La reconversión de Deysa Care: desde mascarillas a productos de limpieza basados en nanotecnología

Juan Ricardo Olivares y Marcelo Olivares de la empresa Deysa. Foto: Andres Perez

Los hermanos Marcelo y Juan Ricardo Olivares vieron una oportunidad con la pandemia, pero una vez terminada la crisis sanitaria tuvieron que reinventarse. El desarrollo científico y la sustentabilidad siguieron siendo su norte y ahora se aprestan al levantamiento de una ronda de inversión.


Existe un viejo refrán que dice que en las crisis están los que lloran y los que venden pañuelos. La empresa chilena Deysa Care se dedicó a lo segundo. Gracias al uso de tecnología autodesinfectante desarrollada a partir de nanopartículas de cobre y plata se consolidaron como uno de los principales actores en el mercado de las mascarillas de alto estándar en Chile durante la pandemia. Pero se terminó la crisis sanitaria y con ello, la obligatoriedad del uso de estos objetos de cuidado. ¿Cómo se reinventaron?

Volvamos atrás. Antes del 2020, los hermanos Marcelo y Juan Ricardo Olivares tenían una empresa de trade marketing. Cuando llegó el coronavirus, una de los sectores más afectados fue el retail, cuyas empresas eran sus principales clientes. Había que tomar una decisión: ponían en pausa la empresa hasta que pasara la incertidumbre o se reinventaban. Decidieron lo segundo. Viendo la oportunidad se dedicaron a vender productos de limpieza y desinfección para el hogar, así como mascarillas. “Rápidamente nos dimos cuenta que las mascarillas eran la gran protagonista de la pandemia, pero costaba mucho encontrar las de buena calidad, y con Marcelo habíamos conocido varias maquinarias para fabricarlas. Así nace la idea”, recuerda Juan Ricardo Olivares.

Investigaron una serie de equipos que existían en Chile y, a pesar de los problemas logísticos de las importaciones en ese entonces, los ingresaron al país. Buscaron una bodega especial para que operaran en un ambiente inocuo y comenzaron a fabricar mascarillas de alta gama. Todo con recursos propios. Les iba bien, pero a los pocos meses otros empresarios que también se dieron cuenta que había que “vender pañuelos”, comenzaron a importar productos similares desde China “y a precios muy muy bajos”, dice Juan Ricardo, y agrega: “Nos volvimos a preguntar ¿cómo diferenciarnos e innovar en este mercado? Y decidimos explorar el mundo de la nanotecnología para mejorar el desempeño de las mascarillas”. Dieron ese giro a principios de 2021, creando Deysa Care.

Durante el proceso de buscar la mejor tecnología posible fue clave el ingreso del científico Manuel Azócar, quien llevaba más de diez años estudiando neurociencia en Chile. Finalmente, lograron crear un “principio activo” propio, basado en una delgada película de nanopartículas de cobre y plata que incluso lograba autodesinfectarse. El siguiente desafío fue buscar los proveedores clave para poder producir a gran escala. Lo consiguieron. De a poco se daban cuenta que más que un fabricante de mascarillas se estaban transformando en una empresa de nanociencia, algo que sería clave para su siguiente transformación.

Comenzaron fabricando cerca de 500 mil mascarillas al mes, principalmente destinadas a todo tipo de centros de salud, varios canales del mundo del retail, como supermercados, farmacias y marketplace de e-commerce, además de varias empresas que estaban preocupadas por la salud de sus empleados. Lograron vender toda la producción. “Seguimos fabricando y tuvimos varios peak, que por lo general coincidían con la aparición de nuevas variantes del Covid”. De hecho, llegaron a fabricar hasta 15 millones de unidades al mes en los momentos de mayor demanda.

Diversificación

Pero la vacunación masiva en el mundo hizo que la población comenzara a sacarse las mascarillas. Un poco antes, los hermanos Olivares se dieron cuenta que debían modificar su negocio. Así, en septiembre de 2021, decidieron reinvertir parte importante de las ganancias del proyecto mascarillas en Nanolab Deysa, un laboratorio de nanociencia que creara productos bajo la nueva marca Deysa Nanolife. Mientras tanto, la venta de mascarillas seguía. De hecho, en 2022 facturaron cerca de US$8 millones por ese concepto.

Así, con una inversión inicial de US$700 mil, destinados en su mayoría a equipamientos, maquinaria, certificaciones y capital humano, aplicando nanotecnología lograron desarrollar un agente de limpieza de tamaño reducido a partir de ingredientes naturales. “Es mil veces más pequeño que un grano de arena. El tamaño de estas nanocápsulas, desarrolladas a partir de aceite de cáscara de naranja, no solo permiten una penetración más efectiva en todo tipo de manchas, sino que también posibilitan su concentración en formatos de recarga más compactos, incentivando la reutilización de botellas para erradicar los plásticos de un solo uso”, destaca Marcelo Olivares. Así, dieron vida al NanoStick, formato de recarga rápida con el que ofrecen una línea completa de productos para la limpieza y desinfección del hogar: antigrasas, limpiapisos desinfectante, multiusos desinfectante y limpiavidrios.

Ya cuentan con la certificación de biodegradabilidad entregada por el Dictuc y sus botellas reutilizables consideran una duración de hasta tres años. “Hoy vemos cómo han ido apareciendo propuestas en el mercado local para migrar a fórmulas de dilución de concentrados, lo que es una buena señal respecto a cambios de hábito que están adoptando los chilenos para empujar la reutilización de los plásticos. Las empresas no solo están compitiendo por entregarle valor al consumidor con mejores productos, sino que también con propuestas más sustentables. Todo hecho en Chile, gracias al poder de la nanotecnología.” asegura Marcelo Olivares.

Si bien en esta primera etapa han trabajado con recursos propios y una reinversión constante de flujos, Deysa ya alista una ronda de levantamiento de capital en dos etapas. La primera se concretará durante el segundo semestre de 2023, con US$ 500.000, a fin de reforzar la fase de lanzamiento. La segunda, en tanto, estará destinada a escalar la producción, ampliar la distribución local y ejecutar el plan de expansión a otros mercados. Actualmente, las mascarillas son el 80% del negocio de Deysa Care, mientras que el 20% representa el resto de los productos. La idea de los hermanos Olivares es que en futuro cercano la ecuación sea al revés.

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