Chile y el desafío del acelerado envejecimiento de la población

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En 20 años más habrá 33 personas mayores de 65 años por cada 100 habitantes de una edad entre 15 y 64, 16 más que los actuales. Se trata de un cambio que nos dejará entre los 30 países con mayor vejez en el mundo. La curva del envejecimiento de la población seguirá empinándose, planteando desafíos de marca mayor para el sistema de pensiones y otras políticas públicas.


Europa es la región más envejecida del mundo y su situación actual no es ajena a lo que a Chile le tocará enfrentar en los próximos años. Una forma de medir este envejecimiento es la proporción de la población de 65 años y más por cada 100 habitantes de entre 15 y 64 años, lo que se conoce como tasa de dependencia. En el Viejo Continente este dato llega hoy a 29,5, nivel que Chile ya habrá sobrepasado en las siguientes dos décadas.

El informe "Perspectivas de la Población Mundial 2019", elaborado por la ONU, da cuenta de cómo el fenómeno se intensificará en el país, pasando de una tasa de 17,9 a una de 33,5 personas de 65 años y más, por cada 100 habitantes en edad activa. Se trata de un incremento de 16 personas de la tercera edad en 20 años, lo que representa el doble del aumento de 8 que se observarán a nivel mundial.

Este veloz movimiento hará de Chile el país más envejecido de Sudamérica, superando al actual líder; Uruguay. Además, figurará entre los 30 países del mundo que más expandieron su tasa en el globo. Esto representa una aceleración del ritmo de envejecimiento que mostró el país desde 1950 a la fecha.

Para David Bravo, director del Centro de Encuestas y Estudios Longitudinales de la UC, este fenómeno se asocia con el incremento en la calidad de vida y del ingreso per cápita, así como con aspectos relativos a las políticas de salud. "Vemos que todos estos elementos han llevado a una disminución en la natalidad y a una postergación de la edad en la que se tienen hijos, lo que se mezcla con una mayor esperanza de vida", detalla.

En ese contexto, para el año 2040 el país todavía estará lejos de una estabilización de la tasa de dependencia. Manteniendo un aumento que duplica al del mundo, el año 2060 por primera vez más de la mitad de los chilenos serán de la tercera edad, superando el nivel que hoy ostentan los japoneses, quienes están a la cabeza del listado mundial.

Cuando nos acerquemos al fin del siglo, y la tasa del mundo esté en 37,7, recién comenzará a desacelerarse la curva del envejecimiento nacional. De hecho, desde 2020 a 2100 en la región habrá aumentado más rápido el envejecimiento de Colombia y de Brasil, que con tasas de 65,3 y 64,3, respectivamente, igualmente no habrán destronado a Chile, que para entonces tendrá 65,5 personas mayores de 65 años por 100 habitantes de 15 a 64.

Un debate urgente

A la hora de hacer frente a este descomunal desafío, la edad de jubilación es una de las políticas a discutir. En 65 años para los hombres y 60 para las mujeres, Hans Schlechter, ex investigador de Clapes UC, plantea que se debe asumir que "hoy la población está activa mucho más tiempo, considerando también el aumento en la esperanza de vida".

No se trata de un debate fácil de enfrentar, ni siquiera para los europeos, donde la situación es mucho más urgente. A propósito de los datos de la ONU, Steve Coulter, profesor del Instituto Europeo de la Escuela de Economía y Ciencias Políticas de Londres, planteó en la web de discusión académica Social Europe que los políticos abordan el asunto "con tardía y temor", debido a que impacta directamente a las personas mayores, quienes son más activos políticamente, es decir, votan más que los jóvenes.

Este cálculo político también ha primado a la hora de las reformas a nivel local. De hecho, la que hoy se discute en el congreso no incluyó un cambio en la edad de jubilación, porque según lo reconoció el propio gobierno no había un piso político para avanzar en la materia.

"Lamentablemente", comenta Bravo, el aumento de la edad de retiro así como la eliminación de la diferencia entre hombre y mujeres, son asuntos a los que "distintos gobiernos le han hecho el quite de manera bastante clara, tanto los gobiernos de Michelle Bachelet como los de Sebastián Piñera, así como los anteriores a estos e incluso la dictadura con la reforma de 1981".

Dada la fuerza con la que se envejecerá, los incentivos para retrasar la jubilación que considera la iniciativa debatida actualmente en el Congreso o los subsidios con los que el ministerio del trabajo está impulsando la contratación a adultos mayores, parecen no ser suficiente. En ese marco, para abordar el problema central y atendiendo a la dificultad políticas que se presentan para abordarlo, Bravo propone la creación de un consejo autónomo, que tenga la facultad de hacer los estudios y análisis con los que defina los parámetros relevantes del sistema de pensiones, como la edad de jubilación y las tasas de cotización".

Otras políticas relevantes

En la misma área, Schlechter considera que esta aceleración del envejecimiento es un argumento en favor del sistema actual de capitalización individual. "Si bien Chile cuenta con un pilar solidario que se está fortaleciendo con la reforma que propone el gobierno, volver a un sistema de reparto, como lo proponen algunos sectores, simplemente no es sostenible en el tiempo".

Pero hay otros asuntos por abordar sobre los cuales reflexionar bajo la expectativa de que para el año 2050 van a haber 5.400.000 personas de 65 años o más, es decir, el doble de los 2.200.000 que se cuentan actualmente en el país. "Cuando una buena parte de la población sea mayor de 65 años se va a requerir de una política de carácter más integral" para las personas de la tercera edad, señala Bravo, destacando que habrá "un cambio notorio tanto en las preocupaciones centrales a nivel social, como a nivel laboral y de salud".

Respecto a este último punto, Schlechter plantea que "el sistema de salud va a tener una mayor cantidad de la población que va a requerir de servicios sanitarios y el tema va a estar cómo hacer un uso eficiente de los recursos con los que se cuenta". Adicionalmente, destaca que "hoy ya estamos en una situación donde hay una alta presión en el sistema de salud, especialmente sobre el gasto fiscal y a medida que envejezca la población esa presión va a ir aumentando también".

Se trata de desafíos que ya toman forma en la realidad nacional y no en el mejor de los escenarios. Según los datos de Casen 2017 si bien la pobreza medida por ingresos es menor en las personas de 60 años o mayores, que en los demás grupos etarios, con un 4,5% (la tasa nacional es 8,6%), cuando se hace una medición multidimensional, que incluye además el entorno y las redes, el porcentaje de adultos mayores en esa categoría salta a 22,1%, 4,2 puntos porcentuales más que el grupo de entre 45 y 59 años, e incluso 1,4 pp más que el promedio total (20,7%).

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