¿Qué hacer para que las mascarillas queden bien ajustadas? Trucos para que se adapten mejor a tu cara y sean realmente efectivas

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Una investigación de la U. de Cambridge probó diferentes formas de conseguir un mejor ajuste pero no todas fueron eficaces. Especialistas comentan los mejores trucos para el ajuste y cómo comprobar que esta herramienta de protección sí está funcionando.


Cuando pasen los años y miremos la pandemia en restrospectiva, la característica del Covid-19 será el uso de mascarillas. Un elemento de protección que escaseaba a comienzos de 2020, cuando no se disponía de estos implementos y los trabajadores de la salud y el común de las personas tenían que fabricar coberturas faciales poco ajustadas con lo que había disponible entonces: bufandas, camisetas o varias capas de tela.

Hoy al entrar en el tercer año de la pandemia, se ha demostrado que las mascarillas de alta calidad, como las N95, KN95, FFP2 y FFP3, proporcionan una protección mucho mayor que las mascarillas de tela, y están ampliamente disponibles.

Pero no solo importa una mascarillas de buena calidad para una protección efectiva. El ajuste de una mascarilla es aún más importante que el material del que está hecha.

Por eso, investigadores de la Universidad de Cambridge probaron siete trucos diferentes en mascarillas quirúrgicas y KN95 (similares a las mascarillas FFP2 en el Reino Unido) para mejorar el ajuste de estas y descubrieron que, aunque algunos trucos mejoran el ajuste, también pueden ir en la disminución de la comodidad del usuario.

“El problema, más que el hecho de que sea KN95 o quirúrgica, es el modelo. El objetivo (de todas las mascarillas) es el mismo pero el modelo es totalmente distinto” comenta el Dr. Carlos Rivera, jefe de la Unidad de Urgencia de Clínica Universidad de los Andes. Por eso “lo más importante es que la mascarilla le quede cómoda y se ajuste bien a la cara”.

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FOTO: CRISTOBAL ESCOBAR/AGENCIAUNO

Pero, ¿Qué es significa que una mascarilla tenga un buen ajuste?

“Para ofrecer la protección anunciada, la mascarilla debe ajustarse bien a la cara, sin que queden orificios visibles en los bordes”, explicó en un comunicado Eugenia O’Kelly, del Departamento de Ingeniería de Cambridge y primera autora del artículo, cuyos resultados fueron publicados en la revista científica PLoS ONE.

“Debe cubrir mejillas, nariz y mentón” explica la docotora Karina Bravo, investigadora LICTEX-UdeSantiago, un centro de validación de mascarillas. Quien agrega que otra manera de identificar el ajuste, es que la mascarilla se mueva hacia adentro y afuera cuando se inhale y exhale respectivamente, y “también que los anteojos no se empañen, si se están empañando implica que hay fugas a través de la nariz”.

“Uno debería soplar y debería tener cierta dificultad para soplar por los lados” agrega el doctor Rivera.

Diversidad de formas y tamaños

Sin embargo, las mascarillas, al igual que los rostros, tienen una gran variedad de formas y tamaños, por lo que algunos usuarios han experimentado con la “manipulación” de sus mascarillas para mejorar el ajuste. Por eso los investigadores de Cambridge probaron siete trucos diferentes para mascarillas quirúrgicas y KN95 (similares a las mascarillas FFP2 en el Reino Unido) para ver si realmente mejoraban la efectividad de estas.

Los trucos fueron: sellar los bordes con cinta de tela, rellenar los orificios con gasas de primeros auxilios, atar la mascarilla a la cara con gasas como si fuera una momia, apretar la mascarilla a la cara con mallas, anudar los bucles de las orejas y utilizar gomas elásticas para crear un “corsé”.

Descubriendo que dos trucos en particular: la cinta adhesiva de primeros auxilios y las mallas de nailon, mejoraban significativamente el ajuste de la mascarilla. Sin embargo, las mallas, en particular, resultaban muy incómodas para los usuarios, y en el caso de la cinta, aunque no causó ninguna molestia mientras se llevaba la mascarilla, sí lo hizo al quitársela. Los otros trucos mejoraron en su mayoría el ajuste, pero no de forma significativa.

