Más allá de la guerra comercial, la pelea por la productividad

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La guerra comercial entre Estados Unidos y China anunciada el pasado 6 de julio provocó una importante caída del precio del cobre. La volatilidad del precio del commodity evidenciada las semanas siguientes generó cierta incertidumbre en las proyecciones de los ingresos fiscales y del crecimiento del país. Gran parte del análisis de este conflicto se centró en lo externo: el alcance de la caída del precio del metal rojo. Pero hay una parte importante del partido minero que se juega acá: la productividad.

La productividad total de factores (PTF), que mide toda aquella parte del crecimiento del valor agregado que no es explicada por el crecimiento de los factores de producción trabajo y stock de capital físico, ha caído en promedio 6,6% anual para el caso minero entre 1997 y 2017. Si aislamos el efecto del descenso de la ley del mineral para no atribuirla a la productividad, se obtiene que la PTF minera cayó 0,7% anual entre 2004 y 2017.

La productividad media laboral minera, medida como el PIB por trabajador, cayó en promedio 2,2% anual entre 1997 y 2017. A pesar de que entre 2013 y 2016 se evidenció una recuperación de esta medida de productividad, el aporte medio de cada trabajador al valor agregado del sector volvió a caer en 2017 (-1,6%).

La situación en países mineros desarrollados también es desfavorable en materia de crecimiento de la productividad sectorial. En los últimos 20 años, la productividad laboral minera en Australia ha caído en promedio 1,9% anual, mientras que en Canadá descendió 0,5% anual. Sin embargo, en cuanto a nivel de productividad la brecha aun es significativa. En 2016 el valor agregado por trabajador minero en Australia fue 1,5 veces el de Chile y en Canadá 2,2 veces.

Son varios los ejes donde podemos actuar para cambiar esta tendencia a la baja de la productividad minera: institucionalidad ambiental; exploración minera; políticas laborales; relaciones empresas mineras-proveedores; gestión de recursos humanos; seguridad; gestión de activos; gestión de operaciones; innovación y adopción tecnológica; infraestructura; pequeña y mediana minería; y alianzas público-privadas.

Las faenas Ministro Hales y Gabriela Mistral de Codelco son claros ejemplos de cómo la adopción tecnológica puede incrementar la productividad.

Entre ambas divisiones representan el 21% de la producción de Codelco y solo el 13% del personal, siendo así las más productivas de la estatal. La principal causa de su eficiente labor es la automatización. En Gabriela Mistral se trabaja con una flota de 20 camiones autónomos, lo que reduce los costos de operación y mantenimiento. Esta experiencia incentivó a Codelco a generar una hoja de ruta para automatizar también los cargadores LHD en sus proyectos estructurales. Para el caso de Ministro Hales se trabaja con un Centro de Operaciones Remotas (COR) operado en Santiago que busca automatizar procesos mediante sistemas inteligentes.

Sin perjuicio de que esta confrontación comercial puede afectar significativamente el desarrollo de la industria minera, hay otra batalla que no debemos dejar de lado: la caída de la productividad sectorial. Aumentar el grado de eficiencia con que se usan los recursos en el sector minero es una necesidad para impulsar esta industria tan importante para el país.

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