Los malos negocios del director médico de CLC

Rodrigo Mardones, director médico de Clínica Las Condes.

El doctor Rodrigo Mardones está convertido en otro de los protagonistas estelares del caso Primus. Su gran apuesta, Marina Rapel, terminó judicializada, los acreedores pidieron su liquidación forzosa y está imputado por estafa en un caso donde la fiscalía investiga los préstamos que habría conseguido a los empresarios Luis Bilbao, Gladys González, “la Cuca”, y a los jugadores Mauricio Pinilla y Pablo Contreras -entre otros- para intentar salvar su proyecto inmobiliario. Esta semana la relación con sus exsocios terminó por romperse definitivamente dejando al descubierto décadas de problemas financieros y conflictos.


Rodrigo Marcelo Mardones Petermann (49) se crió con un tío en Angol y ahora tiene negocios, propiedades en los barrios más caros de Santiago y un superdeportivo Aston Martin. Pero ese buen pasar oculta una serie de malos negocios que tienen al conocido médico traumatólogo experto en caderas, enfrentando una liquidación forzosa y una investigación de la Fiscalía de Las Condes a raíz de los préstamos que desde 2016 fue pidiendo a empresarios y futbolistas para salvar Marina Rapel. Ese proyecto, según él mismo declaró, le dejó cerca de $9.000 millones en pérdidas y sus bienes embargados.

Trascendió que esta semana sus socios históricos, los también médicos Andrés Chahin y Mauricio Wainer, decidieron demandarlo, tras varios meses de relaciones rotas y una reunión con Raimundo Valenzuela, el controlador de Primus, cuyo factoring denunció la existencia de un esquema defraudatorio al interior de la firma en el que involucran a Francisco Coeymans e Ignacio Amenábar, exgerente general y exgerente comercial de la empresa, respectivamente, del cual se habría beneficiado el director médico de la Clínica Las Condes. Primus se querelló en su contra en mayo por giro doloso de cheques.

Hasta ahora, Mardones ha guardado silencio. En su entorno dicen que está concentrado en organizar su defensa por ese y todos los demás casos en los que está involucrado: 20 desde 2014 a la fecha. A sus cercanos, el médico, que declinó hablar con Pulso, ha dicho que todo su dinero y el que le confiaron lo metió en Marina Rapel, un proyecto inmobiliario turístico que jamás consiguió los resultados esperados.

Fiesta en Las Cabras

Mardones siempre soñó con un negocio en Rapel. Primero compró una parcela y se construyó una casa. Después, Chahin y Wainer levantaron sus refugios cerca del lago. En ese escenario nació Marina Golf Rapel, anunciado en 2012 como un proyecto turístico inmobiliario de 110 hectáreas con cancha de golf de 18 hoyos, un hotel, una marina con capacidad para 300 embarcaciones, 10 edificios residenciales y loteos de terrenos. A menos de dos horas de Santiago, en Las Cabras.

La inversión primera alcanzaba a US$78 millones y el financiamiento provino de los propios doctores y el Banco Itaú. Inicialmente, el ingeniero Rodolfo Cariz también fue socio, pero después de algunas diferencias se retiró.

Marina Rapel tuvo días felices. Extrabajadores del complejo recuerdan varias temporadas, especialmente entre 2014 y 2016, en que el restaurante pasaba lleno, la marina repleta, se jugaba el abierto de golf de Rapel y las avionetas iban y venían los fines de semana. De ese tiempo datan casi todas las postales del recinto, que hasta tenía un programa de TV en UCV, conducido primero por Vasco Moulian, quien durante unos meses fue gerente de marketing del resort, y después por Pamela Díaz y Giancarlo Petaccia.

El 2015 lanzaron el modelo de propiedad fraccionada, que permitía comprar parte de las propiedades y usarlas por un período determinado. Pensaron que sería un éxito, pero el concepto no prendió.

Un exejecutivo de la firma cuenta que el rápido crecimiento y los grandes planes en torno al resort del lago generaron un desorden financiero que solo conocía Mardones. Diversas fuentes consultadas por este diario coincidieron en que ni Chahin ni Wainer estaban en el día a día del negocio. Iban seguido, pero a pasear.

Ellos mismos han reconocido en diversas conversaciones no haber visto, ni pedido la contabilidad de la firma en todos esos años. Reconocen que confiaron en las explicaciones de su socio, quien oficiaba como gerente general del complejo turístico y lideraba todos los negocios que hacían en conjunto: una red de tiendas de telefonía, un lavadero de autos, una app, una productora de TV. Todos duraron menos de 5 años, acabaron cerrados, con deudas o números rojos.

