Deportes sin público: la cirugía en el modelo de negocios de grandes eventos

En sus primeros meses la pandemia obligó a suspender las competiciones deportivas a nivel mundial. Ahora, los principales torneos, ligas y campeonatos de las distintas especialidades están volviendo, pero con las graderías vacías, lo que ha obligado a los organizadores a cambiar sus esquemas de financiamiento, algunos con más éxito que otros.


Tenis: grandes torneos son viables, mientras los sudamericanos siguen en duda

El tenis está de vuelta y para que esto esté pasando, el compromiso financiero de los auspiciadores de los torneos y de los canales de televisión ha sido clave. El organizador de torneos Benjamín Benzaquén, cuenta que en el caso del US Open -Grand Slam realizado este mes en Nueva York-, los canales pagaron alrededor de US$ 150 millones para que se realice, lo que más que compensa los ingresos que podrían haber provenido de la venta de entradas, que se calcula en torno a US$ 70 millones. En total, el costo de organizar el US Open se calcula en alrededor de US$ 100 millones, donde US$ 53 millones se destinan a premios, siendo el torneo de este deporte que más dinero reparte en el orbe.

Pero la realidad de las competencias de menor envergadura es más desafiante. El ATP 500 de Hamburgo que concluye hoy, se sustentó con la TV y auspiciadores, pero dejó de recibir entre US$ 10 y 12 millones por público. “Posiblemente los organizadores hicieron la pérdida de las ganancias, pero levantaron el torneo igual”, indica Benzaquén.

Los premios a repartir en algunos casos han bajado. El Master 1000 de Roma ha pagado históricamente en torno a 4 millones de euros en premios cada año, con 600 mil euros para el campeón. Este año, Novak Djokovic se coronó con 205 mil euros. Sin embargo, los que avanzaron de ronda tempranamente fueron mejor premiados.

El problema se profundiza en los torneos más pequeños, como los ATP 250, que basan buena parte de su subsistencia en la venta de entradas que permiten ver principalmente a figuras locales. Algunas de estas competiciones se han cancelado, como el histórico ATP 250 de San Petersburgo, en Rusia.

Los torneos de menor categoría, los Challengers, se sostienen por auspiciadores, dado que el ingreso por público es mínimo y sólo se televisan las finales y, en algunos casos, semifinales. Las transmisiones vía streaming han concitado una mayor visibilidad para los auspiciadores.

En Latinoamérica los organizadores de los torneos de Brasil, Guayaquil, Lima y Santiago están a la espera de que las autoridades permitan su realización, mientras que los de Bogotá, Buenos Aires, Montevideo y Santo Domingo ya cancelaron.

La Asociación de Tenistas Profesionales (ATP) ha aprobado pautas de ahorro para los organizadores de torneos, como no contar en algunas canchas con jueces de línea y disminuir la cantidad de personal alcanza pelotas, lo que también conlleva ahorros logísticos. Esto es vital, porque aparecieron nuevos gastos, como costear más de 70 exámenes de Covid por torneo.

A su vez, la ATP está ultimando la creación de un fondo que piensa entregarle, en promedio, unos US$ 4.325 a jugadores entre el puesto 101° y 500° del ranking, o entre los puestos 51° y 175° del dobles, y que hayan ganado menos de US$ 250 mil el último año o menos de US$ 1 millón en los últimos cuatro años.

El extenista Horacio de la Peña (@elpulgadelapena), comenta que “entre un 20% y 50% de los ingresos de un jugador de élite o dentro de los primeros 30 puestos del ranking ATP, puede venir de sponsors, lo que depende de su nivel de popularidad”. Además, dice que a algunos jugadores de este grupo, ciertos torneos de menor nivel les pagan un bono por asistir a la competencia. Enfatiza que “las marcas no están abandonando, porque los partidos durante la pandemia se están viendo mucho por televisión. Sin embargo, los negocios en torno a los torneos se vieron perjudicados, como los restaurantes”.

Básquetbol: el 40% de los ingresos de la NBA proviene de la asistencia

La liga de básquetbol mundial más grande es la organizada por la Asociación de Básquetbol Nacional de EE.UU. (NBA), que reúne a grandes estrellas de 38 países de este deporte mundial, como LeBron James, Kyrie Irving, Stephen Curry, Kevin Durant, Nikola Jokić y Luka Dončić.

