La optimista mirada de Aldo Lema: “El crecimiento de la actividad en Chile podría ser levemente positivo o llegar incluso al 1% en 2023″

Economista Aldo Lema

El economista y consejero del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) estima que el ambiente desfavorable que reinaba para la actividad mundial hasta ahora se ha ido disipando y ve una menor incertidumbre. Este contexto, junto a otros factores locales, evitará que la economía chilena se contraiga este año, estima Lema, yendo a contracorriente del grueso del mercado.


El economista y consejero del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) estima que el ambiente desfavorable que reinaba para la actividad mundial hasta ahora se ha ido disipando y ve una menor incertidumbre. Este contexto, junto a otros factores locales, evitará que la economía chilena se contraiga este año, estima Lema, yendo a contracorriente del grueso del mercado.

A contrapelo de las expectativas de la mayoría del mercado local, el economista Aldo Lema cree que la actividad económica chilena este año tendrá un aterrizaje menos traumático. El optimismo del actual consejero del Consejo Fiscal Autónomo (CFA) y execonomista jefe del Grupo Security, se basa en las positivas señales que durante los últimos meses han estado emanado desde la economía mundial y también de claves factores internos.

“El crecimiento de la actividad en Chile podría ser levemente positivo o llegar incluso al 1% para 2023″, anticipa el economista de nacionalidad chilena y uruguaya, y que desde 2021 también integra -ad honorem- el Consejo Fiscal Asesor creado por el Presidente Luis Lacalle Pou en Uruguay.

Mientras el Banco Central prevé un crecimiento de la actividad en Chile de entre -0,75% y -1,75%, el Fondo Monetario Internacional (FMI) fijó recientemente su apuesta en-1,5%, con lo que se constituiría en la única economía de la región en tener una caída en 2023.

Las mejores señales del mundo

¿Cómo avizora el contexto internacional relevante para Chile este 2023?

-El viento en contra que hubo en 2022, producto de la desaceleración global, las condiciones financieras restrictivas de la Fed de Estados Unidos y otros desarrollos geopolíticos y económicos, impactaron en el desempeño de Chile. Parecería que ese escenario tan desfavorable está cambiando. El viento en contra al menos se puede tornar neutro o llegar a ser una brisa levemente en contra. Hasta hace poco el análisis generalizado de muchos analistas era de una estanflación para la economía mundial y ese escenario parece estar diluyéndose. El contexto externo para 2023 hoy es menos desfavorable para Chile.

La economía mundial está en un período de crecimiento moderado con signos incluso de reactivación, impulsada por China. Eso se nota en los precios de los commodities, en el debilitamiento global del dólar y en las condiciones financieras menos restrictivas durante los últimos meses.

Al parecer las últimas señales desde China parecen auspiciosas...

-China está mostrando señales de estabilización. Con la flexibilización de las medidas Covid y otros estímulos que pudieran venir, China en 2023 debería ir de menos a más. Después de crecer un 3% en 2022, pasaría a crecer cerca del 5% este año.

Por otro lado, es posible que la Fed de Estados Unidos haga una pausa este semestre en materia monetaria. Eventualmente podría mantener la tasa por un periodo prolongado y no se puede descartar que incluso, si la desinflación es acelerada, que la Fed baje las tasas de interés hacia finales del año.

De esta forma, con la mejor evolución de China y su impacto en la actividad, y las decisiones de la Fed y su efecto de las condiciones financieras, deberíamos estar moviéndonos a un escenario mundial menos desfavorable, lo que puede mejorar las perspectivas de Chile respecto de lo pronosticado hace algunos meses.

El efecto a nivel local

¿Cómo se materializa este mejor escenario mundial en la economía de Chile este año?

