Raghuram Rajan: “La recuperación la podemos describir como una ‘K’: veremos un muy buen porvenir para algunos, pero será muy malo para otros”

Ni medio lleno ni medio vacío ve el vaso el economista de la Universidad de Chicago. Si bien percibe fuerzas de cola en la recuperación de Estados Unidos y China, asegura que varios países seguirán padeciendo la crisis que desató el coronavirus. Además, reconoce estar preocupado por los riesgos de burbujas en un contexto de ilimitada liquidez, y por las empresas que no rentan, pero alcanzan valores enormes en la Bolsa.


LAS CREDENCIALES le sobran a Raghuram Rajan. Fue economista jefe del FMI, presidente del Banco de Reserva de India y hoy es académico de la Universidad de Chicago. Sin embargo, hay un antecedente que lo diferencia de la mayoría de sus pares de renombre en la arena de la economía global. Cuando nadie se lo imaginaba, él anticipó con bastantes detalles lo que más tarde se conocería como la crisis subprime.

Por eso, resulta conveniente tomarse en serio sus preocupaciones. Aunque en entrevista con PULSO ofrece un panorama alentador en relación al impulso económico de Estados Unidos y su efecto en el globo al combinarse con la recuperación china, no solo llama la atención sobre las huellas de la pandemia en términos de la desigualdad, sino que también reconoce los riesgos que se cultivan en un mercado inundado de liquidez.

¿Qué tan fuerte será la recuperación de la crisis económica generada por el coronavirus?

-La recesión es diferente a las tradicionales. Lo que usualmente ocurre es que la manufactura cae, los servicios suben y hay muchos inventarios, lo que conduce a una desaceleración de la producción. En esta oportunidad, lo que pasó fue que de pronto toda la actividad se cerró, la manufactura pudo retomarse bastante rápido, mientras que a los servicios, especialmente aquellos de alto contacto entre personas, les está tomando más tiempo.

La otra gran diferencia son las grandes cantidades de dinero que se han gastado para la recuperación. Esto no es solo un asunto de Estados Unidos. Hay un cambio en los patrones de gasto social. Una suerte de comienzo de un ingreso básico universal con transferencias directas a la gente. Esto es muy diferente al gasto que típicamente vemos cuando hay una recesión y se busca generar un impulso de la actividad. Lo que se ha desplegado no son simplemente estímulos, es mucho más que eso.

¿Qué implicancias tiene para la economía mundial el inédito impulso en Estados Unidos?

-Particularmente en Estados Unidos, dada la enorme cantidad de dinero desplegado y el que la vacunación esté avanzando bastante rápido, hay expectativas de que el crecimiento será muy fuerte, algo alrededor de un 6% y un 7%. Esa es una expansión espectacular, que también se verá fortalecida por los grandes ahorros que los hogares han construido.

Entonces, la recuperación de Estados Unidos será una gran fuente de demanda global. Creo que la Ocde estima que el gasto de Estados Unidos va a elevar el crecimiento mundial en un punto porcentual.

¿Qué provecho podrá sacar Chile en ese contexto de rápido crecimiento mundial, considerando la ventaja en vacunación que tiene entre sus pares emergentes?

-Creo que entre más temprano un país vacune a su población, es mejor. Ciertamente, contribuirá a prevenir muertes y enfermedades innecesarias, así como va a permitir que la economía retorne a su normal funcionamiento.

En cuanto las naciones occidentales estén vacunados van a buscar servicios donde gastar. La gente se va a tomar vacaciones y el turismo se volverá un factor muy importante en los países que hayan superado el virus más rápidamente. Será una fuente relevante de ingresos para Chile.

Por supuesto, Chile es un exportador natural y en cobre ya está viendo una alta demanda, gracias al significativo crecimiento de la economía global. Esa será una buena noticia al menos por un par de años. De todas maneras, Chile también tendrá que resolver algunos de sus problemas, incluyendo el hecho de que los niños no han estado yendo normalmente a las escuelas por un año.

Esa es una de las dificultades que se vislumbran a largo plazo. ¿Le preocupan las huellas que dejará el coronavirus más allá del crecimiento?

-Esta pandemia ha exacerbado las desigualdades de todo tipo. Por ejemplo, respecto al último punto hay que señalar que los niños de hogares ricos sí han podido continuar de alguna forma con sus procesos educativos, porque tiene accesos a computadores y Zoom, por lo que pueden ver las clases para más tarde trabajar en sus tareas en casa. Pero los niños de familias pobres no tienen un buen ambiente en casa y tampoco tiene la posibilidad de conectarse a las clases tan fácilmente, por lo tanto muchos de ellos quedarán significativamente rezagados. En ese marco, es esperable que muchos países enfrenten una deserción escolar importante.

