Los mitos sobre el metabolismo que un nuevo estudio cuestiona: ¿Los hombres pierden peso más fácil? ¿Proceso se vuelve más lento después de los 40 años?

La creencia extendida que el metabolismo se vuelve menos eficiente con la edad es debatida en una inédita investigación que establece que ese mecanismo cuenta con cuatro fases distintas a lo largo de la vida. Además, sostiene que la energía que se gasta cada día está lejos de estar bajo nuestro control.


Para bajar de peso se postula como regla el asegurarse que la cantidad de calorías que se ingieran se mantenga igual o menor la cantidad de calorías que gasta. Si ese consumo de calorías es mayor a la energía que usa, el resultado será un aumento de peso. Todo eso regulado por el metabolismo, que se podría estimular gracias al ejercicio, es decir quemando más calorías.

Se lee simple. Pareciera que la energía que quemamos cada día está bajo nuestro control. Pero la realidad demuestra que no lo es tanto: la Organización Mundial de la Salud en 2016 destacaba que más de 1.900 millones de adultos tenían sobrepeso y más de 650 millones eran obesos. En el caso de Chile, según datos publicados por la OECD está entre los 10 países con mayor obesidad y sobrepeso, con un 74% de la población adulta con sobrepeso u obesidad.

Que el camino para perder kilos no sea tan sencillo, bien lo sabe el creciente mercado mundial global de productos y servicios para la pérdida de peso, que tal cómo indica el indica el informe Global Weight Loss Products and Services Market 2021-2026, será de US$ 254,9 mil millones en 2021 y para 2026 crecerá a US$ 377,3 mil millones.

Si no resulta tan fácil para millones de personas en el mundo, quizás también se deba a que no existe real compresión de qué intervienen en el aumento de peso. Entre esos puntos está metabolismo, uno de los primeros que se apunta si de reducir tallas se trata.

La Organización Mundial de la Salud en 2016 destacaba que más de 1900 millones de adultos tenían sobrepeso y más de 650 millones eran obesos. Foto: Reuters.

Los mitos del metabolismo

El proceso, que se refiere a todos los pasos físicos y químicos del cuerpo que convierten o usan energía, ha sido muy estudiando en el último siglo. Pero no se había podido medir con suficiente precisión, en condiciones del mundo real, en suficientes personas, ni con un rango de edad amplio para ver cómo cambia a lo largo de la vida humana.

A su vez, ha sido complejo evaluar si variables como la edad, el sexo, el estilo de vida y la enfermedad influyen en esa tasa de gasto energético.

Esa misma falta de información ha llevado a propagar suposiciones arraigadas en experiencias personales. Entre ellas, creer que cambios hormonales como los que ocurren durante la pubertad y la menopausia hacen que el metabolismo se acelere o desacelere, lo que impulsaría a quemar más o menos calorías por día.

Lo mismo ocurree con la idea de que los hombres tienen un metabolismo intrínsecamente más rápido que las mujeres, porque parecen capaces de perder peso con mayor facilidad. O que desde los 40 años ese gasto energético se hace más lento iniciando un aumento de peso gradual e inevitable.

Pero toda esa intuición nunca estuvo respaldada por datos. Algo que un reciente estudio realizado por Herman Pontzer, antropólogo evolutivo de la Universidad de Duke sí realizó y plantea una nueva mirada en lo que se refiere al conocimiento sobre las tasas metabólicas humanas.

La investigación publicada en Science y que cuenta con más de 80 coautores, reveló que mucho de lo que creíamos saber sobre el metabolismo estaba equivocado. Único en su tipo, consideró a casi 7 mil participantes desde los ocho días de vida hasta más de 90 años, en 29 países. A todos ellos los investigadores midieron cuántas calorías quemaron durante varios períodos de tiempo, así cómo influían factores como el tamaño corporal y la edad en esas tasas.

