SEGÚN datos de la Subsecretaría de Prevención del Delito, 39.869 hurtos, 3.154 robos con fuerza y 43.297 con violencia o intimidación, se produjeron en la Región Metropolitana durante 2017. La seguridad es un factor fundamental para generar mayor equidad social y calidad de vida de los habitantes de las ciudades, por lo que abordar este desafío de manera urgente es clave.

"Sin tener resuelta la seguridad, es imposible avanzar hacia las etapas siguientes. Lamentablemente en Chile, pero sobre todo en Santiago, tenemos muchas familias que aún no tienen resuelto este tema. En particular, por factores urbanos. Esto quiere decir que la ciudad no les otorga los elementos necesarios para tener una mejor calidad de vida", señala Daniel Johnson, director ejecutivo de Fundación Paz Ciudadana.

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Esto se produce debido a la segregación urbana de la que ha sido objeto la ciudad, lo que ha provocado focos de criminalidad. "Sitios eriazos, malos sistemas de transporte y barrios emplazados en lugares que tienen vialidades mal resueltas, pasajes ciegos o sin circulación, además de espacios públicos mal concretados, son factores que generan condiciones de inseguridad", afirma Johnson.

Barrios complejos

Según datos de Paz Ciudadana, algunos sectores de Santiago son más afectados por estas problemáticas, lo que genera un impacto directo en sus índices de delincuencia.

Por ejemplo, un 68,2% de los hogares de Bajos de Mena (Puente Alto) pertenecen al primer quintil, de los cuales un 26,3% son habitados por niñas y niños menores de 14 años. Además sus niveles de hacinamiento son de 27,6% y su allegamiento asciende a 22%. En tanto, un 34,9% de su población está desocupada. El rango de edad de los detenidos en ese sector está entre los 18 y 29 años.

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En tanto, en La Legua, un 74% de los hogares pertenecen al primer quintil, mientras que un 34,8% de sus habitantes son niñas y niños menores de 14 años. Un 98,9% vive en condición de hacinamiento y un 68% está allegado. "Estos son ejemplos claros de lugares donde existe una problemática ya establecida. Es decir, construimos una ciudad y desarrollamos proyectos de vivienda y creamos vialidades, pero no fuimos capaces de generar equidad y condiciones de seguridad a través de la infraestructura", manifiestan desde Paz Ciudadana.

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Por este motivo es clave crear mapas urbanos bien pensados, que permitan "conversar" a los diferentes elementos que constituyen a la ciudad, de manera de evitar pasajes ciegos, zonas oscuras y sitios eriazos.

Además, también es importante la coordinación entre los diferentes actores. "Si la información estuviera previamente a disposición del Ministerio Público y las policías, se podría ahorrar mucho tiempo. Incluso, se podría llegar a detener al delincuente en el mismo momento. Hay que integrar la información de los sistemas de vigilancia del mundo privado con la necesidad del sector público", manifiesta Sebastián Valenzuela, gerente legal de Alto.

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Iniciativas gubernamentales

La Subsecretaría de Prevención del Delito ha generado una serie de planes y proyectos para mejorar la seguridad en las ciudades, de manera de mejorar la calidad de vida de quienes habitan los espacios públicos.

Por ejemplo, el Plan Comunal de Seguridad Pública se ha encargado de dotar de mejor iluminación y sistemas de televigilancia a los principales sectores de comercio y afluencia de público del Gran Santiago. "Sólo entre Santiago y Providencia se han instalado 115 cámaras de seguridad de alta definición en sectores estratégicos, junto con otros proyectos destinados a mejorar la iluminación pública, pórticos de seguridad para prevenir el robo de vehículos, entre otros", dice Óscar Carrasco, subsecretario de Prevención del Delito.