Economista de la Universidad de Columbia, Guillermo Calvo: "Es muy probable que la economía argentina entre en una marcada recesión"

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El académico afirma que los próximos meses la actividad podría mostrar caídas de "al menos 2%". Aunque valora el acuerdo con el FMI y el retorno del país a la categoría de mercado emergente, cree que el manejo económico del gobierno de Mauricio Macri no ha cumplido las expectativas.


El Fondo fue la única opción disponible", afirma Guillermo Calvo, académico argentino de la Universidad de Columbia, sobre el crédito de US$50 mil millones sellado este mes entre Argentina y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en el contexto de una fuerte devaluación del peso y de, según Calvo, la pérdida de credibilidad del Banco Central en el control de la inflación. Pese a ello, el economista advierte que el éxito del plan está condicionado a factores externos y al apoyo político que pueda lograr en un Congreso de mayoría opositora al gobierno. Dice que el Ejecutivo de Mauricio Macri desaprueba hasta ahora en materia económica y es pesimista respecto de las posibilidades de crecimiento del país este año, anticipando incluso un escenario de contracción de la actividad. ¿El regreso al MSCI? Un gesto positivo, señala, pero "muy lejos de ser un espaldarazo".

¿Fue un buena decisión del gobierno de Argentina el solicitar el apoyo financiero del FMI para enfrentar la devaluación del peso? ¿Era el mejor camino?

-El Banco Central había perdido credibilidad, tanto por el anuncio del 28 de diciembre (28D) -por el que se hizo evidente que el instituto emisor era fuertemente dependiente del ala política-, como por el hecho de que la política monetaria estaba, en mi opinión, mal diseñada. Se utilizó la tasa de interés como instrumento, en un contexto en el que los salarios estaban indexados al nivel de precios, y se desecharon tanto la tasa de cambio como los agregados monetarios para anclar el nivel de precios. Con estas condiciones, la inflación se vuelve altamente dependiente de las expectativas, particularmente las expectativas inflacionarias. De manera que, aparte del episodio 28D, el Central operaba de forma poco efectiva y sus metas de inflación eran poco creíbles. Esta situación empeoró por la fuerte devaluación desde principios de año, a lo que se le sumó el masivo vencimiento de lebacs, y se hizo claro que había que buscar un ancla que fuese lo más independiente posible del Banco Central y los avatares de la política doméstica. El FMI fue la única opción de corto plazo disponible para Argentina.

¿Será suficiente esa medida para enfrentar la creciente depreciación de la moneda en un contexto de mayores tasas a nivel internacional? ¿En qué nivel debería situarse el peso el resto del año?

-El déficit de cuenta corriente excede el 5% del PIB y el déficit fiscal ronda también esa cifra. El plan diseñado por el FMI y el gobierno podría ser exitoso, pero depende mucho de factores externos que hoy día no son favorables para los mercados emergentes. Además, el gobierno tiene minoría en las cámaras, lo que hace que la credibilidad del plan continúe siendo sensible al toma-y-daca de la política, que es muy difícil de predecir. Por el momento, el Banco Central está tratando de calmar las aguas subiendo la tasa de interés a niveles altísimos. Estos niveles no son sostenibles, lo que imposibilita anticipar la trayectoria de la tasa de cambio para el resto del año con algún grado de certeza: podría seguir de cerca a la inflación, como también podría desbarrancarse en otra maxi devaluación, o entrar en un camino insostenible de apreciación cambiaria, como pasó en la primera parte de la administración Macri. Usted me pregunta en qué nivel debería situarse. Creo que debería buscarse la posibilidad de estabilizar la tasa de cambio real a los niveles presentes, pero tomando en cuenta lo que se haga con las tarifas.

¿Qué efecto podría tener lo anterior en cuanto a las metas de inflación? Para este año las proyecciones se han movido al alza, llegando actualmente a un 27%, que incluso podría escalar hasta 32%.

-La tasa de interés continúa siendo el ancla central en un contexto en el que sospecho que los arreglos salariales van a seguir estando fuertemente indexados a la tasa de inflación (al menos a la inflación ex post). Esto se parece al sistema prevaleciente antes de diciembre 2017, en el que la tasa de cambio y la inflación no pudieron ser controladas, lo que me lleva a dudar del éxito del programa, excepto que la presencia del FMI, por sí misma, refuerce la credibilidad del programa.

En este sentido, ¿es esperable que el gobierno modere en parte su objetivo de ajustar tarifas?

-El gobierno está en una encrucijada: si modera el ajuste de tarifas (lo que creo es lo más probable que ocurra), aumenta el déficit fiscal -lo que eventualmente resulta en mayor inflación-; y, por el otro lado, si no las modera, el aumento del precio del petróleo, por ejemplo, y la fuerte suba de la tasa de cambio, alimentan la inflación de costos.

En materia de crecimiento, el primer trimestre el país se expandió un 3,6%, por arriba de lo esperado. ¿Cuál es su expectativa respecto de la expansión del PIB de Argentina para 2018? ¿Y para 2019?

-La experiencia con el tipo de situación que enfrenta Argentina me lleva a pensar que es muy probable que la economía entre en una marcada recesión. No podría descontar la posibilidad de una caída del producto de al menos 2% en los próximos meses.

Una de las críticas que se han hecho al manejo económico apunta a la ausencia de reformas estructurales para impulsar un mayor crecimiento de largo plazo, ¿coincide con ese diagnóstico?

-Hay algo de eso, pero me parece que a lo que se refiere la mayoría de los analistas es a la necesidad de controlar el déficit fiscal.

Yo creo, sin embargo, que es aun más importante lograr una especie de pacto de precios y salarios, como México en los 1990 e Israel en los 1980. Esto no es fácil de implementar pero, sin ello, la inercia inflacionaria tiene grandes chances de ganar la partida y perpetuar la inflación alta.

¿A su juicio, el gobierno de Mauricio Macri ha cumplido con las expectativas que se cifraron en un comienzo respecto de su gestión?

-Esto es fácil de contestar: no en lo económico, pero más de lo esperado en lo político.

Con lo que hemos visto en las últimas semanas, ¿cree que es más o menos factible pensar hoy en una continuidad del gobierno más allá de 2019?

-Creo que la continuidad de Cambiemos (con o sin Macri) es probable, en cuanto la oposición continúe sin poder consolidarse. De aquí a allá, la economía va a seguir, en el mejor de los casos, un ritmo poco excitante. La gente se va a quejar más y más, pero especialmente la clase media, va a terminar votando a Cambiemos como mal menor.

¿Qué tan importante es para Argentina el regreso a la categoría de mercado emergente por parte del MSCI y qué efectos concretos debería acarrear esa decisión para la economía?

-Ayuda, pero por el momento, se aplica a acciones que cotizan en EEUU (las llamadas ADR). Además, esa categoría se pierde muy fácilmente si, por ejemplo, se pone alguna restricción al flujo de capitales hacia o desde el exterior. Corea del Sur, una economía industrializada con un PIB per cápita casi el doble del argentino, no es parte del MSCI.

¿Coincide con quienes interpretan el regreso a la categoría emergente como un espaldarazo a la gestión económica del gobierno, incluido el reciente acuerdo negociado con el FMI?

-Es un gesto positivo, pero muy lejos de ser un espaldarazo.

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