En 1845, la apacible localidad costera de Portsmouth en Inglaterra fue el primer testigo de la llegada de un cable submarino, tecnología que 174 años después, es parte fundamental de cómo accedemos a internet.

La idea fue de S.W. Silver & Co, quien luego de fabricar un kilómetro y medio de cable aislado sólo con caucho, realizó pruebas con el fin de tender un cable de comunicaciones de telégrafo a través del Canal de la Mancha. Sin embargo, su proyecto no pudo reunir el capital necesario y fue abandonado.

Trece años después, la popular gutapercha (un tipo de goma parecida al caucho, translúcida, sólida y flexible) había entregado grandes avances en cuanto a la durabilidad de los cables submarinos. Pero ese 16 de agosto de 1858 era distinto: por primera vez América y Europa se conectarían a través de un cable de 3 mil kilómetros que no sin problemas, fue depositado en el lecho marino del Océano Atlántico.

Para tal hazaña, el telegrafista Cyrus Field y el físico William Thomson decidieron unir dos cables por medio de barcos que se unirían a medio camino entre Foilhommerum Bay (Irlanda) y Heart's Content (Canadá). Y aunque la comunicación era lenta y de mala calidad, fue un gran triunfo para la época: el tiempo de comunicación se redujo de un mensaje en diez días -tiempo que demora un viaje en barco- a "sólo" unas horas.

Aún así, había mucho que mejorar. Un sólo carácter como un dígito o letra, podía tomar dos minutos.

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Mapa del cable submarino que cruzó el Atlántico en 1858.[/caption]

Con eso como referencia es fácil imaginar que el primer mensaje enviado demoró nada menos que 17 horas y 40 minutos para ser transmitido, y fue enviado por la reina Victoria de Inglaterra al presidente de Estados Unidos James Buchanan. Tal fue la espera, que al visualizar la hora en los telegramas, recién notaron algo que hoy es común: la diferencia horaria entre países.

El experimento, aunque exitoso, tuvo varios problemas. El célebre cable ya se había cortado un año antes, en 1857; ocurrió lo mismo en 1858 por un desperfecto técnico y luego en 1865. Por suerte, la tecnología había avanzado lo suficiente y los métodos de fabricación habían mejorado, así como la rapidez en los mensajes, pasando de de 0,1 palabras por minuto a ocho palabras por minuto. Ya entrado el siglo XX, comenzó la nueva era de los cables transatlánticos, con 120 palabras por minuto.

Eso hasta la llegada de los teléfonos, e internet.

Con nombre de mujer

Actualmente, los niveles y cifras de información enviadas cada segundo son estratosféricas. Aunque creemos que las conexiones a internet se hacen mayormente en la nube, no es así. Un 98% del tráfico se realiza a través de fibra óptica, y una gran cantidad se encuentra bajo el océano.

En Chile es posible encontrar varias empresas con esta tecnología, aunque una de ellas destaca por sobre el resto. Se trata de Curie, un cable submarino propiedad de Google que con una longitud de 10.476 kilómetros, conecta a Los Angeles en California con Valparaíso, en la playa Las Torpederas. Es el decimotercer cable de fibra óptica financiado por la compañía a nivel global, primero que llega al país en 19 años, y parte de una inversión de más de 47.000 millones de dólares en tres años por parte de Google.

La construcción de Curie -nombre inspirado por la científica Marie Curie, pionera en el campo de la radiactividad- fue anunciada en 2018 y en abril pasado arribó a la Quinta Región. Este jueves la compañía de Mountain View anunció que ya se encuentra listo para operar, y uno de sus "brazos" se conectará a Panamá.

https://www.youtube.com/watch?v=ltE37wwbU9g&feature=emb_title

"En la actualidad, nos encontramos conectándolo a la red de Google y esperamos que el cable privado Curie empiece a transmitir datos durante el segundo trimestre de 2020", cuenta Alejandra Bonati, gerente de Comunicaciones de Google Chile. "De esta manera, Curie permitirá mejorar la infraestructura global de Google, lo que a su vez permitirá darle mayor potencia a servicios como Gmail, Search, YouTube y Google Cloud".

Según Bonati, este cable asegura a los usuarios estabilidad, seguridad y una nube robusta, es decir que sea segura y con alta disponibilidad para que las personas puedan, por ejemplo, ver videos en YouTube, hacer búsquedas en Google Search y guardar imágenes en Google Fotos.

"En el caso del cable Curie, que une nuestro Centro de Datos de Quilicura con Estados Unidos, permite estar preparados para el próximo gran salto en términos de número de usuarios y de datos que se necesitan transmitir", asegura.

En relación a los detalles técnicos, Alejandra Bonati señala que "con los cables ópticos, en general, mientras más lejos se extienden menor es la capacidad de cada par de fibra de transmitir los datos. Por eso, en el caso de Curie se decidió optar por un cable de cuatro pares de fibras ópticas que aportan aproximadamente 18 terabits por segundo para un total de 72 terabits por segundo en todo ese cable. Cada 100 kilómetros a lo largo del cable existe un repetidor para amplificar la señal, lo que impide que la luz que viaja a través de la fibra vaya perdiendo su intensidad".

Aunque quizá el cable de Google es el más importante, no es el primero en el país. Puerto Montt, Puerto Williams, Punta Arenas y Tortel son parte de la Fibra Optica Austral de Subtel; y la empresa GTD posee un punto entre Quellón y Chacabuco, además de un cable que conecta Arica, Iquique, Antofagasta, La Serena, Valparaíso, Talcahuano y Puerto Montt. Valparaíso sin embargo, es el acceso más concurrido, con puntos de las empresas Telxius, América Móvil, CenturyLink y Google.

Poco en comparación con la red más extensa del mundo: el cable SEA-ME-WE 3 de 39 mil kilómetros, que une 39 puntos entre el norte de Alemania y Japón.

Tiburones y terremotos

De acuerdo a Google, la presencia de este cable del grosor de un brazo humano no altera en absoluto el ecosistema marino. Sin embargo, en promedio la duración de estos cables es relativamente corta, con sólo 25 años. Las causas son varias: Si en 1845 los cortes se producían por buzos y pescadores, actualmente son redes de pesca, anclas de barcos, tiburones o terremotos. De hecho, en 2006 un movimiento sísmico magnitud 7 en Taiwán rompió ocho cables, provocando graves problemas de comunicación en China, requiriendo 11 barcos y 50 días para su reparación.

https://www.youtube.com/watch?v=4WlOnlRncK0

Por el lado de los escualos, al parecer se sienten atraídos ya sea por los campos electromagnéticos, o sólo por curiosidad. Se trata de episodios esporádicos, pero que datan al menos desde 1987. ¿La solución? una armadura de Kevlar.