Aproximadamente 20 minutos duró la llamada que realizaron funcionarios norcoreanos a sus pares de Corea del Sur. No se divulgó el contenido de la conversación, pero muchos sacaron cuentas alegres. Y es que esta comunicación marca un hito con respecto al conflicto entre ambos países, que vivió algunos de sus momentos más dramáticos a lo largo del 2017.

La última vez que había ocurrido una comunicación directa entre ellos fue en febrero del 2016, cuando Corea del Sur decidió suspender sus operaciones en el Kaesong Industrial Complex, un sector industrial que albergó trabajadores de ambas naciones. Desde entonces, Corea del Norte no volvió a utilizar el teléfono. Hasta ayer.

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Para Alberto Rojas, Director del Observatorio de Asuntos Internacionales de la Universidad Finis Terrae, lo interesante es que esta comunicación se tradujo en un primer encuentro entre representantes de ambos países, que se realizará el próximo 9 de enero. Fue el Presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, quien propuso una reunión en la ciudad neutral de Panmunjom. Rojas cree que a esa reunión podrían asistir ministros o viceministros. "Yo sería muy cauto en las expectativas. Lo más probable es que se hable de la delegación deportiva que enviará Corea del Norte a los Juegos Olímpicos de Invierno en Pyeongchang. De ahí a esperar que Corea del Norte abandone su programa nuclear, me parece exagerado", señala el académico de la UFT.

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El declive de Trump

"Trump nunca ha tenido una influencia real en el conflicto coreano", señala John Feffer, director de Foreign Policy In Focus en el Institute for Policy Studies. "La administración de Trump ha esperado todo el tiempo que China resuelva el conflcto. Ahora ha perdido aún más liderazgo, ya que ha sido Corea del Sur la que se ha adelantado para alcanzar un acuerdo con el norte", afirma Feffer.

En gran parte, la falta de liderazgo de Trump ha sido compensada con el diálogo promovido por el presidente surcoreano. "El Presidente Moon es de una línea moderada y partidario de un acercamiento a Corea del Norte. Por lo tanto, hay una estrategia política clara que es intentar dejar en un mal pie a Trump. Es una jugada estratégica que apunta tener la excusa para sentarse a dialogar en un sentido más amplio", señala Patricio Gajardo, analista internacional de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad San Sebastián. "A diferencia de Trump, Jae- in busca un diálogo sin garantías tan extraordinarias", finaliza Guajardo.

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