¿Es obeso? Pionero estudio de investigadores chilenos revela que un virus puede ser el culpable

Foto: Reuters

Un estudio liderado por el doctor Álvaro Cerda y el doctor Jorge Sapunar del Centro de Excelencia en Medicina Traslacional de la Universidad de la Frontera (UFRO) mostró que un virus infeccioso que se contrae por lo general durante la infancia, aumenta el riesgo de ser obeso en la vida adulta.


Luego de una investigación de seis años, un equipo liderado por el doctor Álvaro Cerda, investigador del Centro de Excelencia en Medicina Traslacional (CEMT) de UFRO, reveló que un virus está asociado a la infectobesidad, o sea la obesidad de origen infeccioso en etapa adulta.

A pesar que esta línea de investigación se viene estudiando desde principios de los 2000, este proyecto es el primero en estudiar lo que sucede con la población chilena.

Los resultados mostraron que haber tenido Adenovirus 36 (Ad-36) durante la infancia - y por lo tanto anticuerpos contra ese virus- tiene influencia directa sobre el riesgo de obesidad y alteraciones metabólicas en la adultez, esto dado que la evidencia científica demostraba que ese virus genera actividad adipogénica, lo que en palabras simples implica que promueve el depósito de grasa y crecimiento del tejido adiposo o graso. Dicha relación también ha sido analizada en Estados Unidos, Italia, Suecia, Turquía, Finlandia, China, entre otros, y ahora por el equipo del doctor Cerda, que incluyen al endocrinólogo Jorge Sapunar, del Centro de Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad de la Clínica Alemana de Temuco, y la Dra. Mónica Pávez también del CEMT.

Gracias al grupo de voluntarios que participaron durante dos años de esta investigación, se pudo establecer que los anticuerpos contra el Ad-36 se presentan de forma más frecuente en sujetos con obesidad que en individuos con peso normal.

Para comprender un poco más, el Ad-36 es un virus que puede causar infecciones similares a un resfrío, con síntomas respiratorios y/o gastrointestinales. “En general, la infección se contrae por contacto con secreciones de una persona infectada, que incluye secreciones oculares, respiratorias, orina y heces. También es posible contraerla a través de un objeto contaminado o por gotículas suspendidas en el aire. En la mayoría de las personas con un sistema inmunológico competente la infección cursa asintomática o con sintomatología leve” señala el doctor Cerda.

Pero uno de los problemas de esta infección es que la mayoría de las personas inmunológico competente, al contagiarse son asintomáticos o presentan sintomatología leve, por lo que no se realiza un diagnóstico de laboratorio que permita conocer cuántas personas han sido expuestas al virus. “En nuestro país, a pesar de no existir estudios sobre la prevalencia de infección previa, resultados de nuestras investigaciones sugieren que alrededor de un 40% ha estado expuesto a la infección”, cuenta el investigador del Centro de Excelencia en Medicina Traslacional de UFRO.

En cuánto a los mecanismos de prevención de este virus, los especialistas recomiendan que se deben fortalecer las medidas de higiene, realizando cuidados similares a los que se aplican para evitar el Covid-19.

Sin embargo, con este proyecto sólo se conoció cómo afecta este virus en largo plazo, ya que en el caso de que una persona en su edad adulta contraiga el Ad-36 aún no se sabe si también podría provocar que sufra obesidad. “no se conocen detalles respecto del curso de la infección, por lo que aún no está claro si individuos que adquirieren la infección en la vida adulta se comportan de la misma forma que aquellos que la adquirieron en la infancia” comenta Cerda.

Equipo de investigadores conformado por el Doctor Álvaro Cerda (centro), del Centro de Excelencia en Medicina Traslacional de UFRO, junto a Jorge Sapunar endocrinólogo del Centro de Diagnóstico y Tratamiento de la Obesidad de la Clínica Alemana de Temuco y Dra. Mónica Pavez, también del CEMT.

“Debido a su mecanismo de transmisión, la infección afecta principalmente a los menores, sin embargo aún no se conoce la causa por la cual este efecto se puede mantener a largo plazo en seres humanos, pues la infección es autolimitada (nuestro sistema inmune elimina al virus al cabo de algunas semanas)” agrega.

El investigador de la Universidad de la Frontera, también recalca que aunque este estudio muestra que al contraer esta infección existe un mayor riesgo de ser obeso, “debemos ser cuidadosos con esta información. El hecho de que una infección contribuya al desarrollo de obesidad, no significa que sea el único agente causal. La etiología de la obesidad es compleja y multifactorial, con numerosos factores biológicos y ambientales que contribuyen a su desarrollo”.

Efectos a largo plazo

Si bien gracias a las investigaciones se conocen algunos de los mecanismos moleculares por los cuales el Adenovirus-36 puede contribuir con el crecimiento del tejido adiposo (grasa), aún no se conoce la causa por la cual este efecto se pueda mantener a largo plazo en seres humanos , por lo que no existe un tratamiento para la obesidad mediada por Ad-36.

Sin embargo, la recomendación de los especialistas para evitar los efectos a mediano y largo plazo son las mismas recomendaciones generales asociadas a un estilo de vida saludable, una dieta balanceada y la práctica de ejercicio físico.

Por lo mismo, el equipo sabe que deben seguir investigando sobre los mecanismos involucrados en la asociación de la infección viral con la obesidad, principalmente en sus consecuencias a largo plazo, “para lograr establecer si existen alternativas terapéuticas que logren controlar el efecto que se ha observado en individuos infectados, como una posible vacuna o bien la búsqueda de otros fármacos que neutralicen la acción de virus en el organismo” señala el investigador de la UFRO.

Por ahora, cabe destacar la importancia de medidas orientadas a hábitos de vida saludable y práctica de ejercicio físico para el control de la obesidad.

Otra característica importante que ha sido observada tanto en animales como humanos en el efecto de la infección por Ad-36 es que al mismo tiempo que la infección promueve el depósito de grasa y formación de tejido adiposo, paradojalmente también se ha observado un mejor control de la glucosa. “Esto es de gran importancia, pues a partir de esto podrían ser identificadas nuevas alternativas terapéuticas para el control de pacientes diabéticos” cuenta Cerda.

Actualmente el equipo de investigadores se encuentran conduciendo otras investigaciones que evalúan la interacción entre infecciones virales y condiciones asociadas a enfermedades crónicas. “Estamos estudiando una posible asociación del mismo Ad-36 y el riesgo de osteoporosis en mujeres postmenopáusicas, en un estudio que cuenta con la colaboración de especialistas de la Clínica Alemana de Santiago” comenta el líder del proyecto.

Además, “recientemente, nuestro grupo también se adjudicó un proyecto FONIS (Fondo Nacional de Investigación en Salud, de ANID) para explorar las consecuencias a largo plazo que podría tener la infección por SARS-CoV-2 y la COVID-19 sobre factores de riesgo cardiovascular” finaliza.

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