La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) revisó las proyecciones de crecimiento de la actividad económica de la región para 2017 y espera una expansión promedio de 1,2% en América Latina y el Caribe durante este año, levemente superior a la pronosticada en julio pasado. Para  2018 se espera un repunte en la dinámica económica de la región con un crecimiento promedio de 2,2%, la mayor tasa observada desde el año 2013, según informó hoy el organismo de las Naciones Unidas mediante un comunicado de prensa.

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Para Chile proyecta un crecimiento de 1,5% este año y de 2,8% en 2018. En tanto, para Argentina espera un avance de 2,4% y 2,7%, respectivamente; para Brasil un avance de 0,7% y 2% en cada año y para Perú apunta a una expansión de 2,5% este año y de 3,5% el próximo.

Como ha sido característico en los últimos años, la dinámica del crecimiento mostraría diferencias entre países y subregiones, indica la CEPAL. Las economías de América del Sur, especializadas en la producción de bienes primarios, en especial petróleo, minerales y alimentos, crecerían a una tasa positiva (0,7%) este año, luego de dos años de contracción económica. Para el año 2018 se espera un mayor dinamismo en esta subregión, que crecería al 2% en promedio.

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Para las economías de Centroamérica por su parte, se espera una tasa de crecimiento de 3,4% para este año y del 3,5% para el 2018. Para el Caribe de habla inglesa u holandesa se estima un crecimiento promedio de 0,3% para 2017, cifra revisada a la baja respecto de la proyección de julio, principalmente como consecuencia del daño causado por los huracanes Irma y María en algunos de los países de la subregión. Para 2018 sin embargo, se prevé un aumento del dinamismo con una tasa de crecimiento del 1,9%, influida en algunos casos por esfuerzos de gasto para la reconstrucción además de un contexto global algo más dinámico en términos de crecimiento y comercio internacional.

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De acuerdo con la CEPAL, la capacidad de los países de la región para generar un proceso de crecimiento económico más dinámico y sostenido en el tiempo depende de los espacios para adoptar políticas que apoyen la inversión, lo que será fundamental para aminorar los efectos de choques externos y evitar consecuencias significativas en el desempeño de las economías en el mediano y largo plazo.
En este contexto potenciar la inversión tanto pública como privada resulta esencial así como también la diversificación de la estructura productiva hacia una con mayor valor agregado e incorporación de tecnología y conocimiento.

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