Las historias de José Said en voz de 7 protagonistas

José Said Saffie falleció este jueves a la edad de 90 años.

Sus periplos a Palestina, una misa en el Santo Sepulcro, su preocupación por preservar el club deportivo de la colonia, sus lazos con Perú, la ayuda en la compra de Hacienda Santa Martina, el viaje a Calama, y el respaldo a Jorge Awad en la Abif. Estos son algunos de los episodios de la vida del presidente de Parque Arauco y de Scotiabank, fallecido esta semana, relatados por sus cercanos.


Mario Nazal y los inicios de la Fundación Belén 2000

-”Por 20 años estuvimos ahí, codo a codo. Fue un gran amigo”, señala Mario Nazal. Este empresario levantó, junto a José Said y Alberto Kassis, la Fundación Belén 2000. Fue, de hecho, esa instancia la que los presentó. Nazal llevaba algún tiempo con la intención de crear una obra que colaborara con Palestina, conversación que tuvo con su amigo Alberto Kassis, quien a su vez conocía a Said y lo incorporó. “Empezamos juntos a buscar formas de interesar a los miembros de nuestra colectividad para formar una institución que tuviera una calidad superior a las que había, donde la ayuda a Palestina fuera más intensa”, relata.

Y así, el trío se hizo inseparable. Y vino su primer viaje a Palestina. “Viajamos con ocasión de la visita del Papa Juan Pablo II -el año 2000-, quien había sido invitado por el presidente Arafat. Estuvimos con él, tomamos nota de las inquietudes y situaciones críticas que había en Palestina; incluso tuvimos la ocasión de saludar al Papa”, cuenta. Y así vinieron varios periplos más. “En una ocasión, el Patriarcado Latino de Jerusalén, que es el que controla a Cáritas Jerusalén -donde enviamos nuestro dinero para los regalos de los niños-, nos hizo un almuerzo y un obispo nos dio una misa en el Santo Sepulcro a los tres: José, Alberto y yo. Fue impresionante, fue una comunicación con Dios. José tenía una fe muy grande, era un seguidor de la religión católica, disciplinado y muy colaborador”, dice Nazal. De hecho, fue orador en la canonización del Padre Alberto Hurtado en Roma. “A ese nivel estaba considerado”, explica.El foco de la Fundación fueron los niños. “La creamos después de la visita a Palestina el 2000, cuando vimos que la situación era dramática.

Como había tanto por donde ayudar, decidimos ir por los niños que eran la esperanza para el futuro. José tenía una estela de ayuda al prójimo maravillosa, de ayuda humanitaria desconocida que la entregaba a distintas instituciones, más allá de los 10.000 niños palestinos que ayudamos en la Fundación”, relata el empresario.

Nazal reconoce que Said era quien lideraba y fue el presidente de la Fundación hasta su muerte. “Él hacía que todo tuviese una fuerza muy positiva y fue creando distintos polos de actividad en Palestina. Hubo una alianza con el Bank of Palestine que facilitó muchísimo poder hacer cosas en conjunto, al tener un banco allá donde se pudieran depositar los dineros e ir invirtiendo directamente. Cosas así no se habían hecho nunca. José era el baluarte, siempre una palabra que le daba solución a un problema, una capacidad creativa admirable”, concluye.

El día que respaldó a Jorge Awad en la Asociación de Bancos

-”Un hombre que tuvo la virtud de siempre convivir en sus empresas con socios sin tener conflictos, permaneciendo mucho tiempo en sus grandes sociedades, desde el Banco del Trabajo hasta el Scotiabank, pasando por distintos rubros también y siempre con una visión internacional, como Coca Cola”. Así describe a José Said, con mucha emoción, Jorge Awad, expresidente del Banco de Chile, de Lan Chile y de la Asociación de Bancos.

El hombre de negocios, también de raíces árabes, resalta de Said que haya mantenido una actividad constante hasta los últimos días, además de dedicarle mucho tiempo a las relaciones de Chile con los países árabes. “Fue un enamorado de mejorar las relaciones entre los árabes y los chilenos, como se ha demostrado con la institución que él creó, la Fundación Belén 2000, pero realmente él estuvo en todos los orígenes de las instituciones chileno-árabes, incluso en la idea del Bank of Palestine”, resalta. Otro nexo que tenían ambos era la empresa de envases Edelpa. “Sólo tengo agradecimientos por el trato que él me brindó en los más de 15 años que fui director de Edelpa y en los cuatro años que fui presidente de la Asociación de Bancos, en los que aprecié su don de buscar consensos y de ayudarme en situaciones en las que él tenía más conocimiento y experiencia”, enfatiza.