Pero la danza de millones del baloncesto se vio seriamente amenazada con la propagación del coronavirus, lo que obligó a sus organizadores a internar a todos los jugadores y equipos en una burbuja en Disney World, Orlando, lo que tuvo un costo de unos US$ 150 millones. La finalidad era testearlos del virus permanentemente y controlar sus desplazamientos para que no se contagien.

Los partidos ya se retomaron, pero sin público, y por estos días se están jugando las finales de cada conferencia.

En la década pasada, los ingresos año a año de la NBA rondaban entre los US$ 2.600 millones y los casi US$ 4 mil millones, sin embargo, en la década que está terminando este año los ingresos escalaron hasta llegar al récord de US$ 8.760 millones en la última temporada.

La televisión y los auspicios son relevantes para solventar la actividad, que no ha podido cambiar su modelo de negocios de cara a prescindir del público. Tanto es así, que durante el frenazo de los partidos por Covid-19, el comisionado de la NBA, Adam Silver, sostuvo que se afectó el 40% de los ingresos. Se calcula que, en promedio, cada equipo deja de percibir unos US$ 2 millones por cada partido sin asistencia.

En estos días, Silver dio luces que, de momento, el modelo seguirá igual hacia adelante. “Sigo creyendo que será mejor empezar (la nueva temporada) en enero. El objetivo para la próxima liga es jugar una temporada estándar y con los fanáticos”.

Fútbol: FIFA acude a sus reservas para apoyar a federaciones

De las 211 federaciones que tiene el ente rector mundial del fútbol, la FIFA, sólo cuatro no vieron interrumpida su actividad con el coronavirus: Bielorrusia, Burundi, Tayikistán y una de América Latina, Nicaragua.

Como tantas federaciones existen, casi igual cantidad de modelos de negocios hay en el deporte rey. Pese a ello, la FIFA echó mano a sus reservas y creó la semana pasada un fondo de apoyo universal por el Covid-19, que está dotado de US$ 1.500 millones que se repartirán entre las distintas federaciones y confederaciones.

Una parte de este fondo se destinará a entregarle a cada federación un bono o subvención de solidaridad de US$ 1 millón para el fútbol masculino y de US$ 500 mil para el femenino, mientras que otro eje se configuró para facilitarles préstamos sin intereses y con un tope: el préstamo recibido no puede superar el 35% de los ingresos auditados que haya recaudado la federación en 2019; además, el préstamo tiene un mínimo de US$ 500 mil y, a la vez, no puede superar los US$ 5 millones. Ya han solicitado el préstamos más de 150 federaciones.

En tanto, el organismo presidido por Gianni Infantino también les ofrecerá a las confederaciones optar a una subvención de US$ 2 millones. La suma íntegra se transferirá de aquí a enero de 2021. Estas entidades regionales que agrupan varias federaciones también tendrán la posibilidad de percibir hasta US$ 4 millones en préstamos.

Para todo este plan, la FIFA le confió el manejo de este fondo a Olli Rehn, gobernador del Banco de Finlandia, miembro del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo y exvicepresidente de la Comisión Europea.

Rehn indicó recientemente que “el impacto estimado de la interrupción del fútbol en el mundo fue de unos US$ 14.000 millones”, y añadió que las previsiones de base en términos generales eran que aproximadamente un tercio de la economía del fútbol, que tiene un valor aproximado de entre US$ 40.000 millones y US$ 45.000 millones al año, se había visto afectado por la crisis del Covid-19.

El Comité de Dirección del Plan de Apoyo de la FIFA Covid-19 está compuesto por tres miembros, con el presidente Rehn respaldado por el jamaicano Molly Rhone y el bahreiní Muhannad Hamad.

Las competencias organizadas por la FIFA que estaban previstas a jugarse este año eran los mundiales femeninos Sub-17 y Sub-20, además del Mundial de Clubes. Todos los eventos se corrieron para 2021.

