Columna de Gonzalo Restini: La hoja escrita

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27.09.2020 SANTIAGO CENTRO PASA A FASE 3 CAROLINA REYES M / LA CUARTA CORONAVIRUS - COVID 19 - PANDEMIA - EMERGENCIA SANITARIA - PLAN PASO A PASO - DESCONFINAMIENTO - ESPACIOS PUBLICOS - GENTE - PUBLICO - CAMINANDO - TRANSITANDO

"Nunca tuve fe alguna en la capacidad de una Constitución para mejorar la vida a contar de una hoja en blanco. Eso es de ingenuos y de voluntaristas. La propuesta sí podía, en cambio, descarrilarnos hacia el desorden, la insostenibilidad fiscal y el totalitarismo".


Por primera vez en la historia, el nivel de vida de la gente común experimentó un crecimiento sostenido (…) Nada remotamente parecido había sido señalado por los economistas clásicos, ni siquiera como una posibilidad teórica…” , Robert Lucas, premio Nobel de Economía, respecto a la Revolución Industrial.

Ha terminado el debate. Todos están agotados. Queda un vacío parecido al que deja el término de un Mundial o de unos juegos olímpicos. Se acabó el tema que llenaba conversaciones preocupadas, discusiones agrias, chats fogosos y noches de angustia.

Nunca tuve fe alguna en la capacidad de una Constitución para mejorar la vida a contar de una hoja en blanco. Eso es de ingenuos y de voluntaristas. La propuesta sí podía, en cambio, descarrilarnos hacia el desorden, la insostenibilidad fiscal y el totalitarismo. Ese es el enorme iceberg que evitamos. Así, correspondía abrazarse el domingo y despertar aliviado a trabajar el lunes.

La gran pregunta, entonces, subyace abierta. Cómo mejorar la vida de la gente. Cuáles son las avenidas que llevan a los paraísos terrenales de consenso para moros y cristianos: Australia, Nueva Zelandia, Irlanda y Escandinavia, haciéndole el quite a Venezuela, Bolivia, Argentina y Latinoamérica en general. That is the question.

Miremos nuestra trayectoria y saquemos algunas conclusiones. Llevamos 3 años perdidos en términos de crecimiento y avance del país. Ocho, si le sumamos el proceso de deterioro a contar del 2014. Enojados, enrabiados, desconfiados. Si el país hubiese seguido creciendo al ritmo histórico del 5%, tendríamos hoy una economía de US$ 344 mil millones, casi un 25% más de la actual (dólares constantes de 2015).

La obsesión de plantear los impuestos como porcentaje del PIB es ridícula e inmensamente dañina a la hora de sacar conclusiones y generar recomendaciones. Si hubiésemos crecido al 5%, algo que todos consideraban natural en 2013, hoy dispondríamos del 10% más de plata para financiar los derechos sociales, manteniendo fijo el tamaño del Estado en un 23% del PIB, ¡como era en esos años! No sería necesaria la nueva reforma tributaria. Hacia 2030 nuestra economía sería 2,3 veces mayor a la de 2013, al igual que nuestra capacidad de gasto social. Enfrentamos, por el contrario, un escenario de crisis, bajo crecimiento y deterioro en los salarios. Al ritmo que vamos, es perfectamente posible que entre el fin del primer gobierno de Piñera y el ocaso del sucesor de Gabriel Boric, la economía de Chile sea solo un 30% más grande… 17 años después. El PIB per cápita seguramente caería... Tenemos que salir de este hoyo en forma urgente.

Observaciones tan simples debiesen indicar el camino. El crecimiento, absolutamente olvidado en toda la conversación constitucional, es el camino. Antes de la Revolución Industrial el mundo fue irremediable, constante y uniformemente pobre: 1.000 dólares per cápita desde el principio de los tiempos. Hablar de derechos sociales en esas circunstancias es simplemente ridículo. Si queremos un país que pueda proveer una red de protección para las necesidades básicas de educación, salud y apoyo en la vejez, tenemos que crecer. Y, obviamente, ser eficientes en el uso de esos nuevos recursos. Priorizando y optimizando el gasto.

Las condiciones bajo las cuales las economías prosperan son conocidísimas. Hay amplísima evidencia en todas partes del mundo. Instituciones fuertes, reglas claras y protección de los derechos de sociedad. Invertir en capital humano. Garantizar la igualdad ante la ley. Estar abiertos al mundo y la tecnología, cortando de cuajo la inexplicable y estúpida telenovela del TPP-11, por ejemplo. Aprovechar ventajas competitivas.

Nada genial, nada que no se sepa. Nada que requiera de creatividades espectaculares ni de rituales mágicos ni milenarios. Nada tampoco que ver con defender intereses ni propios ni ajenos. Al mirar los datos y experiencia la conclusión aparece prístina.

Reparemos nuestra amistad cívica. Habitamos la misma tierra y el mismo cielo. Un país muy lindo, por lo demás. Dejemos atrás el veneno de la política del país de Tangananika y Tangananá. Y crezcamos. No hay mejor receta ni mejor atajo. Esa hoja, el mapa al elusivo Santo Grial ya está escrita. Con tinta y también con sangre de los que nos antecedieron.

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