Hay muchos países que no lidiaron bien con el virus y que no tienen la capacidad de desplegar una repuesta fiscal al nivel de las naciones industrializadas. Por lo tanto, en el largo plazo tendrás más desigualdad al interior de los países, especialmente considerando que muchas industrias resolvieron cómo automatizar sus actividades durante la pandemia, pero también tendrás una desigualdad creciente entre los países. Para las economías en desarrollo, el impacto de la pandemia será mucho peor, porque no han tenido la capacidad de prestar la misma ayuda a las familias.

Los años que vienen van a ser difíciles, aun cuando en algunos países veamos una fuerte recuperación. Por eso, me parece que la recuperación la podemos describir como una “K”, es decir, vamos a ver un muy buen porvenir para algunos, pero será muy malo para otros.

Hay voces que advierten sobre riesgos de burbuja en los mercados financieros. ¿Le preocupa el asunto?

-Estoy preocupado. Creo que condiciones de financiamiento muy fáciles hacen que la gente preste menos atención a la rentabilidad y hace que se enfoquen más en el largo plazo. Pero en el largo plazo puedes construir lo que quieras y no hay control de cuán lejos tu imaginación pueda ir. Hay muchas firmas que no rentan, pero alcanzan valores enormes. Entonces uno se pregunta qué tan real es todo esto. Por su puesto Tesla muestra rentabilidad, pero hay otras compañías de vehículos eléctricos que realmente no han producido ninguna rentabilidad, pero tienen un gran valor de mercado.

El hecho es que las tasas de interés bajas por un largo período pueden hacer que cualquier negocio se vuelva atractivo. Solo necesitas la historia sobre cómo algo será realmente valioso en el futuro. A lo anterior se suma el hecho de que las actuales condiciones financieras también están alentando más el apalancamiento.

En tanto, lo que oímos de la Fed es que van a apoyar la economía con bajas tasas de interés tanto como sea necesario. No se está ni siquiera pensando en que se piense en subir las tasas de interés. Entonces, en este tipo de ambiente los activos están muy apreciados y se enfrenta el riesgo de que algo cambie y genere un ajuste significativo.

No creo que este riesgo se corra en cada lugar. Creo que hay algunos activos que estarían igual de altos sin esa enorme liquidez, pero hay otros en los que se está depositando demasiada esperanza. Por ejemplo, en las empresas de adquisición de propósito especial (SPAC, en inglés), que son compañías sin activos reales que se usan para comprar otras compañías. Son cosas que realmente me preocupan.

¿Un cambio que remueva al mercado podría ser el alza en la inflación que algunos temen y lo que esto implicaría para la política de la Fed?

-Eso podría ser. De hecho, a los mercados emergentes los tiene un poco preocupados que la gente haya comenzado a hablar de la inflación. Creo que vamos a estar en medio de cierta incertidumbre respecto a la inflación. Habrá algunos saltos, habrá ciertas contracciones en el suministro que empujarán la inflación.

Un aumento sostenido de la inflación es algo que veremos poco en estos momentos. Sin embargo, es una posibilidad. La Fed ha dicho que lo que sea que veamos será un alza breve e incluso funcionarios señalan que la dejarían avanzar por encima del 2% al menos por un año. Pero ¿qué pasa si después de ese año la inflación sigue alta? En ese escenario claramente la Fed tendrá presiones para subir las tasas.

En este momento la gente piensa que la Fed no va a subir las tasas al menos hasta 2023 y nos vamos a ir acercando a ese momento. Si los mercados comienzan a preocuparse más por la inflación, entonces las tasas de largo plazo van a comenzar a subir y de ser así el precio de muchos activos financieros también se tendrá que reajustar.

Entonces, no solo se trata de lo que haga la Fed, sino que también de lo que crean los mercados y en función de eso qué es lo que hará la Fed. Pero en definitiva, un alza en la inflación podría ser un punto clave para un ajuste del mercado.

¿Qué percepción tiene acerca del bitcoin? ¿Ve riesgos ahí?

-Bitcoin es más un depósito de valor que un medio de intercambio. Es más un activo que un medio de pago. La gente salta a él, pero hay que pensar si más allá de ser usado como una fuente de valor la gente lo está usando para algo más. Eso, porque si en el futuro se dan cuenta que no se usa para nada, podría caer. El hecho de que tenga un suministro limitado no significa necesariamente que valga algo, solo significa que en cierto punto no se podrán crear más bitcoin.

Más que un fenómeno basado en fundamentos, es un fenómeno social y como tal, enfrenta ciertos riesgos. Un aspecto del fenómeno social del bitcoin es que es muy ineficiente en términos de energía. De hecho, consume más energía que varios países.

Entonces, es posible que en algún momento surja un movimiento en contra del bitcoin por su efecto en el medioambiente. Si eso pasa, es posible que el bitcoin pierda su valor. No estoy diciendo que vaya a perder su valor mañana, solo que no tengo confianza en que posea un valor sostenible como para que sea tratado como algo que pueda preservar el valor. El oro se usa para eso y tiene una historia más contundente para que se le dé ese carácter.

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