A nivel local, los ingresos de los clubes chilenos se vieron diezmados al estar sin poder jugar partidos por cinco meses y los modelos de negocios a la vuelta de la actividad no variaron, más allá de lucir en las galerías con mayor notoriedad a los auspiciadores en las transmisiones televisivas. A modo de ejemplo, el campeón chileno vigente, Universidad Católica, mostró un retroceso del 6% en sus ingresos -un 77% por derechos televisivos y un 33% por comercialización- durante el segundo trimestre en comparación al mismo lapso de 2019. En Colo Colo suspendieron algunos meses el pago de los sueldos, mientras que la Universidad de Chile acudió a créditos bancarios.

Automovilismo: F1 firme con la TV, mientras que en la Indy y el rally ciertos circuitos se cancelan

El automovilismo a nivel mundial está teniendo un buen año, pese a las circunstancias del coronavirus. La Fórmula 1 lleva nueve carreras en 2020 y tiene calendarizadas un total de 17, lo que era impensado cuando comenzó la pandemia; la Indy Car ya está casi regularizada, se hicieron las 500 millas de Indianápolis y la reciente semana se corrieron las 24 horas de Le Mans.

Eliseo Salazar, piloto chileno que corrió en la F1 y en la Indy Car, detalla que los equipos grandes como Ferrari o Mercedes se mueven con volúmenes de al menos US$ 500 millones el año. Detrás de estas cifras, dice Salazar, está como gran aporte lo que paga la televisión, por lo que la incidencia de la gente en torno a las pistas no sería relevante. Además, recalca que en la F1 también existen grandes mecenas, como lo son algunos gobiernos que atraen las carreras con fines de potenciar su turismo e imagen país, como Baréin, Emiratos Árabes, Qatar y Turquía.

No obstante, hay otras carreras donde el público es vital, como en las 500 millas de Indianápolis, el evento deportivo que concita más público presencial en el mundo, con una capacidad para 400 mil personas. Los otros circuitos de la IndyCar congregan una asistencia de entre 60 mil y 100 mil personas por carrera, y cada ciudad donde se corre tiene a un promotor privado que la organiza. “Hay dueños de circuitos y algunos han determinado no hacer carreras, porque al no tener el ingreso del público no se hace viable”, explica el piloto.

A nivel local, Salazar es uno de los promotores del circuito de Santiago de la Fórmula E. Sostiene que, hasta ahora, “sería probablemente sin público en enero”. Añade que esta carrera no depende de la venta de entradas, ya que se sustenta con auspiciadores como Antofagasta Minerals, Entel, Enel, Michelin y DHL, entre otras marcas internacionales.

Ya en pistas más complicadas, el Campeonato Mundial de Rally (WRC, en sus siglas en inglés) se interrumpió en marzo por la pandemia, cuando llevaba corridas tres fechas. La vuelta al ruedo se dio este mes, con la realización de dos carreras, una en Estonia y otra en Turquía. Con todo, sólo se correrán dos fechas más en el año, totalizando siete carreras, cuando lo normal son 14. Cada circuito del WRC tiene un modelo de negocios distinto, que depende de lo establecido por los organizadores locales. Por ejemplo, la fecha de Estonia, que se corrió hace un par de semanas, se financia en gran medida cobrándole un ticket a cada asistente, que en este caso totalizaron alrededor de 10 mil personas, un 10% de su aforo habitual, debido a los mayores recaudos por el Covid-19.

En Chile, en cambio, se optó por el modelo de masificación del evento, por lo que para la primera vez que se corrió una fecha del WRC en nuestro país en 2019, los organizadores y promotores -encabezados por los hermanos Felipe y Kurt Horta- no cobraron entradas. El financiamiento corrió en un 70% por cuenta de auspiciadores, siendo los principales Copec y Mobil. El 30% restante provino de recursos aportados por municipios y gobiernos regionales, que contribuyeron a modo de fomento al turismo.

El rally local contempla en un año normal otras seis o siete fechas en que corren los competidores nacionales, eventos que tienen el mismo modelo de financiamiento que la fecha mundial que se realiza en nuestro país. Este año no habrá torneo anual de rally local, pero sí se está pensando realizar una copa a fin de año, donde puedan probar los protocolos sanitarios de cara a 2021. Aún es un misterio si es que los gobiernos regionales o los municipios podrán aportar con los fondos que apoyen parte de la organización.

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