Awad desclasifica un duro episodio en su vida gremial, momento en que recibió todo el respaldo de José Said.”En momentos difíciles para mí en la Asociación de Bancos, cuando uno de los bancos me pidió la renuncia, tuve el irrestricto apoyo de Pepe Said. No olvidaré cuando me llamaba los fines de semana a mi casa para darme consejos sobre algunas situaciones relevantes que estaban ocurriendo en la banca, como era en ese momento la seguridad de los cajeros automáticos ante una gran ola de robos”, recuerda.Para Awad, “Pepe” fue “primero, un gran hombre y, segundo, un gran empresario con una linda familia”. En esa misma línea, el extitular de la Asociación de Bancos espera que “Salvador Said, su hijo, sea un sucesor muy relevante para la continuación del legado de Pepe”.

Darío Calderón y el rescate del Club Deportivo Palestino

-El 17 de abril pasado, José Said cumplió 90 años. Esa fue la última vez que el abogado Darío Calderón habló con él. Lo había visto semanas antes, pero justo para esa fecha la pandemia ya estaba instalada en Chile, por ende, el llamado telefónico fue la única forma de saludarlo. Ambos se conocían desde la década del 70, cuando Calderón participaba en el Banco Central en el proceso de intervención bancaria. Tras eso, Said lo contrató para negociar la compra del Banco Nacional. “Ahí, él participaba en el banco BHIF y se había ordenado la venta del Banco Nacional, que estaba intervenido”, relata Calderón. “En ese momento, me di cuenta de la calidad que tenía él como ser humano, empresario, y se abrió una amistad que me permitió aquilatar todos sus méritos.

Me invitaba a almorzar seguido al banco BHIF que estaba en Huérfanos”, cuenta. Y de ahí vino su inquietud por el fútbol. Calderón había liderado el proceso para sacar adelante a la Unión Española. Y en esa instancia, vino la llamada de Said a comienzos de los 2000. “Sin saber de fútbol, me llamó preocupado por la quiebra del Club Deportivo Palestino y me pidió que lo sacara adelante y lo hicimos. Le puse como condición que fuera una Sociedad Anónima y así fue como se transformó en el primer club en ser Sociedad Anónima Deportiva”, recuerda.

Calderón dice que fue Said quien llamó directamente a las principales familias de la colonia para que colaboraran. “Él se involucró personalmente y sumó a las familias Abumohor, Khamis, las principales de la colectividad, su propia familia y me pidió que asumiera la presidencia del Club, lo que hice, y estuve dos años a cargo”, rememora. Por la causa palestina -sostiene Calderón-, Said siempre estuvo preocupado del destino del club. “No podía desaparecer”, afirma.Después de ello, Said y Calderón siguieron trabajando juntos. “Fui contratado varias veces en gestiones específicas, por eso le guardo una profunda gratitud”, destaca. Y añade: “Siempre conservé con él una estrecha amistad, compartimos mucho. Era de una modestia increíble”.

Eric Rey de Castro y la conexión con Perú y sus lecciones de vida

-La cuna de José Said está en Perú, y Eric Rey de Castro, empresario del país vecino, fue uno de los que hicieron que la conexión fuera duradera en el tiempo.”José nació en Arequipa y su padre era amigo de mi abuelo. Mi familia era terrateniente y tenía mucho ganado, por lo que exportábamos lanas. En Arequipa le vendíamos lanas a Casa Said, quienes le daban valor agregado”, relata el socio de Colliers en Perú.”La primera vez que veo a José, en 1992, él me recibe como presidente del banco BHIF. Sin conocerme, me abraza y me dice ‘eres bienvenido, nuestras familias han sido amigas de siempre’. Fue muy cariñoso”, cuenta. Rey de Castro comenta que años más tarde, de amigos pasaron a ser socios: “Compré un terreno de 15 mil m2 y lo nombré Parque El Golf, porque sabía que me asociaría con él. Lo llamé, le propuse la idea, y así fue, nos asociamos”. Hasta pocas semanas antes de su muerte, Said y Rey de Castro intercambiaban mensajes de WhatsApp a diario.El empresario peruano antes venía a Chile una vez al mes y recuerda que siempre se juntaba con Said.

De esas innumerables instancias de amistad, Rey de Castro realza la frugalidad de Said. “Él decía: ‘Va contra mi naturaleza ser derrochador, hay que ser prudente con el gasto’, y eso me consta. En los locales pedíamos agua y traían una francesa en botella. Él le decía al personal que mejor le trajeran un agua chilena en botella, porque él no veía ninguna diferencia entre ambas. Lo mismo con los autos, él tenía uno con diez años de antigüedad o más”, recuerda.

Said era un referente para Rey de Castro. Cuando volvía a su hotel después de haberse juntado con el presidente de Parque Arauco, anotaba rápidamente sus consejos de vida. Aquí algunos de los que más destaca.