El año malo

2017 no fue un año bueno para Marina Rapel. Los exdueños del complejo, la familia Valenzuela Delarze, demandaron a los tres doctores por el no pago de parte de las acciones del proyecto, que incluían los terrenos y algunas edificaciones, entre otros. “En paralelo a mis ocupaciones médicas, en forma absolutamente independiente, he desarrollado en conjunto con otras personas actividades de carácter inmobiliario, realizando diversos proyectos asociados principalmente a viviendas. Para ello, creamos la sociedad de responsabilidad limitada Inmobiliaria Galenos y Asociados Limitada”, explicitó Mardones ese año, luego de que la sociedad de inversiones Zulu (de los Valenzuela Delarze) acudiera al 15 Juzgado Civil de Santiago a exigir el pago. Él era fiador personal de la deuda, por lo que Zulu pidió su quiebra y la de Wainer. Con Chahin llegaron a un acuerdo, que implicó el inicio del fin de la amistad con Mardones.

Ante la declaración de quiebra, decretada por el 15 Juzgado Civil de Santiago el 19 de julio de 2022, la sociedad de inversiones GT4 Spa, del exsíndico Carlos Parada Abate y el empresario Bob Borowicz, compró la parte de la deuda de Mardones en 6.800 UF. Y desde octubre del año pasado buscan revertir la liquidación forzosa con una serie de recursos y excepciones en tribunales. En caso de perder, GT4 Spa sería uno de los últimos acreedores en recibir su dinero.

Rodrigo Mardones, director médico de la CLC.

Pinilla, la Cuca y Pablo Contreras

Las fotos de los concuñados Rodrigo Mardones y Mauricio Pinilla sonriendo abundan en redes sociales. Pero eran otros tiempos. El jugador invirtió en Marina Rapel y le habrían quedado debiendo $ 80 millones. “También compró acciones. Hay un saldo pendiente”, fue parte de lo que, sobre su relación con Pinigol, le respondió Mardones el 26 de octubre de 2022 al fiscal de Las Condes, Rodrigo Mena, quien en su investigación sobre los cheques con que se financió la mantención con vida de Marina Rapel se encontró con un puñado de empresarios y futbolistas que le habían prestado dinero al médico para ese proyecto inmobiliario.

En ese tiempo, Mardones estaba casado con Lorena Gallardo, hermana de Gisella, esposa del jugador.

Otros nombres que aparecieron en las indagatorias fueron el del exjugador Pablo Contreras y Gladys González Núñez, “la Cuca”. La empresaria gastronómica también invirtió en Marina Rapel, pero habría desistido de perseguir el dinero. En su entorno dijeron a Pulso que ella no se referiría la caso, porque estaba enferma.

El fiscal Mena investigaba una denuncia por estafa que el 22 de julio de 2021 estampó el empresario Luis Bilbao, dueño de Carnes Bilbao, quien después recurrió en contra de Mardones en el 4to. Juzgado de Garantía. La querella que lleva la abogada Trinidad Luengo Montt narra que en 2016, a través de su amigo Jaime Gallardo -exsuegro de Pinilla y Mardones- Bilbao conoció al médico, quien lo invitó a participar en Marina Golf Rapel. Le depositó 8.000 UF ($ 209 millones de la época) a Inmobiliaria Galenos y Asociados Limitada. “Durante algún tiempo, Rodrigo Mardones hizo creer a mi representado que devolvería oportunamente el dinero entregado, más la ganancia adicional prometida. En ese contexto, lo invitaba a reuniones en las dependencias de Clínica Las Condes en las que procuraba mostrar la supuesta prosperidad de sus negocios. Sin embargo, cuando mi representado le pedía al señor Mardones la devolución de su dinero, solo recibía respuestas dilatorias y evasivas”, se lee en la acción judicial.

En 2019, Gallardo convenció a Mardones de arreglar la situación y el doctor entregó 40 cheques de Inmobiliaria Galenos y Asociados Limitada por $5,2 millones cada uno. Pero sólo se pudieron cobrar 11 documentos. Los demás fueron protestados.

Hoy Mardones está imputado por ese caso. Jaime Gallardo, quien murió el 3 de enero pasado, sostuvo en su declaración policial de agosto de 2021 que “al día de hoy sé que Mardones Petermann continúa con el mismo modo de operar, conquista a personas, ofrece negocios, pide préstamos en base a lazos generados para posteriormente no pagar sus deudas o solo una fracción de estas”.

Bullying al doctor

A Mardones lo describen como un hombre de cuero duro. Por eso, cuando en septiembre de 2020, el presidente de CLC, Alejandro Gil, pareja de la controladora Cecilia Karlezi, le ofreció la dirección médica del recinto, sabía a lo que iba.

“He sido objeto de un alto nivel de animosidad en mi lugar de trabajo, llegando a sufrir acoso por parte de otros médicos que trabajan allí. Un ejemplo de lo anterior es que, en reiteradas ocasiones, los personas me ‘toman’ o ‘reservan’ falsamente todas las horas de consultas de mi agenda, para que pierda el tiempo esperando pacientes que no existen”, contó en una querella por injurias y calumnias en contra del doctor Carlos Schnapp, exmédico de la Clínica Las Condes y accionista minoritario de CLC.

