Paula 1165. Sábado 17 de enero de 2015.

Además de su biodiversidad marina y afamadas playas, la localidad de Punta de Choros, al norte de La Serena, hoy presenta una atractiva oferta cultural, gastronómica y hotelera que bien valen la pena animarse a conocer esta temporada.

Surf en las ventanas

El buzo y surfista Andy Fry llegó hace cinco años atraído por la biodiversidad de la zona y armó el camping Changos en la playa Las Ventanas donde, además, imparte clases de surf. "Este beach break tiene buenas condiciones para aprender: es bajo, las olas tienen buen porte y fuerza, y no hay nadie", comenta. Sus alumnos van desde niños de cinco años hasta cualquiera que tenga ganas de subirse a una tabla ($15.000, con equipo completo). Cel 9273 7946. www.changos.cl.

Ecocamping

En un lugar donde la naturaleza es el principal atractivo –frente a Punta de Choros está la Reserva Nacional Pingüino de Humboldt que incluye la Isla Damas y sus delfines–, la opción de hacer camping adquiere gran sentido. Los campistas exigentes ya tenían la posibilidad de hacer glamping –o camping de lujo–, en Punta de Domos (www.puntadedomos.cl), y hace poco más de un año abrió Tambo Camp para ampliar la oferta con 10 sitios holgadamente repartidos sobre una duna, a pasos del mar. Todos tienen vista panorámica a la playa Las Ventanas, baño privado, ducha caliente, terraza techada y parrilla para comer frente a las más lindas puestas de sol. ($ 38.000 por noche para dos personas; $ 9.500 cada huésped adicional). Cel 6919 7519.www.tambocamp.cl.

Hace poco se prohibió acampar en lugares no autorizados, pero hay buenas alternativas de campings como Tambo Camp.

Café de grano y cocina gourmet en marea alta

En 2010 el documentalista Leonardo de la Barra y su mujer belga Véronique Wérotte compraron las cabañas Marea Alta y dejaron su vida en Europa para instalarse en Punta de Choros. Para ofrecer una alternativa a las picadas del pueblo, abrieron un restorán con una carta que prioriza los productos locales y el pescado fresco –que paradójicamente escasea en la caleta– y donde los imperdibles son los erizos ($ 6.500), cebiches ($ 6.500), y bilagay o congrio (desde $7.000, con acompañamiento). Véronique estudió Repostería y es de una familia de tradición panadera, así es que aportó con un surtido de panes y postres como el coulant de chocolate  ($ 3.500) hechos con chocolate traído de su tierra natal. Este verano abrieron una barra con café de grano Marley Coffee y wafles o crêpes ($3.000) para comer al paso o llevar. En el mismo lugar, además de cabañas frente al mar, hay un barco encallado que, tras tres años de restauración, transformaron en un hotel de cuatro habitaciones para dormir como pirata. ($ 50.000 condesayuno). Cel 8120 6250.www.marealta.info.

Centro cultural

Entre las antiguas construcciones de adobe del pueblo de Los Choros –entre las que se cuenta una capilla del año 1600– sobresalen dos casas impecablemente restauradas. Se trata de la Casa de la Esquina y la Casa Barrio Alegre, dos flamantes espacios culturales que nacieron como una iniciativa de la gestora cultural Susana Claro, quien, con una vida entera ligada a la zona, quiso retribuir a esta localidad de 300 habitantes acercándoles la cultura y las artes. En lo que antes fue el colegio del pueblo, ahora la Casa de la Esquina alberga exposiciones de arte –como la de María Antonieta Bizzarri, que estará todo este verano– y ha sido escenario para conciertos de músicos contemporáneos, como la saxofonista Melissa Aldana. En la misma calle, la Casa Barrio Alegre, inaugurada hace menos de dos meses y con una museografía de alto nivel a cargo de la oficina Sumo, exhibe 120 piezas recolectadas por Claro en diferentes viajes que ha hecho a África. Instrumentos musicales, collares, un ataúd en forma de pescado y figuras ceremoniales de tribus, entre otros, se puede apreciar en este inédito museo chileno de arte africano. Además, hay alojamiento para artistas que realizan pasantías. Martes a domingo de 12:00 a 20:00 hrs. Calle San José s/n. Cel 5111 8179.

La gestora cultural Susana Claro restauró dos antiguas casas del pueblo: una funciona como centro cultural y la otra alberga un museo de arte africano.

Aceite de oliva

De sabor suave con notas a alcachofas y paltas y 0,2% de acidez, el aceite Olivas de Olivarez se ha ganado su fama: la producción entera se vende en los meses de verano en la misma plantación de 12 hectáreas de olivos donde lo produce la familia Larrondo, a la salida del pueblo. En su elaboración no se utilizan ni pesticidas ni fertilizantes y todas las olivas se cosechan a mano. ($ 3.500 la botella de 500 cc). Además, con el aceite hacen jabones artesanales ($ 2.000 la barra) y ofrecen tours y catas de aceite. www.olivasdeolivarez.cl.