El columnista de América Latina y España de The Economist: "Habrá mucha decepción si el gobierno no logra la Reforma Tributaria"

Semin·rio Brazil Summit The Economist em S"o Paulo (SP)

Michael Reid dice que el país debe aspirar a que su economía crezca establemente a un 4%, como mínimo. Sobre el Presidente Piñera, señala que deberá intentar llegar a acuerdos con los sectores de centro de la fragmentada oposición en el Congreso.


Michael Reid recibe el llamado de PULSO Domingo poco después del arresto en Londres de Julian Assange, el fundador de WikiLeaks, luego de que Ecuador le retirara el asilo en su embajada en la capital británica, lo que para el editor y columnista de América Latina y España de The Economist representa el quiebre del Presidente Lenín Moreno con las políticas de Rafael Correa.

El listado de las principales preocupaciones en la región, señala Reid, lo encabezan Venezuela, la llegada de "populistas muy contrastantes" en México y Brasil, y el hecho de que la región se está quedando cada vez más atrás en cambios económicos. En este último punto advierte que si bien los países que no están tan mal, entre los que incluye a Chile, crecen en torno a 3%, ello "no es suficiente para erradicar la pobreza y para lograr el estatus de un país desarrollado en el corto plazo".

Sebastián Piñera asumió en medio de altas expectativas sobre la economía, considerando su perfil de centroderecha y pronegocios. Sin embargo, el crecimiento este año será inferior al de 2018 y no ha logrado reanimar a los consumidores. ¿Cómo evalúa su gestión?

-Me parece que quería hacer un gobierno más parecido a los de la Concertación. ¿Entre un Sebastián Piñera y un Eduardo Frei hay mucha diferencia? No me parece. Por otro lado, pienso que efectivamente ha sido un poco lento, sobre todo porque no tiene mayoría en el Congreso, por lo que tiene que negociar.

Ha habido un poquito más de destreza política del Presidente en este gobierno que en el primero, pero sigue siendo un desafío lograr aprobar algunas cosas básicas, como las reformas tributaria y de pensiones, en un escenario de estar en minoría en el Congreso y con una oposición fragmentada. Por eso, todavía hay un poco de incertidumbre.

A la economía no la veo tan mal, con algo de suavidad en este momento, pero la inversión sigue subiendo, aunque habrá mucha decepción si no logra una reforma tributaria. Como no tiene mayoría en el Congreso, no le queda otra que intentar llegar a acuerdos con sectores de centro de la oposición.

Como acaba de ocurrir con la DC para conseguir la idea de legislar la reforma tributaria...

-Efectivamente, pero falta todavía para aprobarla.

Chile fue el alumno brillante en la clase de economía en la región en las décadas pasadas, pero algunos dicen que hace un tiempo entró en una siesta.

-Creo que el segundo gobierno de la Presidenta Bachelet fue muy decepcionante. Intentó hacer demasiado y varias de sus reformas fueron mal planteadas técnicamente, lo que generó una incertidumbre política. Por ejemplo, por el proyecto de una nueva Constitución, que si uno para a un chileno en la calle y le preguntas cuáles son los problemas más importantes del país, no va a decir una nueva Constitución, aunque detrás del enfoque del gobierno de la Presidenta había unos temas válidos y reales.

Chile necesita avanzar hacia una sociedad más inclusiva, con menos desigualdad, con mejor capital humano, que cuide mejor los recursos naturales no renovables y el medioambiente, que es crucial en un país de mucha exportación agrícola y pesquera, y todas esas preocupaciones son válidas. Ahora, también es más difícil que logre crecer al 6% o 7% cuando eres un país con un ingreso mejor que hace 15 años o 20 años, como el caso chileno.

Lo que Chile todavía tiene es un marco macroeconómico estable y eso es crucial. Hay una tendencia a darlo por hecho, pero si uno mira la diferencia básica entre los países de América Latina que hoy día están creciendo, aunque menos que antes, y los que no están creciendo o están estancados, los que cuidaron el marco macroeconómico en forma responsable están en mejor forma que los otros que creen reinventar la rueda.

¿Estas tasas de crecimiento económico en torno a 3% le parece que constituyen algo que llegó para instalarse, en un país que estaba acostumbrado a cifras más altas en el pasado?

-Pienso que se debe aspirar a crecer establemente a un 4% como mínimo para un país como Chile, y si se logra eso por 10 años, entonces el país será otro.

A propósito de la reforma al sistema de isapres que el gobierno daría a conocer ahora en abril, salieron voces a decir que Chile debía seguir un modelo como el de Islandia. ¿Qué nación le parece un buen ejemplo para mirar en cuanto a desarrollo económico?

-En términos de modelos para América Latina no hay uno solo. De hecho, yo pienso que hay muchos nichos que hay que ocupar activamente. Los recursos naturales siempre van a ser importantes en Chile, la minería va a ser importante, la agroindustria, pero también son importantes la diversificación y las nuevas exportaciones, los servicios, todo eso. Islandia me parece un país bastante pequeño. Nueva Zelandia es más pequeño en términos poblacionales que Chile, pero Nueva Zelandia combina agroindustria y servicios, por ejemplo, y en algunos nichos industriales entonces puede ser interesante. Lo mismo Finlandia, pero ese es un caso bastante especial también. Entonces, pienso que lo importante es seguir haciendo lo básico bien y trabajar para sociedades más inclusivas, pero que tienen ese dinamismo empresarial que es esencial para el crecimiento.

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