¿Qué descubrieron? Existen cuatro fases metabólicas distintas en la vida, que van de:

-Cero a un año

-De 1 a 20 años

-De 20 a 60 años

-Y más de 60 años

El metabolismo de los recién nacidos se parece al de los adultos. Luego, al mes de vida, su tasa metabólica comienza a aumentar rápidamente, hasta que, entre los 9 y 15 meses, es más del 50% más alta que la de un adulto, si se considera como equivalente a un adulto que quema alrededor de 4.000 calorías al día.

Posteriormente, entre 1 y 2 años, el gasto energético comienza a disminuir y sigue cayendo hasta aproximadamente los 20 años. A partir de ahí, se mantiene estable durante los próximos 40 años, incluso durante el embarazo y la menopausia. El estudio establece que a los 55 años se queman calorías con la misma eficacia que a los 25.

Aproximadamente a los 60 años, el gasto energético comienza a disminuir de nuevo y continúa haciéndolo hasta el final de nuestras vidas.

El estudio establece cuatro fases metabólicas distintas en la vida. Ellas van de cero a un año, de uno a 20 años, de 20 a 60 años y más de 60 años. Foto: Reuters.

Si los hombres efectivamente queman más calorías, fue algo que los investigadores no observaron. No tienen un metabolismo innatamente más rápido que las mujeres, más bien, aclaran tienden a quemar más calorías por día para su tamaño porque generalmente tienen una mayor proporción de músculo, que usa más energía que la grasa.

El metabolismo de los tejidos, el trabajo que realizan las células, está cambiando a lo largo de la vida de formas que no habíamos apreciado antes, plantea el estudio, cuyos hallazgos tienen importantes implicancias, han destacado diversas publicaciones, desde cómo se entiende la prescripción de medicamentos, la obesidad, hasta la atención médica y más.

Por ejemplo, si de medicamentos se trata, al tomar uno todos los días, el cuerpo lo metaboliza y lo descompone. Pero ese proceso será diferente según la edad si se consideran las distintas fases metabólicas. En el caso de los niños, con una tasa metabólica muy alta para su tamaño, es diferente a las de personas mayores de 60 años con una tasa metabólica lenta para su tamaño. Podrían entonces ser diferentes la acción de esos medicamentos porque son eliminados por el cuerpo a diferentes velocidades.

Rodrigo del Río, investigador del Centro de Envejecimiento y Regeneración CARE UC y profesor asociado de la Facultad de Ciencias Biológicas UC, resalta que el principal aporte del estudio es que comprueba de manera bastante sólida en relación a los datos experimentales, que existen cambios en el consumo energético y que pueden ser identificables a lo largo de la vida.

“Era conocido el hecho que el consumo de energía va cambiando con la edad, pero la gran virtud del estudio es que nunca se había hecho uno en un número tan amplio de participantes en los cuales medir el consumo energético para toda la vida, se habían hecho por separado en distintas etapas, pero nunca con tanto detalle en las distintas etapas de la vida”, subraya Del Río.

Genes y estilo de vida

El tamaño y la diversidad de la muestra permitieron a los investigadores ver un patrón común en cómo cambia el metabolismo. Pero aún así vieron que existía una gran variación en las tasas metabólicas en lo que influirían otros factores, como los genes y el estilo de vida. Eso explicaría el por qué personas del mismo tamaño con hábitos similares pueden tener gastos energéticos diarios muy diferentes.

Las personas son un organismo completamente diferente, por ejemplo, cuando tienen 5 años a cuando tienen 50. Hallazgos plantean importantes interrogantes. ¿Cómo deberían influir los metabolismos diferentes y más rápidos de los niños y más lentos de los personas mayores en las recomendaciones nutricionales? ¿Cuál podría es el vínculo entre la disminución del metabolismo a los 60 y las enfermedades crónicas? Y también muy importante: ¿qué mecanismo o interruptores encienden o apagan cada una de esas fases metabólicas?

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Los investigadores comprobaron una gran variación en las tasas metabólicas en lo que influirían otros factores, como los genes y el estilo de vida.

Lo más relevante del punto de vista de envejecimiento, sostiene Del Río, es que a medida que se envejece, después de los 60 años, el consumo diario de calorías cae, “mientras que entre los 10 y los 60 años es bastante constante, pero a los 60 en adelante decae y por lo tanto pensar que en ese minuto de la vida controlar la cantidad de ingesta sería una opción adecuada”.

