GPS y "Oficina de los Chilenos"

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Foto: Andrés Pérez

En marzo de 2018 se anunció la creación de la "Oficina de Gestión de Grandes Proyectos" del Ministerio de Economía. Esta es una iniciativa muy valiosa e importante para el país, puesto que la idea es facilitar y coordinar todo el proceso de tramitación de grandes proyectos, lo cual redunda en inversión y crecimiento y, más importante aún, ese crecimiento se traduce en aumento de empleo formal y de remuneraciones para muchos compatriotas. Pero, al parecer inicialmente, el equipo creativo de esta iniciativa solo tenía gente financiera y económica y no había escuchado las grandes lecciones retóricas tan geniales de la Concertación y la Nueva Mayoría. Eso que algunos han llamado la narrativa o los componentes del relato. Nota 7 en finanzas y economía, nota 1 en marketing. Pero eso se corrigió este mes y ahora se llama Oficina de Gestión de Proyectos Sustentables y su abreviación es GPS, que hace un inteligente juego con el sistema de guía y posicionamiento que hoy traen hasta los automóviles. Se sustituyó la palabra Grandes por Sustentables. Ahora, nota 7 en marketing. El ministro de Economía, que durante todos los gobiernos posdictadura no existía, ahora tiene más portadas de prensa que el propio Presidente y probablemente ya debe estar apareciendo, para pesar de otros, en el top 5 de Chile Vamos de esas encuestas presidenciales que aún no conocemos públicamente, pero que ya deben manejar los partidos y el gobierno. El ministerio, en forma muy transparente, tiene publicado en su sitio web que el catastro actual es de 65,4 mil millones de dólares para el periodo 2018-2021 y en 203 proyectos. Esta lista irá cambiando y se irá actualizando, pero es un promedio por proyecto de 322 millones de dólares. Yo felicito esta iniciativa, porque le hace bien a Chile, y si le da porotitos a alguien, merecido es.

Sin perjuicio de felicitar lo anterior, es claro que son los proyectos súper (híper) grandes. Por lo mismo, creo que también debe crearse la "Oficina de los Chilenos". ¿Para qué? Para que con la misma fuerza, también se haga gestión de los problemas comunes que afectan a los ciudadanos en su día a día, incluyendo el emprendimiento de micro, pequeñas y medianas empresas. Su orientación debiese ser darle al cliente/ciudadano, en su interacción con el Estado e incluso con las empresas privadas, especialmente las monopólicas por razones naturales, una experiencia que exceda sus expectativas. Ello requiere ponerse en los zapatos del ciudadano e identificar, al igual como se hizo con el catastro de grandes proyectos, el catastro de cuellos de botella, que al eliminarlos, harían más agradable la vida diaria de un ciudadano común.

Voy a ejemplificar con algunas experiencias que he tenido en el último tiempo. Con ello, no digo que ellas sean las más importantes y tampoco que sea un listado exhaustivo, sino que simplemente graficar el tipo de problemas que he tenido la suerte de conocer al apoyar a algunos emprendedores. Una pequeña emprendedora estaba, no sin el comprensible temor a fracasar, atreviéndose con valentía, a arriesgar su capital y tiempo en una nueva iniciativa. Le recomendé el uso de la plataforma empresa en un día, que se creó en su momento precisamente con el enfoque que estoy planteando. Una vez que la ayudé a llenar todo en el sitio web, venía el trámite notarial. Llamamos a la primera notaría y la respuesta fue que no tenían agenda disponible. La segunda notaría respondió que "el sistema computacional" no les funcionaba. Me pareció oler algo raro. Llamé a un amigo abogado y me explicó. Lo que pasa es que si las personas hacen el trámite por la vía electrónica en vez de por la vía tradicional, la notaría gana menos dinero, y entonces prefieren no atender a esos ciudadanos. Bastante molesto, llamé a la mesa central de "empresa-enundía". El funcionario me explicó que efectivamente habían recibido esta queja miles de veces, pero que no podían hacer nada, porque ellos eran el Poder Ejecutivo y la fiscalización de las notarías depende del Poder Judicial. Le pregunto entonces si había algún canal virtual donde poder plantear esta inquietud. Más allá del problema puntual con mi gran emprendedora, claramente era un problema que debían estar afrontando muchas personas y quizás yo podía tratar de ayudar en algo a solucionar el problema sistémico. El funcionario me respondió que tendría que dirigirme físicamente a los tribunales, porque no existía ninguna plataforma electrónica para dar a conocer este problema. Incrédulo de ello, al estar en el año 2018, con más de 20 años de internet, le agradecí y corté. Busqué en la página web del Poder Judicial y no había, sí: escuche bien, no había ningún mecanismo para dejar un reclamo o sugerencia que no fuese asociado a una causa judicial. Es decir, algo tan obvio y simple era misión imposible y una verdadera vergüenza. Pero vamos más al fondo. Todos sabemos que si las personas "tienen influencias o son grandes" ni siquiera firman delante del notario. Mientras, el otro 99,9% de los chilenos tiene que hacer una larga cola y ser tratado, a pesar de incluso pagar por el servicio, con una pésima calidad de servicio. Entonces, ¿por qué en pleno tercer milenio no cambiamos el mecanismo usando blockchain?

Otro ejemplo: una abuelita, que había apoyado con un pequeño capital a su nieto, otro valiente emprendedor, tenía que hacer su declaración de impuestos. Con toda la reforma tributaria, tenía la crema y a diferencia de los súper grandes, no tenía asesores tributarios. La ayudé en su declaración. Al llenar su formulario de declaración de renta en el sitio web del SII, sucedía que el validador del servicio estaba malo y no permitía enviar la declaración. Sí, escuchó bien: estaba malo. Tanto es así, que después de preguntar en reiteradas ocasiones durante abril al SII sin obtener respuestas, finalmente el día 8 de mayo me comunicaron que efectivamente el formulario de declaración estaba incorrecto y que iban a tratar de arreglarlo. Sin embargo, como usted sabe, el plazo para declarar la renta vencía el 30 de abril, y si es posterior, hay multas cuantiosas. Es decir, todos los chilenos y chilenas tuvieron un sistema que contenía errores hasta el plazo fatal. Más aún, muchos pueden haber gastado muchas horas quebrándose la cabeza para intentar comprender cuál era su error y sin poder enviar esa ni otras declaraciones. Ello les debería dar derecho a una indemnización, pero más encima recibieron una multa por enviarla fuera de plazo. Todas las multas debiesen eliminarse si era el SII el que tenía un error en sus sistemas.

Como mencioné, el punto no es centrarse es estos dos ejemplos concretos y que, tengo claro, no son los más prioritarios, porque la muestra es cero representativa. El punto es que se cree la "Oficina de los Chilenos" para que trabaje sistemáticamente y con la misma pasión de la Oficina GPS en abordar problemas, casi absurdos, que afectan al otro 99,9% de los chilenos. Y, sin duda, preguntarle a un grupo de psicólogos y sociólogos de ultraizquierda, ¡antes de lanzarlo!, qué nombre le pondría a este servicio. Gestión + Relato para los Chilenos.

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