Agujero de ozono se acerca a Chile y provoca récord de radiación UV en más de dos décadas

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Una investigación liderada por la Universidad de Santiago muestra que el reciente desplazamiento del agujero de ozono Antártico podría causar esporádicos eventos extremos de Radiación UV en la Patagonia durante los próximos años.


De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS) exponerse al Sol cuando el índice de radiación UV supera el valor 11+ es peligroso para la salud. Asimismo, esta radiación extrema puede provocar daños en la biósfera local.

A fines de noviembre y principios de diciembre de 2020, el investigador José Jorquera del equipo de @AntarcticaCL realizó mediciones en la Plataforma de monitoreo atmosférico anexa a la base Escudero del Instituto Antártico Chileno (INACH), oportunidad en la que midió las radiaciones UV más intensas registradas en el continente antártico en más de dos décadas.

El 2 de diciembre de ese año, el índice UV en la Isla Rey Jorge alcanzó un índice UV máximo de 14,3, muy cerca del índice más alto jamás registrado en el continente. El 3 de diciembre, la dosis diaria de radiación UV en el mismo punto estuvo entre las más altas del planeta, sólo comparable a las registradas en sitios altos en el Desierto de Atacama.

Esto fue lo que motivó el estudio liderado por Dr. Raúl Cordero de la Universidad de Santiago, con la participación de investigadores chilenos, alemanes, españoles y norteamericanos, recientemente publicado por la prestigiosa revista Scientific Reports.

La investigación buscó entender por qué la radiación ultravioleta extrema persiste en ese territorio, a pesar de la reducción promedio observada en la extensión del agujero de ozono.

Investigador José Jorquera realizando mediciones en la Plataforma de monitoreo atmosférico de la Universidad de Santiago, anexa a la base Escudero del Instituto Antártico Chileno (INACH).

“Nuestra investigación reveló que tampoco fue un hecho aislado y que, aunque la capa de ozono está recuperándose, la Península Antártica y el extremo sur de la Patagonia continúan experimentando esporádicos eventos extremos de Radiación UV al final de la primavera”, explica el Dr. Cordero.

Por eso el evento extremo de radiación a fines de 2020 fue de alguna manera sorpresivo, porque se esperaría que entre más pequeño es el agujero, menos eventos se presentan, pero “este evento mostró que no es así”, señala el líder de la investigación.

¿Por qué estos fenómenos continúan ocurriendo?

En la nueva publicación, el grupo de científicos logró demostrar que el evento de fines de 2020, al igual que otros eventos esporádicos que han afectado la península Antártica y el sur de Patagonia en al menos las últimas dos décadas se debe a que el Agujero de Ozono se ha desplazado desde el centro de la Antártica hacia el mar de Weddell, literalmente acercándose hacia el extremo sur de Sudamérica en todos esos años.

Posición del agujero que “facilita que masas de aire con poco ozono, ocasionalmente alcancen zonas habitadas causando eventos extremos de radiación UV como el registrado” explica Cordero.

“Estos eventos extremos de radiación UV también ocurrían hace un par de décadas, pero uno esperaría que su frecuencia estuviera disminuyendo a medida que se recupera la capa de ozono y el agujero de ozono. Desafortunadamente nuestra investigación reveló que no es así”, agrega Cordero, también miembro de la Comisión Internacional de Ozono.

El 2 de diciembre de 2020, el índice UV en la Isla Rey Jorge alcanzó un máximo de 14,3, muy cerca del índice UV más alto jamás registrado en el continente. El 3 de diciembre de 2020, la dosis diaria de eritema en el mismo sitio estuvo entre las más altas de la Tierra, sólo comparable a las registradas en sitios altos en el Desierto de Atacama.

La capa de ozono estratosférico protege la vida en la Tierra al absorber la peligrosa radiación ultravioleta (UV) por lo que las señales de su recuperación se consideran un avance fundamental de las causas medioambientales. Sin embargo, “debido a que la abundancia en nuestra atmósfera de sustancias destructoras de ozono es aún considerable, el agujero de ozono continúa presentándose sobre la Antártica cada año entre agosto y diciembre”, explica el investigador.

A pesar que el Protocolo de Montreal, adoptado en 1987, prohibió la emisión de muchas sustancias destructoras de ozono y que su éxito se demostró en las primeras señales de recuperación de la capa hace aproximadamente una década, hoy la extensión y profundidad del agujero de ozono Antártico están disminuyendo lentamente, por lo que “se estima que el fenómeno (de alta radiación) dejará de producirse en la segunda mitad de este siglo”, dice Cordero.

El investigador también advierte que estos eventos extremos de Radiación UV podrían continuar presentándose esporádicamente en los próximos años, especialmente en años en los que el agujero de ozono muestre una mayor persistencia. “Aunque la tendencia es que los agujero sea cada vez más pequeño, el fenómeno muestra una gran variedad interanual”. Mientras el fenómeno de 2019, por ejemplo, fue uno de los mas pequeños jamás registrados, los de 2020 y 2021 estuvieron entre los más persistentes jamás registrados.

Eso quiere decir que el agujero dura más, ya que normalmente se abre en agosto y cierra inicios de diciembre. Pero últimamente se cierra recién a mediados o fines del último mes del año.

Plataforma de monitoreo atmosférico de la Universidad de Santiago, anexa a la base Escudero del Instituto Antártico Chileno (INACH).

Por ahora, según el el líder del estudio, estos nuevos hallazgos subrayan la necesidad de continuar con el monitoreo atmosférico que @AntarcticaCL realiza con el apoyo del Instituto Antártico Chileno (INACH) y la Dirección Meteorológica de Chile (DMC).

AntarcticaCL opera desde hace cinco años tres plataformas de monitoreo atmosférico a lo largo de una transecta de casi 5 mil kilómetros, entre el desierto de Atacama y la Península Antártica. “Estas facilidades nos permiten detectar distintos eventos extremos que afectan la atmosfera, desde las anomalías en la presión atmosférica asociadas a la erupción del volcán Hunga-Tonga hace un par de semanas, a eventos extremos de radiación UV asociados a inestabilidades relativas al agujero de ozono como el de fines del 2020″ concluye.

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