiciste tan yunta de tus socios del Teatro Aparte, incluida tu ex esposa?

Hice poca vida universitaria. Me salté esa etapa porque, al volver a Chile, un actor de la obra que yo había estado ensayando con la Compañía La Feria se enfermó y Vadell me llamó para reemplazarlo. De ahí no paré. Iba a clases y en las tardes ensayaba. La gente de la escuela me fue conociendo y de a poco les fui cayendo mejor. Al segundo año empecé a pololear con la Nena. Siempre me han gustado las morenas. Y nos casamos antes de terminar la carrera. Yo tenía una buena pega en el Canal 13, en la teleserie Los títeres, donde me hice conocido.

RICO Y GUATÓN

Paralelamente, en 1985, los cuatro compañeros de universidad fundaron la compañía Teatro Aparte. "Somos amigos desde la escuela, padrinos cruzados de nuestros hijos, hemos envejecido juntos y nos queremos mucho".

El primer batatazo de la compañía fue la obra ¿Quién me escondió los zapatos negros? Estuvo cuatro años en cartelera a comienzos de los 90, reflejando desde el humor, la vida de la generación del toque de queda. Luego vino De uno a diez, ¿cuánto me quieres? y más tarde Yo, tú… y ellos. Todos éxitos resonantes, que les han permitido comprarse sus casas y tener ingresos equivalentes a un buen sueldo de actor de TV. "Todos ganamos lo mismo y yo manejo las platas. Adoro las planillas Excel".

"Este es un país que rotea constantemente y de eso habla la teleserie: del clasismo de los chilenos, que está instalado y no es propiedad del cuiquerío".

Estos sucesivos éxitos de taquilla no han ido acompañados del aplauso de la crítica. ¿Por qué? ¿A qué se debe que nunca hayan estado en Teatro a Mil?

Eso habría que preguntárselo a la Carmen Romero, pero es raro que con tantos años y tantas obras exitosas, nunca nos hayan invitado a participar. Respecto de las críticas, pasa que muchos no soportan el éxito ajeno. En Chile se envidian más las lucas que el talento. Si te va bien, te acusan de comercial. A mí me parece obvio que para financiarse haya que ser comercial. Por otro lado, muchos de los que nos critican nunca han visto lo que hacemos, que es un teatro con temas de la cotidianidad, no de la filosofía. Lo importante para nosotros es que al público le guste lo que hacemos.

Se critica harto a los actores que hacen teleseries y, más aún, a los que son rostros de algunas marcas. ¿Tú qué dices?

Lo importante es trabajar. La mayoría de los actores que despotrican contra las teleseries son los que nunca han recibido un llamado de la tele. Jamás le escuché a Vadell, que es un tremendo actor, renegar de las teleseries. Él va, actúa y lo hace estupendo. Esa fue durante años mi fuente de trabajo. Por ahí por el 2009 me empecé a aburrir y comencé a escribir guiones. Hoy lamento no haber partido antes escribiendo. Sobre la publicidad y los actores, tampoco tengo rollos. Me cae muy bien el guatón (Jorge) Zabaleta. Cuando lo veo y le pregunto ¿cómo estás?, responde: "rico y guatón". Rico de plata, no de mino. Ese gallo es rostro de todo. Yo, no, lamentablemente, pero estoy dispuesto a hacer lo que me pidan. Si George Clooney aparece promocionando un reloj, ¿por qué no voy a promover a PreUnic?

LA QUENA Y EL PATO

A Rodrigo Bastidas lo que más le gusta es el teatro, pero no por dárselas de intelectual. Es el género que lo hace feliz, porque escribe, dirige y actúa, y todo eso lo hace con sus mejores amigos. "Hay una conexión afectiva total con el producto". Y los guiones de teleseries le atraen porque son desafiantes, mucho más que escribir una obra teatral o una película. Así lo explica:

"El desafío es inventar una historia de 90 horas, que no guatee, sea entretenida y ágil, y con los mismos personajes siempre. Hacer eso es muy difícil. ¡Uno se aburre en una película de 90 minutos, imagínate con una teleserie que dura 90 horas!".

Tu ex mujer, la Nena, y tu hija Milena forman parte del equipo de guionistas de Pituca sin lucas. ¿Cómo es escribir en familia?

Con la Nena es lo que hemos hecho siempre en el teatro. Y esta es la cuarta teleserie que escribimos juntos. Igual, es un trabajo individual y nos vemos una vez a la semana no más. La Mile estudió guiones en Buenos Aires un año y en febrero estuvo en un curso en La Habana. A mí como que se me olvida que es mi hija, aunque igual aprovecho de regalonearla, de darle besos. Siento que tiene un humor parecido al mío. Ella me frena y me dice que no hable tanto cuando me embalo.

"En Chile se envidian más las lucas que el talento. Si te va bien, te acusan de comercial. me parece obvio que para financiarse haya que ser comercial".

¿Existe mucha presión del canal sobre el equipo de guionistas?

Para nada. Dos meses antes de salir al aire, le pregunté al Pato López, el director, ¿qué rating nos dejaría satisfechos? Dijo que con 14 puntos para partir estábamos. Y marcamos 30 puntos a las 20 horas; 20, a la medianoche y otros 20, en la repetición del día siguiente. ¡Son como 70 puntos sin contar la chorrera de gente que ve los capítulos por internet! Y esto dura hasta finales de abril del año que viene. Eso es lo más patético para los demás canales. No tienen cómo voltear al Mega en los próximos seis meses. Están desesperados.

¿Cómo es trabajar con Quena Rencoret, que es muy detallista?

Es muy buena líder. Se mete mucho. Es creativa e inteligente, y me entiendo bien con ella. Trabajamos juntos antes en TVN, donde se funcionaba como una industria; ella hacía seis teleseries al mismo tiempo en un año. Obviamente su dedicación a cada una era menor. Acá, la Pituca es la única y eso ha sido súper bueno. Me pregunto: ¿Dónde están las personas que no quisieron renovarle a la Quena el contrato en TVN, cuando el área dramática que ella dirigía sostenía al canal en términos económicos? También ha sido muy bueno trabajar con Patricio Hernández, que descubrió las teleseries turcas, las hizo traducir y programó muy bien. Realmente, hay un gran equipo y un trabajo creativo estimulante y serio.

Rodrigo está contento, aunque cuesta imaginarlo bajoneado. Su estilo es el optimismo; su virtud, el buen humor y su defecto, la flojera. Asegura que si fuera por él no se movería de su casa, "a diferencia de ustedes, las mujeres, que se sienten inútiles si no tienen diez cosas juntas para hacer".

Bastidas se separó de la actriz Elena Muñoz en 2002, tras 17 años de convivencia. Durante los tres años posteriores al divorcio, cuenta, no pudieron actuar juntos, pero montaron dos obras: Desatinadas y Pateados. Después la ex pareja se adaptó e inspirados en un guión comprado montaron Ya no te gusto, ¿verdad?, donde actuaban ambos. Aunque aseguran que no es testimonial, cuesta no relacionarla con su separación. Restañadas las heridas hoy se sienten más familia y amigos que nunca.

¿Cómo es Paula, tu actual mujer?

Llevamos nueve años juntos y estaré con ella hasta que me muera. Es inteligente, simpática, relajada. Quiere a mis hijos y yo a los de ella. A ambos nos encanta el choclón.

¿No han pensado en tener hijos juntos?

No estoy para quedar esperando a esta edad. Lo único que quiero ahora es ser abuelito. Es más: ofrecí un Mini Cooper al primero que me haga abuelo, pero no hay interés. Yo estoy desesperado por tener nietos.•