-”Lo más importante es la familia, preservarla sobre todo”.

-”No hay que mirar lo que hace el otro, uno sólo debe hacerlo sin comparar”.

-”No te vas a arrepentir nunca de ser generoso”.

-”El dinero de los empresarios sirve para ser reinvertido y generar bienestar a sus sociedades”.

-”El único negocio que no puede fracasar es educar bien a tus hijos”.

Pacto de caballeros y de palabra con Juan Cuneo, socio de Falabella

-No fueron amigos, pero sí competidores en buena lid, lo que se refleja en la evidente emoción que sintió Juan Cuneo, socio de Falabella, al enterarse de la partida de Said.

”Pepe fue un hombre muy gente, un gran señor y caballero, respetuoso de todos. Un hombre muy valioso, una pena que nos haya dejado”, señala. Y agrega que “cuando digo que era un caballero, es porque respondía a todas las cosas como corresponde y fiel a su palabra, que vaya que es importante en el mundo de los negocios que la palabra se cumpla. José, en ese sentido, era tremendamente preocupado”.

Cuneo dice que está acostumbrado a la competencia, que es lo normal para él. En ese sentido, asegura no ser enemigo de nadie, por lo que afirma de Said que “nos teníamos un respeto tremendamente grande. Nunca hicimos negocios porque yo soy más bien individualista… es una pena que se haya ido”.

Los viajes con su gerente general en el BBVA, Manuel Olivares

-Manuel Olivares trabajó 18 años con José Said, de los cuales los últimos ocho fueron con contacto a diario. Said era el presidente del banco BBVA y Olivares, el gerente general.Pero la conexión entre ambos viene de cuando Olivares tenía 18 años. A esa edad conoció al exsocio del BBVA, pues era amigo de sus hijos.En cuanto al trabajo con el exlíder del Grupo Said, el banquero recuerda que “don José era un caballero, que no siempre te podía decir lo que te gustara, pero lo hacía de una manera caballerosa. A veces teníamos distintos puntos de vista, pero nunca terminé una reunión con él sin que habláramos de la familia, de lo que había hecho o comido”.

Agrega que Said “siempre me preguntaba ‘¿leyó esto?’ o me decía ‘fíjese en esto’. Siempre buscaba cómo hacer más. Le gustaba estar muy bien informado. El rigor que tenía para ir todos los días a la oficina era impresionante”.Olivares rememora que Said “como presidente del banco me decía ‘en qué mesa quiere que esté yo hoy, a quién atiendo’, porque viajábamos a todas las ciudades nacionales y él terminaba de abrazos con todos.

Sus hijos son todos grabados por la misma sencillez y cercanía con la gente”.Pero hubo un viaje que el exgerente general del BBVA recuerda en especial, porque retrata la sencillez de Said. ”Veníamos de Calama, con el avión lleno. Le tocó sentarse al medio del avión, entre dos mineros. Le pregunté si quería mi asiento, que me había tocado más adelante, y me respondió que ‘¡No!, además, le presento a José Luis y a Pedro, nos hemos venido conversando de la familia y de lo que hacemos’. Era muy sencillo, estuve en miles de comidas con él y siempre se acordaba de cada persona y sus historias, tenía una memoria espectacular”, dice.En cuanto al perfil empresarial de Said, recalca que “él valoraba tener buenos socios y grandes. Una vez le llevé un negocio a don José, que no era tan chico, y me respondió ‘no me traiga negocios chicos, tráigame grandes, no me haga perder el tiempo’”.

De cara a lo que viene de aquí en adelante para el grupo familiar, Olivares afirma que “estoy convencido de que Salvador Said va a proyectar el legado de su padre. Tiene la misma cercanía con la gente, visión de los negocios y valores”.

Su increíble alter ego, Espir Aguad, a quien ayudó con la compra de Santa Martina

-Nació en Arequipa el 17 de abril de 1930, tiene raíces palestinas y ayudó al negocio familiar hasta que decidieron con su familia emigrar a Chile. Esa fue parte de la historia de José Said, pero también es la de Espir Aguad, quien nació el mismo día, año y en la misma ciudad que José.”Él tenía su negocio de venta al por mayor de telas en Arequipa y yo le compraba, desde ahí empezamos a ser muy amigos. Desde joven fue muy inteligente, trabajador y empeñoso.

Tenía mucha mirada del futuro”, recuerda con tristeza Espir Aguad, fundador de Hacienda Santa Martina, lugar que también lo une con Said. “Él me ayudó mucho para comprar Santa Martina, me facilitó el financiamiento. Como éramos de la colonia palestina, nos veíamos relativamente seguido y luego por nuestros trabajos nos distanciamos. De todos modos, nos veíamos en el café e incluso en el mall y nos dábamos tremendos abrazos”, rememora.

Comenta

Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.