Columna de María José Zaldívar: ¿Cuál es el monto que debería tener una pensión?

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María José Zaldívar, exministra del Trabajo y Previsión Social.

"¿Cuál es el monto óptimo de sustitución que debería de garantizar el sistema de pensiones? Esa es una pregunta que debemos hacernos como sociedad y una vez respondida trabajar en los números para poder alcanzarla de manera sustentable".


El objetivo de la seguridad social es dar protección a los trabajadores y sus familias cuando se enfrentan a una contingencia que trae como consecuencia una disminución de su capacidad de producir los recursos necesarios para vivir. Y es por eso que esta protección es, por lo general, una suma de dinero que viene a sustituir los ingresos que se han dejado de percibir.

Si la contingencia es temporal, como la pérdida de salud por una enfermedad o accidente, el subsidio se le pagará al trabajador solo por el tiempo indicado, y se calculará en base a sus últimas remuneraciones. En cambio, si la contingencia produce efectos permanentes, como la invalidez, la vejez o la muerte, el beneficio se pagará, por lo general, de manera vitalicia, y se usarán bases de cálculo más prolongadas.

En todos los casos, sin embargo, prima el concepto de que el beneficio previsional debe sustituir los ingresos, y en ningún caso el monto total de este puede ser superior a lo que ganaba el trabajador mientras se encontraba trabajando. Si no fuera de esta manera tendríamos un sistema de protección absolutamente perverso que incentivaría un mal uso, cuando justamente lo que se busca es tener un fuerte sector activo que genere riquezas para ellos mismos, sus familias y para el país, y que solo quienes realmente no puedan generar ingresos en un determinado momento se vean beneficiados por la protección de la seguridad social.

¿Cuál es el monto óptimo de sustitución que debería de garantizar el sistema de pensiones? Esa es una pregunta que debemos hacernos como sociedad y una vez respondida trabajar en los números para poder alcanzarla de manera sustentable.

¿Debe ser de un 100% para mantener íntegramente el estándar de vida de esa persona? ¿Debe ser de un 70% entendiendo que existen otros subsidios que benefician a los adultos mayores y sus gastos son menores? ¿Debe ser la misma tasa de reemplazo garantizada para una persona que contribuyó largamente al sistema, que para otra que lo hizo por muy poco tiempo?

Todas estas son preguntas fundamentales, y antes de diseñar un sistema debemos tener las respuestas consensuadas, pues puede ser que haya diversidad. Pero respecto de lo que no deberíamos tener ninguna duda a la luz de los principios de la seguridad social, es que parece completamente extraño e inadecuado que se plantee un sistema cuyo resultado signifique que algunos trabajadores puedan acceder a tasas de reemplazo que sean superiores largamente al 100% de sus ingresos, mientras que otros, tengan tasas de reemplazo bastante inferiores a pesar de haber contribuido de la misma manera.

Si este fuera el caso, habría que revisar los números a la luz de los objetivos y rediseñar la propuesta calibrando cada uno de los componentes hasta alcanzar la meta propuesta.

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