REUTERS/Dylan Martinez

Otro “truco” para mejorar el ajuste de las mascarillas “es una buena idea usar doble mascarillas, usar ‘salvaorejas’ que permite mejorar la presión contra el rostro, o ajustar con cinta quirúrgica o tape en las zonas que uno identifique que hay fugas para mejorar el sello al rostro” aconseja la Dra. Bravo.

Asimismo, otro de los ajustes claves es es alrededor de la nariz “una mascarilla certificada debería venir con un ajuste metálico o de goma en ese sector y no dejar espacios abiertos en las mejillas” agrega la investigadora LICTEX-UdeSantiago.

“Hemos visto muchas pruebas anecdóticas de gente que hackea sus mascarillas para que se ajusten mejor a la forma de su cara, pero queríamos validar si alguno de estos trucos funciona realmente, ya que se ha investigado muy poco en este ámbito”, afirmó O’Kelly.

En cuanto a la sensación de sentirse sofocado, si las mascarillas están certificadas deben tener un rango de presión de aire que las traspasa entre 50-60 Pa/Cm2 para las de telas comunes y 3 pliegues certificadas nivel quirúrgico, como las KN95, N95 y KF94 todas de nivel FFP2 y/o nivel quirúrgico entre 100 a 120 Pa/Cm2, todos rangos cómodos. “Si la mascarilla se humedece, condensa humedad por el interior, deja de funcionar, como también produce más cansancio al inhalar y exhalar ésta es una muy buena manera de saber que esa mascarilla se debe cambiar” explica Bravo.

Más comodidad

“Para la mayoría de los trucos, la comodidad era un problema importante”, dijo O’Kelly. “Las gomas, por ejemplo, tendían a ejercer una presión dolorosa sobre las orejas y la cara, hasta el punto de dificultar la circulación en las orejas. Sin embargo, el uso de un hack eficaz pero incómodo puede tener sentido en algunas situaciones de alto riesgo, en las que la incomodidad merece la pena por la protección añadida, pero sería más difícil llevar estos hacks día tras día.”

Los investigadores también señalaron que el ajuste está muy influenciado por la forma de la cara del usuario: si tiene depósitos de grasa relativamente altos o bajos bajo las mejillas, forma de la nariz, etc, por ejemplo, y como lamentablemente “no hay una mascarilla ideal para todos, cada persona tiene que buscar una mascarilla que le acomode” señala Rivera.

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FOTO CHRISTIAN PAVEZ CISTERNA AGENCIAUNO LIDER.

Por eso según el especialista de U. Clínica de los Andes, no se debe olvidar que “lo más importante es que la mascarilla no se desplace en la cara al hablar o conversar, una buena prueba es mover la cara, gesticular y ver si la mascarilla se desplaza al momento de probarla”. Esto, porque “lo ideal es no tocarla ya que tendría que lavarme las manos cada vez que la toco y eso es impracticable”.

Aunque los resultados del estudio actual están pensados para ser útiles sobre todo para el personal sanitario, ya que cada vez hay más civiles que llevan máscaras de alta filtración, los investigadores afirman que las comprobaciones de ajuste son un ejercicio útil que puede llevar a cabo cualquier persona.

Por eso los investigadores esperan que sus resultados, puedan ser utilizados por los diseñadores y fabricantes de mascarillas para mejorar el ajuste al mayor número posible de usuarios en el futuro, sobre todo en el ámbito sanitario. “Esperamos que estos resultados puedan utilizarse en el diseño de futuras mascarillas, para garantizar que se ajusten lo más posible a la cara del mayor número de usuarios, sin que resulten incómodas”, afirmó O’Kelly.

En cuanto a Chile, la investigadora de LICTEX-UdeSantiago, explica que en el país no están oficializadas las normas internacionales como la UNE149 de nivel FFP2 y en diciembre 2021 el INN oficializó la norma UNE14683 pasándose a llamar NCh14683 pero está sin decreto asociado desde el MINSAL. “Si las mascarillas se certificaran en Chile o se fiscalizara más su certificación internacional, se podría considerar el tamaño al rostro de chilenas/os, por género y edad para obtener mejor ajuste, ya que por ambas normativas es un parámetro que se mide”.

Sumado a que en el país “no hay programa de protección respiratoria como los criterios NIOSH que involucran medir el ajuste del personal de salud, ni se establecen parámetros para su uso, deberían tener ambas certificaciones nivel quirúrgico y/o nivel FFP2 y no recibir las mismas mascarillas que utiliza la ciudadanía dado el contexto laboral” finalizó.

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