-A pesar de muchos factores que jugaron en contra de Chile durante 2022, como la desaceleración mundial, el alza del petróleo, el fortalecimiento global del dólar, la caída de los commodities, el alza de las tasas de interés locales y la consolidación fiscal, el cierre de 2022 en términos de actividad fue menos negativo de lo que se esperaba. Es decir, la actividad resistió bastante mejor respecto de la mayoría de los pronósticos. Eso significa un cierto arrastre menos desfavorable para 2023 que el mayoritariamente contemplado, por lo que parece improbable que Chile se contraiga durante este año.

Es posible que muchas estimaciones negativas para este año se comiencen a revisar durante las próximas semanas. El crecimiento de la actividad en Chile podría ser levemente positivo o llegar incluso al 1% para 2023 si este escenario global se va consolidando. La incertidumbre global sigue siendo alta, pero menor a la que había hasta octubre, con menor probabilidad de escenarios muy adversos. Algunos factores internos atenuarán su menor impulso.

Adicionalmente, se van consolidando señales de moderación de la inflación en Chile, junto con cierto reimpulso fiscal. Todo eso configura un panorama menos negativo.

Menor inflación

Bajo este escenario, ¿cuál es la trayectoria que tomará la inflación en los próximos meses?

-En términos inflacionarios Chile tuvo la tormenta perfecta entre 2021 y 2022. Tuvo una alta inflación externa, un tipo de cambio que no actuó como válvula de escape de las presiones inflacionarias globales y una demanda interna muy robusta, estimulada para la salida de la pandemia desde el lado monetario, fiscal y crediticio. Influyó, además, la desacumulación de activos de las personas en el sistema previsional.

Muchos de esos factores se han ido revirtiendo durante los últimos meses, pero la inflación no reacciona en forma instantánea. Hoy la mayoría de los factores empiezan a justificar una desaceleración inflacionaria que es gradual, pero debería ser persistente con el correr de 2023. Las expectativas de inflación también hoy están menos desancladas y tienen una mayor tendencia a la convergencia.

La desaceleración inflacionaria debería ser tanto más rápida en cuanto más colabore el tipo de cambio. Hoy hay un debilitamiento global del dólar y una apreciación de monedas emergentes como el peso chileno. Espero que la inflación se modere a menos del 5% hacia fines de año para consolidarse en 2024, aunque todo va a depender de la evolución del tipo de cambio y del efecto de la indexación de la economía chilena.

¿Si su escenario central se materializa, con un crecimiento de la actividad en 2023, las anunciadas rebajas de tasas pueden ser un poco más pausadas por el efecto que esto tiene en la inflación?

-Sí, aunque depende fundamentalmente del tema cambiario. Si continúa la apreciación del peso, eso ayudará mucho en el corto plazo. Aún con un escenario de actividad resiliente, aún con un escenario internacional no tan desfavorable y los efectos más resistentes de la indexación, podríamos tener una desaceleración inflacionaria más o menos significativa. Los bancos centrales serios en el mundo, incluido el de Chile, que tuvieron un papel muy activo en el 2020, van a estar dispuestos a bajar las tasas de forma muy rápida, pero cuando estén muy convencidos de que ganaron la batalla contra la inflación.

¿Cómo ve el comportamiento de la política fiscal este año, luego del fuerte ajuste del año pasado?

-Creo que hay una clara conciencia en el gobierno, que nace desde el Ministerio de Hacienda y también pasa por la Presidencia, de un compromiso con la responsabilidad y la sostenibilidad fiscal, que es la base para que Chile retome un proceso de crecimiento al menos cercano al potencial y asentar un progreso económico más sostenido.

Este compromiso se ha traducido en varias señales durante el último tiempo, fundamentalmente, en el inicio de la consolidación fiscal, lo que es muy destacable.

Estas señales han sido positivas y los inversores han valorado la situación fiscal de Chile a través de un menor riesgo país. Un desafío mucho más relevante será mantener esta consolidación fiscal durante los próximos años. La posibilidad de que “un animal se atreviese en el camino” en el escenario externo hacia 2024-2025 o en la segunda mitad de esta década es alta. La prudencia debe primar y persistir la conciencia de que la responsabilidad fiscal termina siendo expansiva a la larga.

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