La demanda se tramitó en el 4to. Juzgado de Garantía en marzo, a raíz de una entrevista a El Mercurio, donde quien alguna vez fue su amigo dijo que Mardones salió de CLC en 2019 por dictamen del comité de ética. El caso terminó con un avenimiento de las partes.

Prácticamente toda su trayectoria profesional, desde 2002, ha estado ligada a esa institución. En 2019 dejó de prestar servicios en CLC, después del caso del comité de ética, sobre el cual no hay una versión definitiva. Se habla de una salida convenida por varias razones y de un acuerdo para la compra de su negocio de células madre. Al año siguiente, abrió el Centro de Cadera Doctor Mardones y Asociados en el Mall Vivo de Los Trapenses.

El doctor, en todo caso, se ha querellado contra otras personas por considerarse injuriado. En marzo de 2017, el empresario Jaime Ulloa Díaz fue hasta su consulta en Clínica Las Condes a cobrarle $ 10 millones de Marina Rapel y terminó gritándole “ladrón” y “estafador” en los pasillos, según los registros judiciales. Al final, también terminaron abuenándose.

Y en mayo pasado, junto a Ignacio Tapia, gerente general de CLC, Mardones llevó también a tribunales al exmédico CLC Felipe Luna, quien envió un correo a Seguros CLC diciendo: “Tienen a un delincuente como subdirector médico, y orate de director, y al guardia del Platinum de gerente general; y un gran etcétera”. También hubo un acuerdo.

Dos Aston Martin en el garaje

Mardones egresó del Instituto Nacional, donde destacó por su inteligencia y hábitos de estudio, dos características que le permitieron brillar en la Universidad de Chile, cuando entró a Medicina. El joven alto y alegre, que apenas pudo se compró su primer auto para llegar a la sede norte de la facultad, egresó en 1999. Ya era médico, al igual que ese tío con quien pasó parte de su infancia, debido a que sus padres se separaron.

Parte de la generación 99 de medicina de la Chile mantuvo durante varios años un grupo de WhatsApp donde el médico solía intervenir con comentarios positivos y hasta inspiradores. De paso, aprovechaba para contar sus negocios y aventuras. Pero la comunicación se cortó el año pasado, luego de que otros médicos denunciaran impagos por parte de Mardones, o que les descontaba el 20% del arancel por la oportunidad de trabajar en su equipo.

La anestesista Ximena Campos, quien trabajó en un programa de cirugías para bajar las listas de esperas que se adjudicó el Centro de Cadera Dr. Mardones y Asociados, fue afectada. Llevó su caso hasta el Ministerio de Salud. Consultada, la profesional declinó hablar con Pulso.

En la universidad, Mardones ya mostraba su gusto por los autos, especialmente deportivos. Es uno de los pocos chilenos que ha tenido dos Aston Martin propios, estacionados en su garaje. Hoy le queda solo uno, el Rapide de 2011, que en el mercado vale unos $ 49 millones.

El otro, un DBS Superleggera Coupé 5.2. automático, rojo del 2020, que costaba $ 310 millones, fue objeto de una larga pelea judicial que terminó en un acuerdo privado, luego de que fuera encontrado en la casa del abogado Antonio Guzmán Neira, quien lo ha representado también, y es conocido porque entre sus clientes figura Carlos Raín Pailacheo (“Pailita”). Mardones llevaba pagado sólo $ 69 millones y enfrentaba el embargo del auto, cuando Matías Velasco Streeter, director general de Aston Martin Santiago, se topó con Guzmán Neira manejándolo. Guzmán ha posado junto a Mardones en varias fotografías en redes sociales.

Esta semana, Primus también pidió la liquidación forzosa de Guzmán y Asociados, la empresa de abogados, por deudas por $ 883 millones. También actuó contra otra de las personas que Primus ha ligado al esquema defraudatorio: Marcelo Rivadeneira Rivadeneira, un gestor de inversiones que se asoció entre 2019 y 2022 con Mardones en la sociedad Rhino y en al menos otras dos sociedades: la firma inmobiliaria e inversiones San Angol y Eagle Cooper Mineral Corp Spa.

¿Querís ganar plata?

“Dicen que soy como un búfalo que tiro y tiro, hasta que consigo que las cosas salgan”, se describió Mardones en una entrevista en La Segunda, en 2014. Su capacidad de trabajo y tenacidad es algo que varias personas reconocen transversalmente. Desde exsocios hasta algunos extrabajadores de Marina Rapel que todavía recuerdan la celebración por todo lo alto de los 40 años del médico en su casa de San Damián, en diciembre de 2013.

Su afán por deslumbrar llevó a que medio en broma y medio en serio en Marina Rapel se refirieran a sus ideas como “Mardones Producciones”, por las luces y la evidente abundancia de recursos presentes en sus propuestas, algo que también se ha plasmado en sus negocios.

Su frase “¿querís ganar plata?”, como preludio de una idea de negocios, fue casi una marca registrada suya, cuentan hoy diversas fuentes bajo anonimato. Se la dijo también a varios médicos en CLC. Pero los negocios no funcionaban bien.

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