Si bien el trabajo consideró a especialistas de diversas instituciones con distintas poblaciones de pacientes, Del Río resalta la importancia de replicar en Chile investigaciones similares. “Deberíamos tener estrategias para hacer este tipo de estudios de norte a sur, y así conocer si hay diferencias, lo que nos permitiría políticas públicas de aspecto nutricional en detalle. Entrega información importantísima de cómo es el consumo metabólico a lo largo de la vida, pero la realidad de Chile puede ser distinta, son una guía, pero hay que ajustarlo a la realidad nacional.

Tribu Hadza

El metabolismo es mucho más complejo que solo quemar o no calorías, plantea el antropólogo evolucionista y autor del estudio, en un libro que publicó en marzo de este año titulado Burn. En él, Pontzer relata los hallazgos de más de 10 años de investigación midiendo el metabolismo desde ultra-atletas hasta trabajadores de oficina.

El investigador de la U. de Duke, realizó parte de esa investigación en Tanzania con miembros de la tribu Hadza que obtienen su comida cazando y recolectando. Caminan todos los días para cazar cebras y antílopes o buscar tubérculos. No cuentan con armas ni electricidad, ni con animales domésticos para esa tarea. A ojos de cualquier observador es claro que hacen más actividad física que la mayoría de los occidentales en una semana.

¿Queman más calorías que las personas sedentarias en Estados Unidos y Europa? No. Sorprendentemente no, reconoce Pontzer en una entrevista a la Universidad de Duke: “Nuestros motores metabólicos no fueron creados por millones de años de evolución para garantizar un cuerpo de bikini listo para la playa”. Más bien, agrega el metabolismo ha sido preparado para “acumular más grasa que cualquier otro simio y responde a los cambios en el ejercicio y la dieta de formas que frustran nuestros esfuerzos por perder peso”.

¿Qué quiere decir eso? Pontzer aclara que se pueden caminar 16.000 pasos al día como el Hadza y no se perderá peso. Con el tiempo, el metabolismo responde a los cambios en la actividad para mantener bajo control la energía total que gasta.

Ese trabajo con los Hadza demostró que a pesar de que son tan activos físicamente, los hombres y mujeres queman la misma cantidad de calorías cada día que los hombres y las mujeres en los Estados Unidos y otros países industrializados. “En lugar de aumentar las calorías quemadas por día, la actividad física de Hadza estaba cambiando la forma en que gastan sus calorías: más en la actividad, menos en otras tareas invisibles en el cuerpo”.

Miembros de la tribu Hadza en Tanzania.

¿La conclusión? La enseñanza para el mundo industrializado es que necesitamos mantenernos activos para mantenernos saludables, pero no podemos contar con el ejercicio para aumentar nuestra quema diaria de calorías. “Nuestros cuerpos se ajustan, manteniendo el gasto de energía en un rango estrecho independientemente del estilo de vida. Y eso significa que debemos centrarnos en la dieta y las calorías que consumimos para controlar nuestro peso. Al final del día, nuestro peso es una cuestión de calorías ingeridas versus calorías quemadas, ¡y es realmente difícil cambiar las calorías que quemamos!”, indica Pontzer.

La proliferación de dietas de moda y esquemas para adelgazar rápidamente, ha llevado a la idea de que “las calorías no importan”, dice el científico. “Eso es pensamiento mágico. Cada gramo de su cuerpo, incluidas todas las calorías de grasa que lleva, es un alimento que consumió y no quemó. Si queremos bajar de peso, debemos ingerir menos calorías de las que quemamos. Realmente se reduce a eso”.

Añade que somos bombardeados a través de revistas de fitness, dietas de moda, contadores de calorías en línea, que la energía que quemamos cada día está bajo nuestro control, que si hacemos más ejercicio, quemaremos más calorías y quemaremos grasa. “¡No es tan simple! Su cuerpo es un producto de evolución inteligente y dinámico, que cambia y se adapta a los cambios en nuestro estilo de vida”.

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